C O N T R A P O D E R
JUAN ANTONIO TORRES
“No hay día que no se llegue, ni día que no se cumpla”, reza un sabio y viejo adagio popular, y esto viene a colación, porqué el próximo martes 30, se definirá en los juzgados penales, la audiencia de formulación de imputación, la suerte que podría correr la ex alcaldesa panista de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván.
Que se podría resumir en dos escenarios ominosos para la aspirante a gobernadora de Chihuahua:
De acuerdo a lo que se espera del juez de control, Samuel Uriel Mendoza Rodríguez; uno de estos, es que le dicte como medida cautelar, la prisión preventiva, o en su defecto, el arraigo, al saberse que éste, le exigió que entregara su pasaporte internacional, para evitar su salida del país, mientras dure su proceso penal, además del pago de 500 mil pesos.
Más claro no pueden ser el mensaje más que cifrado, que le indicaron a la ex alcaldesa de Chihuahua, con estas disposiciones de última hora.
Lo que debe traducirse literalmente, que le está llegando la noche a plena luz del día.
Horas negras pues, que se avecinan para la envalentonada candidata del PAN, que perdió el piso, y empezó a levitar, en su temeraria lucha, cuerpo a cuerpo contra el gobernador, Corral.
Lo que ha ocurrido después de que el jueves pasado la Fiscalía General del Estado, cuando se filtró a los medios de comunicación la lista negra, con más de 50 testigos protegidos, puso en ebullición a la clase política de Chihuahua, pues dicha información por demás demoledora y contundente, le sirvió al gobernador, Javier Corral y al fiscal, César Augusto Peniche Espejel, para poner en la picota, a la ensoberbecida, aspirante a gobernadora de Chihuahua, que no se esperaba esa jugada de varias bandas, que le dieron un rotundo mentís a la imagen de inmaculada e impoluta que trató de construirse, María Eugenia Campos Galván, en su abierta confrontación con el jefe político de la entidad, que exhibió en reiteradas ocasiones sus turbios vínculos con el ex gobernador, César Duarte, que a través de la nómina secreta, repartió más de 1000 millones de pesos, entre personajes variopintos, entre los que sobresalía desde luego, la entonces diputada local, así como su líder cameral, César Jáuregui Moreno, que habrían recibido por más de 9 millones 200 mil pesos, entre 2014 y 2016, por ¡aprobarle todo!
Horas cruciales, viven las huestes panistas
Por un lado, las hordas de la ex alcaldesa, saben que si su vituperada candidata, es vinculada a proceso en las próximas horas, lo que se da como inminente, sería de entrada la debacle para los panistas que podrían en un predicamento, perder la gubernatura en los comicios del 6 de junio, que en el 2016, le arrebataron al PRI, cuando atracaba a manos llenas, las arcas del erario estatal, el ex gobernador oriundo de Parral, César Duarte Jáques.
Por la otra vertiente, de darse este hecho, el jefe del Ejecutivo estatal, Javier Corral Jurado, se alzaría con un triunfo a todo pulmón que detonaría su imagen, ya no solo en el altiplano estatal, sino en todo el entorno nacional, como un adalid justiciero, que ni a sus mismos correligionarios solapó en su lucha contra la corrupción, viniera de donde viniera.
Si mandó a la cárcel a su antecesor, su némesis, César Duarte, después de más de 4 años de una feroz persecución, no tendría por qué ser diferente su enfrentamiento contra la alzada ex alcaldesa, quien perdió los estribos al batirse en un duelo, que le podría costar en las próximas horas, la cárcel, o por lo menos, su declinación a la gubernatura del estado en las elecciones del próximo 6 de junio.
Aunque como gobernador de Chihuahua, ha sido la ineptitud en toda su expresión, en todos y cada uno de los rubros de la administración estatal del Nuevo Amanecer, que se trastocó a la luz de los hechos y la terca realidad, en un Terrible Amanecer, en materia de obra pública, de deuda pública y que decir, de la inseguridad, violencia y crímenes dolosos, a tal punto que la vasta entidad figura lamentablemente entre los 4 estados más convulsos del territorio nacional.
A una semana pues, de que arranquen las campañas políticas a lo largo y ancho del territorio estatal, por la gubernatura de Chihuahua, así como por las 67 alcaldías que conforman la geografía política de la entidad, las 9 diputaciones federales, y el pleno del poder legislativo, los otros 7 candidatos a la Primera Magistratura, están a la expectativa de lo que ocurra el próximo martes, en relación a la suerte que corra, Campos Galván, porqué de ser vinculada a proceso penal, por el referido juez de control, perdería en automático sus derechos políticos, lo que traería como resultado que la correlación de fuerzas, entre candidatos y partidos políticos, se trastocaría, toda vez, que hay que reconocerlo, la abanderada del PAN, aunque venía a menos por los cuestionamientos de corrupción en su contra, estaba bien posicionada ante el imaginario colectivo.
Bajo ese escenario nada halagüeño para los azules, se tendría que nominar a un candidato emergente, que sustituyera a la todavía candidata.
¿Gustavo Madero o César Peniche?
La libertad pues, de la ex alcaldesa, está prendida con alfileres.
Por qué no son pocos los que aseguran, que está con medio cuerpo en la cárcel de San Guillermo, y por ende, quedaría descarrilada en su aspiración de ser gobernadora de Chihuahua, y desde luego, relevar en su encargo, a su hoy feroz verdugo, que le quiere dejar caer la guadaña, que la sepulte políticamente, mientras que al mandatario estatal de Chihuahua, lo catapulte para el 2024, y de paso, le permita tener una salida decorosa de su encargo, a poco menos de 5 meses de que concluya su mandato constitucional.
