Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George
Desde que Michel Crozier, el gran diseñador de la Quinta República gaullista, lo apuntó en su obra cumbre: ” El fenómeno burocrático “, en el mundo se sabe que toda estructura administrativa para ser eficaz y funcional depende de sus rodillas básicas, esos rotores de eficacia que se encuentran en los directores generales de las dependencias.
Basta y sobra con que cada dependencia tenga dos o tres muy eficientes directores generales para que su trabajo luzca, esto es así en todas las ramas de la administración. Pero de un tiempo a la fecha no aparecen. Los titulares de las secretarías se montan sobre ellas, sin un equipo mínimo que las haga funcionar.
México tiene hoy dos asignaturas pendientes como pruebas que no han sido superadas: la seguridad y la salud. En el primero de los casos, la violencia inaudita que se ha desatado sobre periodistas y ciudadanos no tiene parangón con cualquiera de los sexenios recientes.
Era un lugar común el señalar que en materia de seguridad pública y nacional, durante varios sexenios repetían en sus cargos auténticas leyendas del combate al crimen organizado. Las últimas décadas las posiciones rotoras del sistema de seguridad fueron ocupadas por policías profesionales que se habían creado en los intríngulis y en el manejo político de la seguridad.
Y eso no hacía sino reconocer el hecho que desde que los filósofos jónicos establecieron las prioridades superiores del Estado en la seguridad y en la justicia, se aceptaba sin chistar. Sexenios fueron y vinieron sin grandes curvas de errores y de aprendizajes en los controles criminales del Estado.
En el área de la salud, todos fuimos testigos de las brillantes operaciones desplegadas para combatir las principales epidemias de este país: desde la pulmonía, la viruela, la tosferina, la tuberculosis, el sarampión, el paludismo y las fiebres del trópico húmedo, por citar sólo algunas.
Los países latinoamericanos, muchos con un grado de desarrollo relativo inferior al nuestro, han demostrado que en sólo unos meses, con las mismas dificultades de adquisición de vacunas, llevan inmunizados a más del dos por ciento de su población, por decir lo menos.
Chile, Argentina, Venezuela, Uruguay, y varios países centroamericanos superan el porcentaje del 0.5% que exhiben las autoridades sanitarias mexicanas, para desdoro de la administración y del respeto a los derechos fundamentales de la sociedad. Demasiado ruido y muy pocas nueces, parece ser la conclusión.
Varios directores generales de la Secretaría de Salud se han visto obligados a renunciar, antes de cargar con responsabilidades mayores, que marcarían su carrera de epidemiólogos e infectologos, o simplemente administradores públicos. Esta es una señal de alarma de que algo no está bien, o de que urge cambiar irrefutablemente a las cabezas superiores de esa administración federal.
Y es que se ha comprobado que los rotores de la administración, los directores generales no pueden obedecer a muchos improvisados que se ponen encima de ellos. Se juegan su prestigio y su futuro.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.