Historias para Armar la Historia
Ramsés Ancira
En un país con 70.9 millones de pobres, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el índice de aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador alcanzaba el 61.6 por ciento el 21 de abril de este año, según las estadísticas de #AMLOTrackingPoll, realizadas por Consulta Mitofsky.
Si tomamos en cuenta que la población mexicana asciende a 128.23 millones de personas, significaría que cerca de 79 millones de mexicanos confían en el presidente López Obrador. Aunque habría que considerar que en las encuestas no participan los menores de edad, y otras variables, sirve para tener un indicio de lo que puede ocurrir en las elecciones de junio próximo.
El pasado 19 de abril, el conductor del automóvil que me llevaba a la conferencia matutina de López Obrador, me preguntó si estaba listo “para escuchar sus mentiras”. Luego me comentó sus razones para estar molesto con el presidente.
Me dijo que él había sido un honesto y orgulloso policía judicial federal. Que un día estando de servicio, su compañero le dijo que iba por un café, que se cuidara mucho porque la zona era peligrosa.
Minutos después escuchó una voz en su interior que le advirtió ¡“Cuidado”! y esto lo hizo tirarse a un costado de la patrulla. Aun así, no pudo evitar que varias balas se incrustaran en su cuerpo, pero logró sobrevivir a cirugías en diversas partes del cuerpo, a pesar de que tiene que tomar medicinas por el resto de su vida.
El compañero que fue por el café jamás regresó. La víctima supone que llegó a un acuerdo con el grupo criminal que lo quería ejecutar. Este convenio pudo haber sido que le perdonaban la vida, siempre y cuando entregara a alguien a cambio.
A mi relator lo condecoraron, le dieron una indemnización por el atentado que sufrió y lo dieron de baja con una pensión al 100 por ciento de 24 mil pesos mensuales. Recientemente sin razón alguna se la redujeron a la mitad.
De lo mismo han sido advertidos ya muchos funcionarios que llevan décadas trabajando en el sector público. No recibirán la jubilación que esperaban. Ellos forman parte de las personas que no quieren a López Obrador.
La conferencia cotidiana de prensa del presidente López Obrador, tiene reglas de convivencia que son precisas: El primer mandatario desconoce que le vamos a preguntar. Cada representante de los medios de comunicación tiene oportunidad de exponer dos preguntas, incluso tres, pues se vale la contrarréplica.
El 19 de abril, que tocó la invitación catorcenal a Los Ángeles Press, medio por el que estoy acreditado, no pude participar porque una reportera se la pasó enviando y recibiendo mensajes por celular, antes, durante y después de su participación en las más de dos horas que duró la conferencia. Cuando le tocó hablar y mientras seguía recibiendo instrucciones telefónicas para su ofensiva, consumió 40 minutos, no para conocer algo sino para cuestionar al presidente sobre asuntos en los que él no tiene la última palabra.
Para muchas personas, el que se carezca de la mínima cortesía con el presidente, y que este la consienta, solo lo engrandece pues nunca antes un presidente fue tan tolerante.
No voy a dar mi opinión al respecto, pero sí a reproducir dos tweets que refuerzan el argumento “La estoy viendo @ramsesancira ojalá puedan organizarse y lograr un acuerdo con @JesusRCuevas (jefe de prensa de presidencia) para que en caso de que no cumplan se les penalice con la inasistencia por un mes a la conferencia. Para la audiencia esta situación también es insostenible, no hay el respeto mínimo”.
Y este otro “Qué rara dictadura la de AMLO, permite que 2 estúpidas sean altaneras con él siempre, y sigue dándoles la palabra. En otros tiempos…”
Al salir de la mañanera, frustrado por no haber podido ser portavoz de quienes han sufrido diversas injusticias que me pidieron compartir con el presidente, realicé entrevistas con personas que se encuentran en plantones en el Zócalo pidiendo justicia para quienes consideran culpables fabricados.
Me dicen que la señora Isabel Miranda de Wallace sigue infiltrada en todos los niveles del gobierno federal. Esto le ha hecho posible someter a juicio a los abogados defensores de sus acusados por la supuesta muerte de su hijo Hugo Alberto, negándoles el más elemental principio constitucional del derecho a la defensa.
Que Miranda de Wallace, continúan los entrevistados, tiene incluso personal a sueldo en la mesa de atención de la Secretaría de Gobernación y pase libre a los centros de Reclusión Federal, cuyos dueños son Genaro García Luna y Carlos Salinas de Gortari (por supuesto a través de prestanombres) y tiene acceso a ellos para torturar periódicamente a sus acusados, el más reciente de ellos George Khoury Layon, a quien estuvieron a punto de romperle la columna vertebral con una golpiza el 29 de marzo de 2021, consentida o posiblemente ordenada por el director del penal, Julio César Ramírez. Khoury tiene el reconocimiento de preso político por la Secretaría de Gobernación desde el año 2019.
El presidente López Obrador, hay que recordarlo ha informado que estos reclusorios, en los que opera una mafia del poder judicial, cobran hasta medio millón de pesos mensuales por cada detenido, (pese a lo cual la presunta secuestradora que dirige la fundación Alto al Secuestro, tiene más poder en ellos que la Secretaría de Gobernación) la nota entre paréntesis es de acuerdo a los entrevistados en el Zócalo.
La diferencia, opinan los entrevistados es que en los sexenios anteriores la corrupción estaba en todos los poderes, el legislativo, el ejecutivo y el judicial, y ahora no. En el presente hay esperanza de que la cadena de corrupción se reviente. A ellos no les molesta en lo más mínimo que pudiera prolongarse dos años la presidencia de Arturo Zaldívar en la Suprema Corte de Justicia.
Comparan con la actuación del ex procurador general de la República Eduardo Medina Mora, quien también se desempeñó como ministro de la Suprema Corte de Justicia y quien aseguran formaba parte de una red delictiva, ya que durante su gestión al frente de la Procuraduría General de la República y con Marisela Morales al frente de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, más de 50 personas fueron detenidas con pruebas falsas, y declaraciones de testigos protegidos.
Medina Mora ha sido el único ministro en renunciar a la Suprema Corte luego de que la Unidad de Inteligencia Financiera detectó operaciones en el extranjero por varios millones de libras esterlinas.
Todos los inculpados por Wallace, fueron torturados durante la gestión de Medina Mora como Secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Vicente Fox, y como procurador general de la República durante la administración de Felipe Calderón.
Para más de 60 de 100 mexicanos, entre los que se encuentran los culpables fabricados, aunque han visto la enorme corrupción en el Partido Morena, López Obrador les ha devuelto lo más importante que habían perdido, la esperanza. Cómo ocurrió con Martin Luther King, Gandhi, o incluso con Luis Donaldo Colosio se puede eliminar a un hombre, pero no el ideal que representa.