Francisco Gómez Maza
• Muy débil poder de compra
• Disminuida base monetaria
La recuperación de la economía nacional está saliendo, guardadas las proporciones, más cara que la educación de un hijo malcriado, mediocre, perezoso.
Llevamos un año de pandemia y 30 y tantos años, si no es que 40, de políticas públicas para beneficio privado, y los signos de la recuperación económica son desalentadores.
Se recupera el sector externo, o sea todo lo que tiene que ver con comercio exterior, importación y exportación, pero la balanza comercial sigue con déficit, no obstante que el país sea el primer socio comercial de EU.
Iba bien la industria de la construcción, pero se bajó del tren, tanto que los albañiles no celebraron, como debieran, su día en el día de la Santa Cruz.
La industria automotriz sigue salvándose, pero a medias, y el empleo aún no se levanta más que en rubros contados, mientras que el salario, aunque ha tenido algunas subidas a fuerzas y por decisiones políticas, ahora alcanza menos para que los trabajadores se mantengan a sí mismos y a su familia.
El Indicador Mensual del Consumo Privado en el Mercado Interior (IMCPMI), que es el tema de hoy martes para miércoles, registró una disminución, en términos reales, de 0.2% en febrero del presente año, frente al mes inmediato anterior, empleando cifras desestacionalizadas. La depresión del consumo se dio no obstante que aumentó la demanda de efectivo como medio de pago por parte de los consumidores, lo que indica, por otro lado, que muchos han comenzado a cuidar su capacidad de compra y adquirir estrictamente lo más indispensable para mantener la vida, la salud y otros indispensables.
Se redujo la compra de bienes no estrictamente necesarios ni indispensables, como el consumo de bienes de origen importado, que se cayó casi 2 por ciento, y el de bienes y servicios de origen nacional que retrocedió 0.3% en febrero de 2021, respecto del mes previo, también según datos ajustados por estacionalidad.
Comparándolo con el año pasado, el Índice Mensual de Consumo Privado interno mostró una caída de 6.5% en el mes de febrero. Los gastos en Bienes y Servicios nacionales descendieron 7.6% (los Servicios bajaron 14.1% y los Bienes disminuyeron 0.5%), mientras que los Bienes de origen importado crecieron 2.9% con relación a los de igual mes de 2020.
Y como para apuntalar el desesperanzador panorama económico, el Banco de México destacó que, en la semana que concluyó el viernes 7 de junio, las variaciones relevantes en el estado de cuenta fueron: Una disminución en su reserva internacional por 139 millones de dólares, con lo cual su saldo, al cierre de la semana, fue de 195,129 millones de dólares, situación que lleva a pensar a los neófitos en si es que no ha llegado el momento de afinar la política monetaria.
Mientras tanto, la base monetaria, un rubro de la contabilidad de Banxico, integrado por billetes y monedas en circulación (en las manos, en la cartera de los consumidores), así como depósitos bancarios en cuenta corriente en el Banco de México, disminuyó 9,077 millones de pesos, alcanzando un saldo de 2,139.323 millones de pesos. Esta cifra implicó una variación anual de 18.3%.
La explicación que da Banxico es la misma que ha dado desde que hizo crisis la pandemia, allá por febrero-marzo de 2020: El crecimiento de la base monetaria se ha incrementado debido, en parte, a factores asociados a las medidas sanitarias implementadas en el país, que habrían aumentado la demanda de efectivo por parte del público, como medio de pago. La cifra alcanzada por la base monetaria, al 7 de mayo de 2021, significó un incremento de 330,737 millones de pesos respecto a la misma fecha del año anterior. Mientras tanto, la actividad económica da pasos de enclenque hacia la recuperación.