MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Elemental, elemental. El licenciado presidente anda lo que le sigue de molesto.
Y todo porque la Auditoría Superior de la Federación lo evidenció falaz y sorprendió a su gabinetazo en mal manejo de dineros públicos. ¿Honestos, lo que se dice honestos?
Mire usted. Desde el sábado último, cuando andaba de gira en Baja California Sur, Andrés Manuel operó la estrategia de responder al informe de la Auditoría Superior de la Federación, órgano técnico de la Cámara de Diputados, cuya tarea es autónoma e independiente para fiscalizar el gasto de los dineros públicos.
Y no descarte usted que el nombre del auditor Superior de la Federación, David Rogelio Colmenares Páramo, ya esté registrado y en la mira del licenciado López Obrador bajo la sospecha de servir a intereses perversos y dar elementos a sus adversarios.
Sí, como los que dice alimentan a Lorenzo Córdova Vianello, el consejero presidente del INR que se resiste a doblar la cerviz y someterse a los dictados de la honestidad valiente que anhela la desaparición de los órganos autónomos, creados por los perversos neoliberales como contrapeso del poder. ¡Faltaba más!
Por eso, en la mañanera del inicio de semana se escenificó una singular comparecencia de integrantes del equipo del inquilino de Palacio, para rendir explicaciones no pedidas; la liturgia del lunes sirvió para dejar claro que “esos” de la Auditoría Superior de la Federación están mal y mienten con el resultado de la fiscalización del primer año del gobierno de la 4T.
“El día de hoy vamos a informar sobre los programas sociales, los apoyos que se entregan de manera directa a la población”, dijo el licenciado Andrés Manuel. ¿Y para qué?
Bueno, bueno, explicó el libreto con las pinceladas harto conocidas que pintan a los de atrás como los malos de la película:
“Como es sabido –dijo el honesto presidente–, estamos destinando el presupuesto a apoyar al pueblo y lo estamos haciendo así, de manera directa, sin intermediarios, para que la gente reciba lo que por justicia le corresponde, completo, porque anteriormente, además de que era poco lo (que) se le destinaba al pueblo, no llegaba completo o no llegaba, se quedaba en el camino”.
Y en escena aparecieron lo mismo el secretario del Bienestar que la secretaria del Trabajo y Previsión Social o la debutante de Economía y el secretario de Agricultura. Todos y todas plasmaron con cifras y todos los etcéteras un México de rechupete, a todas margaritas, sin problemas ni asomo de malos manejos en el gasto público. ¡Pinche ASF! ¡Falsa!, les faltó decir a manera de corolario.
Pero, bueno. Luego, el licenciado Andrés Manuel reaccionó molesto y lo que le sigue, apenas le deslizaron la pregunta a modo, hecha por un personaje identificado con la barra mercenaria, para responder que esos de la Auditoría Superior de la Federación son unos exagerados y están mal en sus datos porque… “yo tengo otros datos”.
¡Ah!, pero permítame citar el antecedente del malhumor presidencial.
Resulta que seguramente, el sábado en La Paz, le expusieron lo referido por el auditor Colmenares Páramo, cuando entregó a la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados los Informes Individuales y General del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2019, es decir, el primer año de su gobierno, que presume de prístino y honesto. Bueno, eso dice.
Por eso, la noche del sábado recetó un adelanto de su estado de ánimo a quienes quisieron escucharlo. Dijo que su gobierno está resolviendo el problema del desabasto de gas que derivó en que fallaran las plantas generadoras de electricidad.
“(…) nosotros estamos resolviendo el problema en nuestro país y no vamos, aunque aumente el precio del gas natural, a aumentar el precio de la luz, porque ahora se está manejando con mucha eficiencia y honradez el sector energético.
“Antes, durante el periodo neoliberal, sólo importaban los negocios, utilizaban al gobierno para sacar provecho en lo personal, tenían secuestrado al gobierno, sólo les importaba saquear a México, empresas, sobre todo extranjeras, que nos veían como tierra de conquista.
“Todo eso ya se terminó. A robar a otro lado, aquí ya no se permite la corrupción. Vamos a continuar luchando para transformar a nuestro país”. ¡Sopas! ¿Y quiere que la inversión extranjera se quede en México? La fuga de capitales como que no le ha cuadrado y luego el informe de la ASF.