Que hay que decirlo con todas sus letras, fue un gobierno fallido. El peor en los últimos 50 años.
Se espera pues que el juez, Samuel Uriel Mendoza Rodríguez, le dicte la vinculación a proceso este martes a la ex alcaldesa por varios delitos, entre los que sobresale el de cohecho, por los millonarios recursos que recibió del pasado régimen, que encabezaba, el ex mandatario estatal, César Duarte Jáques, quien hoy, a querer o no, está haciendo hasta lo imposible por qué no lo extraditen antes de las elecciones, para que no lo luzcan como presea, los morenistas o los panistas, en un afán de incrementar su votación en las urnas.
Es muy seguro, que María Eugenia Campos, nunca se hubiera imaginado que el epilogo de su sueño de ser gobernadora, terminaría bajo el escarnio popular, con la imagen de una delincuente, ligada a un personaje, que ahora vive el infierno, denominado prisión, a la cual también, la quieren llevar también a ella.
Que encomiende su alma a Dios, la ex alcaldesa, si se apaga su estrella definitivamente, porque a nadie se le desea la cárcel o la muerte.
Pero la ambición desmedida, tiene sus consecuencias.
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Mire usted como da vueltas la vida, que sin duda, es una rueda de la fortuna. Unas veces abajo, otras arriba.
En el sexenio pasado los duartistas, sentían que tocaban el cielo. Se sentían casi iluminados por el Altísimo. Hicieron y deshicieron. Vejaron, humillaron a quien se le puso en el camino, porque tenían el poder a manos llenas. Saco esto a colación por el detalle de que Paola Arroyo González, logró ser ungida candidata a la alcaldía de Chihuahua, por el Partido Verde Ecologista de México, entre varios tiradores, que también aspiraban a ese privilegiado puesto de elección popular.
Paola, por supuesto, a pesar de que es una joven mujer de 37 años; es una responsable madre de familia, no es ninguna improvisada en las lides de la política y de la administración pública. Tiene una trayectoria sustentada en su probidad, de reconocerse a la luz de los hechos. Tiene chispa, carisma, no obstante que su apariencia es la de una dama frágil, por ser delgada, que no parece ser madre de dos angelicales gemelos, es una mujer echada pa´ delante siempre. Blandengue no es. La ahora candidata a alcaldesa, fue protagonista involuntaria de una lamentable humillación que le hicieron pasar en la administración del ex edil priista, Javier Garfio Pacheco, cuando ella laboraba en la Dirección de Atención Ciudadana, bajo las ordenes de Fernando Villarreal. Era a finales del 2015, y en ese entonces contaba con 5 meses de embarazo. Pero ni aun así se salvó de que fuera despedida por haber coadyuvado en un evento a favor de la entonces senadora priista, Lilia Merodio, que aspiraba a la gubernatura en el 2016, como el propio, Garfio.
Fue corrida, y aguantó las críticas de sus detractores, que lejos de arredrarla, siguió con la frente en alto. Hoy a la vuelta de casi 6 años, Paola Karina, está más que vigente, mientras que sus feroces victimarios de años atrás, no son nada. Garfio, se fue hasta la cárcel, y Villarreal, se salvó de hacerle segunda, porque, el ex edil interino, Eugenio Baeza Fares, cuando Garfio pidió licencia, para buscar la gubernatura, le descubrió un sinfín de corruptelas, que le habrían valido su consignación penal, solo que un ex funcionario reyesbaecista, que a mí me lo dijo, tuvo que interceder por él, para que no pasaran a más las cosas. La ahora flamante aspirante, ha sido catedrática de la UACH y de la UVM, campus Chihuahua. Fue candidata a diputada local por el PRI, delegada del Registro Agrario Nacional, subdirectora y coordinadora de Atención Ciudadana en el municipio de Chihuahua, secretaria general y presidenta interina del PRI municipal, también coordinadora de las campañas de varios ex candidatos y ex funcionarios públicos, tareas que cumplió a cabalidad, que le han permitido crecer en su experiencia política y en su trato con sus conciudadanos. Arroyo González, no está peleada con la educación, prueba de ello, es que ostenta una maestría en Administración de Recursos Humanos, y su título en la Facultad de Derecho. Hoy la vida, le ha dado, de nuevo una extraordinaria oportunidad de ser aspiante a un cargo de elección popular. Ella lo asume como una bendición, después de lo que le ha pasado. Está consciente que tiene contrincantes muy fuertes, como para echar las campanas al vuelo de que va a ganar de calle los comicios del 6 de junio. Es realista y sabe que su principal reto, es demostrarle a los que le confiaron la candidatura es que va a dar una férrea pelea, sin caer en confrontaciones estériles o en cuestiones pendencieras con sus adversarios. “El respeto no se da, se gana” esgrime, Paola Karina.
“Tenemos que ser perseverantes, no dejarnos vencer a las primeras de cambio, el carácter se demuestra en las condiciones más duras, no cuando el viento sopla a tu favor”.
“A los que creían que acabarían con mis aspiraciones no solo de crecer, sino de trascender, se equivocaron, aquí estamos en pie de guerra, en esta trinchera en la que Dios me puso, en la cual aspiro a seguir sembrando mis acciones para que mañana germinen en logros y resultados”, subrayaría, Paola Karina a este columnista.