C O N T R A P O D E R
JUAN ANTONIO TORRES
Reza un viejo y sabio adagio, que “poderoso caballero es don dinero” y esto le viene como anillo al dedo, en los tiempos que corren, a los candidatos del tricolor, desde la propia aspirante a gobernadora, Graciela Ortiz González, como al resto de los abanderados a ediles, diputados federales, locales.
Hace 5 años, la otrora aplanadora electoral, en los tiempos del ex mandatario estatal, César Horacio Duarte, vivía otra circunstancia política y económica.
El ex titular del Ejecutivo estatal, repartía dinero a manos llenas, para los candidatos a los diferentes puestos de elección popular, que el mismo había palomeado, entre los que destacaba por supuesto, su delfín, el ex edil de Ciudad Juárez, Enrique Serrano Escobar, quien aspiraba a sucederlo.
No había penurias económicas; esto se veía en los espectaculares, en la publicidad televisiva, de la radio, de las páginas digitales, por supuesto en los medios impresos, quien llevaba la voz cantante.
Quien tenía asido por el mango el sartén.
El PAN y su abanderado, Javier Corral, no disparaba ni en defensa propia.
El resto de la historia ya la conocemos.
Perdió el PRI, los comicios. Mejor dicho, César Duarte, no Serrano.
Ganó las elecciones, el PAN, mejor dicho, Javier Corral Jurado, con gastos nimios en su periplo partidista.
Por muchos millones de pesos que dilapidó el PRI de César Duarte, éste no pudo llevar a feliz puerto su proyecto denominado, Enrique Serrano.
Hoy, la historia es diametralmente distinta.
Graciela Ortiz González, sin duda la mejor candidata de los 8 aspirantes a gobernador, confronta una lacerante realidad.
No tiene liquidez financiera.
No obstante que es la abanderada del tricolor con la mejor preparación, la más experimentada dentro de la administración pública, la que tiene un mejor visión de la compleja problemática que arrastra la vasta entidad, en materia de seguridad, de obra pública, de inversión, de salud, de apoyo a la educación, por citar algunas, su problema medular, es que además el tricolor enfrenta deudas pendientes, demandas laborales que dejó el ex líder del PRI, Omar Bazán, y multas que han propiciado una situación desesperante, para llevar a cabo una mejor operación política, en su apoyo a sus abanderados a alcaldes, diputados federales, locales, síndicos y regidores.
Y que decir frente a los medios de comunicación, que hace 5 años recibieron una y mil atenciones variopintas del ex mandatario, César Duarte, para blindar a su candidato, mejor dicho, su monigote, quien nunca prendió en el ánimo de los exigentes electores, que “ya no querían queso, sino salir de la ratonera” en que había convertido el ex gobernador de Chihuahua, la administración estatal.
Así pues, a 25 días de haberse iniciados los juegos por el poder, la lucha por la Primera Magistratura, Ortiz González, como parte de su campaña proselitista, ha visitado 40 municipios de los 67 que se conforma la geografía política del estado más extenso del territorio nacional. En sus recorridos por las urbes citadinas, por las comunidades rurales, en las etnias serranas, ha sido bien recibida, le han brindado muestras contundentes de que les gusta su candidatura, su proyecto político.
En forma paralela, le han hecho saber que no quieren saber nada de los abanderados de Morena, decepcionados del régimen que hoy encabeza, el caudillo tabasqueño, Andrés Manuel López Obrador. Y qué decir, del gobierno del Triste Amanecer de Javier Corral, a quien ya lo quieren ver, pero fuera de la faz de Chihuahua, por inepto, y por la corrupción que pronto enseñará.
En este contexto, es importante acotar, que de unos 15 días a la fecha, los señalamientos negativos le han crecido exponencialmente a la candidata del PAN, la ex alcaldesa de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, por su vinculación a proceso penal, por sus amparos, mientras que a la abanderada del tricolor, le ha sucedido todo lo contrario.
Ortiz González, camina con la frente en alto, sin un pasado que la lastre.
Se ha posicionado, pese a su exigua situación financiera.
A la luz de los hechos y de la terca realidad, no trae los recursos económicos que se ven lo mismo en las calles citadinas como en las carreteras con el gasto publicitario del abanderado de Morena, Juan Carlos Loera de la Rosa, y por supuesto el de la candidata panista, María Eugenia Campos Galván.
Un dispendio grotesco.
Se ha fortalecido pues, su candidatura. Trae sustento su línea discursiva. No trae máculas, del pasado reciente que tiene que ver con el personaje impresentable del sexenio pasado, el hampón, César Duarte, mientras que a su adversaria panista, se las restregan un día sí y otro también, en las redes sociales.
Por más que se ha querido envolver en la bandera de víctima de una persecución política, o en mártir de una vendetta, a manos de Javier Corral, que para su desgracia, pocos, muy pocos se la creen.
Es un hecho, que un evento extraordinario, como sería, la extradición de los Estados Unidos, del ex gobernador, César Duarte, trastocaría el orden de las cosas, que alcanzaría un revuelo ya no digamos a nivel estatal, sino en el entorno nacional, que le pegaría directamente en su zona de flotación a Campos Galván, y sus corifeos.
La enterraría, más allá de lo que dijera al llegar a nuestro país.
Mientras que para Graciela, sería un punto de quiebre.
Un envión de consecuencias imprevisibles.
Graciela Ortiz, hoy tiene que hacer más que malabares, para que no cunda el desánimo entre sus huestes. Y poner el ejemplo, de “que al mal tiempo, buena cara.”
Faltan 36 días para que se lleven a cabo las elecciones en Chihuahua, y no son pocos los chihuahuenses que le apuestan a que ocurra algo fuera de lo normal, porque no les gusta, no les late, la “inmaculada” Maru “Moches” como ya le llaman despectivamente a la abanderada del PAN, y menos, pero menos el candidato del partido guinda, Juan Carlos Loera de la Rosa, un sujeto vulgar, corriente, que para empezar no articula la lengua con el cacumen, cuando se atreve hablar, que cuando lo hace, lo hace con los pies, por no decir otra cosa.
Sin duda, la opción más inteligente, es la candidata del PRI, Graciela Ortiz González, quien necesita, le urgen recursos económicos para fortalecer su proyecto con miras a recuperar un bastión que siempre había transitado bajo los colores y las siglas del PRI, hasta que lo llevaron al precipicio, Enrique Peña Nieto y César Duarte, por desgracia del mismo PRI….
EN CORTO…EN CORTO… EN CORTO.
Tuvo que ser el mismo fiscal del estado, César Augusto Peniche Espejel, quien tuvo darle un mentís a su jefe político, el grisáceo sujeto que despacha en palacio, Javier Corral, al cual le hizo saber que “mientras exista el fuero constitucional a favor del senador, Cruz Pérez Cuéllar, la prescripción de los presuntos delitos por los cuales se le investiga se encuentra suspendida.
Lo anterior se desprende una vez que la Cámara de Diputados le negó la solicitud de procedencia en contra del senador morenista, la cual fue presentada en diciembre del año pasado, derivada de una averiguación de la “nómina secreta”.
Esto significa, que ya no podrá hacerle nada. Si Corral y su lugarteniente, Peniche creían ingenuamente que Cruz se separaría de su fuero constitucional para contender por la alcaldía de Ciudad Juárez, se llevaron un chasco.
Se quedaran como el chinito…nomás milando…..