Pero, cuando diseñó la estrategia para responder a “esos” de la ASF, seguramente olvidó que ésta no recibe órdenes del grupo mayoritario de la Cámara de Diputados, como en su tiempo ocurrió con la Contaduría Mayor de Hacienda, el añoso órgano que estuvo bajo control del PRI en sus tiempos de gloria, hasta 1999 cuando nació la Auditoría Superior de la Federación, como órgano técnico de fiscalización especializado de la Cámara baja, durante el sexenio del neoliberal Ernesto Zedillo.
Bien. El sábado, una vez entregados los informes de la auditoría practicada a la Cuenta Pública del primer año del gobierno del licenciado López Obrador, se conoció de diversas irregularidades encontradas en el ejercicio del gasto público.
Por ejemplo, en la Secretaría de Cultura no han comprobado el destino de 1 mil 707 millones de pesos, en tanto en la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte no hay comprobantes de 186 millones de pesos.
Igual, hay pagos que no corresponden a trabajos realizados en la construcción de la refinería de Dos Bocas por 75 millones de pesos y la improvisación en obras del Tren Maya, porque carece de estudios previos en materia ambiental.
Hay irregularidades y opacidad en varias dependencias que suman más de 67 mil millones de pesos. Por supuesto, no todo está dicho. Pero…
Un asistente a la mañanera, con evidente improvisación planteó al licenciado López Obrador:
–(…) me gustaría tomar su opinión respecto tema de la Auditoría Superior de la Federación, que encontró supuestamente muchas anomalías en los programas sociales, incluso califican el tema de un desastre.
—¿De qué?—respondió el inquilino de Palacio en aparente desconocimiento de lo que le planteaban
—De un desastre la administración—pretendió corregir quien se asume periodista y suele sembrar preguntas a modo.
–Pues sí, exageran –atajó el licenciado López Obrador–. Y no sólo eso, están mal sus datos, yo tengo otros datos y se va a informar aquí; y ojalá y lo hagan ellos, los de la Auditoría Superior de la Federación, porque le están dando mal la información a nuestros adversarios y yo creo que no deben de prestarse a esas campañas.
Y recordó que el domingo “veía un articulista conservador, conservador, conservador, hablando de lo del aeropuerto, de que había costado no hacerlo 300 mil millones de pesos, tomando como base lo que dijo la Auditoría”.
Vaya, vaya. La parte del informe de la ASF que dolió al prócer, fue la relacionada con la obra suspendida del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en terrenos del ex vaso de Texcoco, el que dice que se inunda y etcétera, etcétera.
“Entonces –deslizó la advertencia que el auditor Colmenares Páramo registro de inmediato–, me gustaría que ellos aclararan sobre ese dato, que está mal, es exagerado. Si fuese así, pues entonces nos iba a costar el aeropuerto no 300 mil, sino 600 mil millones, el aeropuerto de Texcoco. Entonces, aun así, nos ahorraríamos como 300 mil millones con el aeropuerto que estamos construyendo en lo que era la base militar de Santa Lucía. Entonces, yo espero que aclararen”.
¡Ah!, pero aprovechó el momento para continuar con el mensaje del sábado en La Paz. Y, desde Palacio Nacional tronó:
“(…) Fue un desastre el periodo neoliberal. Si quieren resumir lo que sucedió, se dedicaron a saquear, a robar. Son muy ratas, así. Por eso están histéricos, molestos, enojadísimos, pero ya se acabó el bandidaje oficial. A robar a otra parte.
“Imagínense, dejar sin médicos al país por el rechazo a los jóvenes, por no invertir en educación pública y apostar a que se podía poner la educación al mercado”.
¿Enojado? Le dolió el informe de la ASF y ésta registro la advertencia y respondió, mediante el maestro Agustín Caso Raphael, auditor especial de desempeño, pero sólo expresamente en el caso de la auditoría de desempeño número 1394-DE relativa a la cancelación del Proyecto del Aeropuerto de Texcoco.
Reconoció que “existen inconsistencias en la cuantificación realizada en el marco de la auditoría, por lo cual su contenido está siendo objeto de una revisión exhaustiva, en particular en relación con la metodología utilizada para determinar el costo de cancelación del Proyecto del Aeropuerto de Texcoco”.
Admitió que “se ha detectado ya que dicho monto es menor a lo estimado inicialmente por una deficiencia metodológica”. Pero, ¿y el resto de los informes? ¿Qué del Tren Maya y de Jóvenes Sembrando el Futuro y la refinería Dos Bocas y…?
Por eso, por eso la advertencia del licenciado. Cuidado con sus rencores. ¿Honesto lo que se dice honesto? Digo.
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