El sonido y la furia
Martín Casillas de Alba
La Alhambra. Fotografía de Silvia Segarra Lagunes, 2021.
Ciudad de México, sábado 24 de abril, 2021. – Una de las experiencias virtuales más agradables de estos tiempos ha sido la exposición La Alhambra: el universo de Luis Barragán, inaugurada la semana pasada con fotografías de Silvia Segarra Lagunes, disponible hasta el 17 de julio en la página Web de la Casa Luis Barragán.
“Caminando por un estrecho y oscuro túnel de la Alhambra, se me entregó, sereno, callado y solitario, el hermoso patio de los mirtos de ese antiguo palacio. Contenía lo que debe contener un jardín bien logrado: el universo entero. Jamás me ha abandonado tan memorable epifanía y no es casual que desde el primer jardín que realicé en 1941, todos los que le han seguido pretenden con humildad recoger el eco de la inmensa lección de la sabiduría plástica de los moros de España”, como lo podemos oír en inglés en la voz de Edmundo O’Gorman cuando leyó esto a nombre de Luis Barragán, el día que le entregaron el Premio Pritzker en 1980.
Silvia Segarra vive en Granada, a tiro de piedra de La Alhambra, por eso, la conoce como si fuera su casa. Ella va y viene a México donde vive su madre, la escultora María Lagunes y, en ese ir y venir, ha conocido muy bien la obra de Luis Barragán. Por eso, se propuso captar imágenes de La Alhambra que ella pudo asociar con la obra de Barragán cuando, cámara en mano, entró sola y su alma, para recorrer toda La Alhambra, registrando pasillos, fuentes, muros del palacio y sus jardines, así como, la fortaleza del emir del reino nazarí que luego fue cede de la corte española.
“Una fuente nos trae paz, alegría y apacible sensualidad que alcanza la perfección de su razón de ser cuando por el hechizo de su embrujo, nos transporta, por decirlo así, fuera de este mundo”, como lo afirmaba Luis Barragán.
El video con la secuencia de fotografías lo realizó Isela Muñoz Torija, quien incorporó la música del guitarrista Leonardo Lospalluti, amigo de Silvia, con una Sonata de Antonio José, seguida de un tema de Manuel M. Ponce y, finalmente, la Cuarentena de colores una composición del intérprete.
“Independientemente del olor a los arrayanes y del mirto que llegaba a través del túnel, se me abrió el espacio maravilloso de los pórticos de la Alhambra contrastados en ese patio, contra los muros ciegos y el ruido del agua”, como le dijo un día Barragán a Elena Poniatowska.
A la serie fotográfica le intercalaron algunas citas que enfatizan lo que veríamos enseguida de esa selección hecha por Silvia, compuesta por una serie de ochenta fotografías en donde podemos disfrutar algunos detalles arquitectónicos, como esos que tienen una absoluta simplicidad, que son abstractas en su cualidad, preferentes en líneas rectas, superficies planas y formas geométricas primarias, como sugería Oscar Wilde que debía ser la belleza arquitectónica.
Sin duda que el viaje que hizo Barragán en 1924 por Europa fue importante para el resto de su vida, pues, algo de eso se plasmó en su obra que, con el tiempo, se fue transformando, pero que, sin duda, España marcó un hito y le interesó más que cualquier otro lugar, como un día se lo dijo a Marie-Pierre Coll en una entrevista, comentándole cómo es que le había impresionado “la Alhambra de Granada, con sus espacios, fuentes y acequias”.
“En mis jardines, en mis casas, siempre he procurado que prive el plácido murmullo del silencio y, en mis fuentes, canta el silencio”, decía Barragán. Ahora, con estas imágenes, podemos observar el contraste y la posible relación con la obra arquitectónica de Barragán, tal como podemos asociarlo durante este viaje virtual con las fotografías de Silvia Segarra.
Hemos apreciado más, en este año de confinamiento, las imágenes virtuales y ahora nos sorprenden más todavía, porque sabemos que hace un siglo Luis Barragán tuvo un epifanía ahí mismo en La Alhambra. Tiempo después dice haber aprendido de Chucho Reyes “el difícil arte de ver con inocencia”.