Francisco Gómez Maza
• Encontrar a los responsables de la tragedia, caiga quien caiga
• Sin embargo, nadie tiene el derecho de prejuzgar contra nadie
Todo el mundo que lee, ve y escucha a los medios de información, conoce el mortal acontecimiento del Día de los Albañiles.
La tragedia de la noche del 3 de mayo en la estación Olivos de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, con un resultado de 24 muertos y alrededor de 65 personas hospitalizadas, y que me conmovió, como a todos, al extremo de pasar la noche en blanco, tiene que ser investigada por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, en primera instancia, y por los peritos de la General de la República y, si se descubren responsabilidades criminales, habrá que ponerles nombres y apellidos y ser castigadas irremediablemente, sea quien sea el responsable, o los responsables, caiga quien cayere, sea del partido político que fuere.
Sin embargo, a nadie, a ningún seudo investigador, seudo periodista, o seudo político, le concedo el derecho de acusar, de nombrar “culpables” de la tragedia, sin prueba alguna, nada más porque los personajes involucrados en la construcción de esa línea del metropolitano pertenezcan a un partido contrario. Y hago esta advertencia, porque ya comenzaron a salir moralistas y jueces acusadores, condenadores de personajes como Marcelo Ebrard Cassaubon, Miguel Ángel Mancera, Claudia Sheinbaum Pardo y, no se diga, del presidente Andrés Manuel López Obrador, y los que acusan son miembros de la hipócrita derecha partidista, o periodistas huérfanos del pripanismo.
Sería, por otra parte, dia-bólico, perverso y estúpido asegurar que la causa de la tragedia en la Línea Dorada fue sabotaje para incriminar a las autoridades de la Ciudad de México en una autoría consciente del derrumbe de la trabe de Olivos. Cosas de politiquería diría el presidente de la república.
Lo real es que siempre consideré peligrosísima a esa Línea del Sistema de Transporte Colectivo metropolitano. No acaba de estar lista. Tuvo problemas graves en sus vías en la última parte del sexenio de Peña, tanto que el ex jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, fue indiciado por cierta prensa mezquina de ser el culpable de sus graves y peligrosas deficiencias.
Y prueba de ello es el drama trágico de la noche de los albañiles, de cuyo trauma tardaremos en recuperarnos.
Pero el asunto no es nuevo: Siempre provoca miedo viajar por esa línea, al ver sus altísimas trabes, algo parecido al vértigo que me ocasiona lo alto de la vía del tren rápido que comunicará a la capital del Estado de México, Toluca, con la Terminal del STC de Observatorio en la Ciudad de México. Es impresionante sólo verla. Imagínese viajando un fin de semana, a una velocidad de cien kilómetros por hora sobre la elevadísima vía rumbo a Toluca o San Mateo Atenco a pasar un buen fin de semana con la familia.
Algo quedó mal hecho desde que se tendió y se construyó la llamada Línea Dorada. Los peritos tendrán mucho trabajo. La investigación puede ser ardua, prolongada, muy difícil. Más si las autoridades de procuración de justicia deciden traer a peritos del exterior, que en realidad no serían necesarios, pues los locales son tan buenos como cualquiera de las más connotadas procuradurías del mundo.
Por lo pronto, el canciller Ebrard ya pintó su raya, y se puso a disposición de las autoridades para una investigación, y advirtió que hay que esperar los resultados de un peritaje internacional para poder fincar responsabilidades, las cuales está dispuesto a enfrentar.
La actual jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, también enfrentó a los periodistas, a quienes declaró que se hará una exhaustiva revisión de la estructura de la línea 12 para esclarecer las cosas, llegar al fondo del “terrible accidente” y encontrar a los responsables. Al momento de redactar esta nota, aún no había una reacción de Mancera.
Así que, señores moralistas y enjuiciadores, no coman ansias, que no van a ganar votos porque ya los votantes los tienen muy bien ubicados. No son mejores que los que desgraciaron, empobrecieron, robaron, desfalcaron, destruyeron a este país, en la “dictadura perfecta”.