La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
¿Por qué será que los xalapitos sólo tienen ideas puñeteras?
En la década de los años setenta, se acuñó la categoría ‘marxistas de café’ y hacía alusión a las personas que, en torno de una taza de aromático, arreglaban los problemas del mundo sin llevar a la praxis cotidiana ninguna de sus ideas.
Ahora, haciendo un inevitable parangón, Hipólito Rodríguez Herrero, alcalde de Xalapa, quien se asume como izquierdista (militando en el PT, no pues sí), develó una placa en la antigua presa de San Bruno en honor de Carlos Marx, contribuyendo con ello a la creación del concepto ‘marxistas de nomenclatura’.
En efecto, el quehacer administrativo de don Hipo está lejano de ser eficaz, nunca existió la planeación, los subejercicios presupuestales lo confirman. En este sentido, en la ciudadanía hay consenso en calificar al actual gobierno como anodino (por decir lo menos), por lo que, en todo caso, esto puede generar una decepción de los regímenes de izquierda.
Sí el munícipe está interesado en honrar al autor de El Capital, lo primero que debió hacer es una gestión inteligente, rodeado de colaboradores experimentados, pero no, la principal característica es la mediocridad a grado tal, que pueden ser castigados en las urnas.
A poco más de tres años de asumir el poder, el edil sigue culpando de todos sus errores y omisiones a los fantasmas del pasado, nunca tuvo idea de lo que implica un gobierno municipal, todo fue propaganda, como el asunto de colgarse del alemán.
Ser de izquierda significa transformar, en el más puro espíritu de las tesis sobre Feuerbach, no lo que acá en la aldea interpretan como cambiar la nomenclatura de una olla de agua.
Qué lástima que a pesar de ser tan ‘farol’, Rodríguez nunca mejoró el alumbrado público.