Horizonte de los eventos.
Es desconocido por el vulgo político de hoy, un lugar común en la consciencia de generaciones de constitucionalistas: “La política de la derecha, la hace la izquierda”.
Y esto es, desde la mismísima Asamblea Revolucionaria francesa, de 1789. Allí mismo, supervivientes y tránsfugas de la antigüedad, del Medievo, de los Señores Feudales, y consentidos de ellos, como lo fueron la mayoría de los ideólogos revolucionarios (Sieyes y Montesquieu -aunque, este último, murió 5 lustros antes de la Revolución, su obra fue pilar del Estado de Derecho que Constituyó ésta).
La Modernidad y su Estado de Derecho, con sus Principios Inalienables, imprescriptibles e inembargables (ni regateables, ni en virtud de interpretación alguna, ni por circunstancias particulares, ni aun por imperativos nacionales, son y deben ser respetados y acatados sin menoscabo alguno), no son producto de ilustrados juristas, ni definidos por humanistas legendarios, ni producto del líder carismático arrollador: El Estado de Derecho, con sus Principios incluidos, son resultado histórico a fuerza de improvisación y anhelos, que en el duro yunque de los siglos y la injusticia, los pueblos y las naciones acuñaron con dolor y alegría.
Tal es su fuerza y su verdad. Por ello, alterarlos, representa un riesgo vital para el orden, pues son de las naciones y primer deber de los Estados, que cobren vigor en la convivencia diaria. Y el sufrimiento y sacrificios que los hicieron posible y parte consustancial de los pueblos, que el riesgo de perderlos, es suficiente motivo para defenderlos ante quien se atreva a insinuar derogarlos.
La Sociedad Moderna, viva, evoluciona, y con ello vamos viendo ese proceso-equilibrio avance-conservadurismo de formas cada vez más novedosas, poderosas e integrantes. Sí, integrantes como unidad, pues por más que gane la mayoría, la minoría supervive y el Estado de Derecho contiene a los dos, y los dos necesitan uno del otro, integrados, para legitimar el Régimen al cien por ciento.
Así, el siglo pasado, fuimos testigos del mayor ejemplo que la Modernidad ha vivido, por cuanto a procesos de reposicionamiento “innovadores-conservadores”, con el neoliberalismo y la doctrina de la Solidaridad. Es el caso que Reagan, Thatcher y Juan Pablo II, impulsaron decididamente una política económica y una generación de líderes para transformar el mundo bipolar de la Guerra Fría, y lo lograron.
Dentro del bloque soviético penetraron fuertemente con el ejemplo espiritual de lo posible, de inéditas acciones socioeconómicas de movimientos sindicales y socioculturales: Lech Walesa, con el primer sindicato independiente de aquel Bloque, Solidaridad llamado, precisamente. Havel, en Checoslovaquia…
En la llamada Europa occidental, la penetración e imposición del modelo fue sencillamente inevitable: el poderío de sus impulsores no dio margen alguno. Primero Francia, con Mitterrand (1981) y Felipe González en España (1982) -pero también en México, Miguel de la Madrid (1982).
Aunque en términos históricos, es una época reciente, es un modelo que se niega a desaparecer, hace ya cuarenta años que se evidenció la proclama que anuncié en el título del presente: La izquierda hace la política de la derecha.
Es claro que tanto el francés como el español fueron votados, postulados por partidos socialistas y de izquierda, y electos con sus Plataformas Electorales socialistas. Ambos gobernaron por más de 10 años sus países, que fueron suficientes para hacer la Reforma del Estado, respectivamente, hacia el novedoso modelo derechista impulsado por el Imperio y el Vaticano (acaso es lo mismo), el Neoliberalismo.
¿Por qué, por traidores? No, sencillamente, sólo la izquierda puede hacerlo, toda vez que tiene el control de las organizaciones sociales, y particularmente las sindicales.
En la teoría inicial, sus postulados reclaman a las organizaciones sociales, el protagonismo adquirido y haber remontado al individuo, al más remoto de los ostracismos. Exigiendo reposicionar al individuo, hacia el protagonismo en lo público y social.
Ello pasó por derogar derechos sociales adquiridos en duras luchas obreras, como el derecho a huelga.
En México, la mezquindad y racismo de nuestra clase gobernante, dio al neoliberalismo la condición de inhumano, injusto, corrupto y explotador, sin ningún rastro del humanismo individualista que orgulloso y novedoso propuso y exigió en su alumbramiento, hacia finales de los 70’s, en Washington.
Ya en México (“¡Al toro!”) y punto y aparte de la larga presentación-justificación a mi aseveración, por lo siguiente:
Los indicadores de México, sugieren que fatalmente somos víctimas de ese “fraude ideológico electoral”, en el que nuestro Gobierno Federal, autoproclamado de izquierda y electo por ese signo y proyecto, en tanto tiene un creciente desempleo, baja producción, cierre de empresas, conflictos sociales en el lindero del enfrentamiento y aumento de deuda, los potentados económicos han aumentado su riqueza extraordinariamente.
¿Qué tanto? Slim, Larrea, Salinas Pliego, Bailleres, el 40 o más por ciento ¡DEL 2020, PARA ACÁ! ¡¿Cómo?! No lo se aún, pero esto ha pasado y os pregunto:
¿La 4T también es la izquierda que hace el proyecto de la derecha? ¿Serán insalvables vías y caminos financieros, establecidos en 30 años de neoliberalismo, que la izquierda gobernante de nuestro decreciente país no puede, no sabe o no puede evitar? ¿No puede nuestra izquierda gobernante, conducir esa riqueza nueva al pueblo hambriento y al desarrollo del país? ¿Alguien puede explicar ese enriquecimiento impío, desigual y grosero?
Porque el monto del enriquecimiento de los potentados mexicanos del 2020 a hoy, todos cuestionables por alguna acción conocida, pero algunos, francamente déspotas explotadores y antimedioambientalistas ¿de veras es legítimo y tienen derecho a ese enriquecimiento, SUPERIOR EN ALGUNO DE ELLOS, A LO OBTENIDO EN LOS SEXENIOS DE CALDERÓN Y PEÑA? Y en todo caso ¿quién lo ha propiciado y hecho posible? Porque eso, sí es una traición.
¿Por qué en menos de dos años del Presidente de los pobres, de la izquierda, del Transformador…
Y es que algo no nos checa… Qué bueno sería que alguien explicara.