La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
¿Quién la cruzazuleó primero? ¿El elector o el gobernante?
El triunfo del Cruz Azul, que se alzó con el campeonato de la liga mexicana de futbol, desató una reacción en cadena que involucró, incluso, a sectores que suelen ser ajenos a este tipo de celebraciones.
En torno del equipo se construyó una leyenda negra, debido a sus repetidos fracasos por hacerse de la corona, en los últimos 23 años. Cuando todo parecía favorecerlos fallaban, lo que llevó al imaginario colectivo a acuñar el verbo cruzazulear (hacer mal las cosas, echar a perder algo que ya se pensaba conseguido).
Sin embargo, el cruzazulearla, es una acción no exclusiva del mentado equipo, también ha permeado al país en otros aspectos, uno de ellos, han sido las malogradas alternancias políticas, por más expectativas que genera un movimiento, hasta el momento, siempre la acaban cruzazuleando.
Lo mismo se puede decir de los deportistas que van a las olimpiadas, de los planes de desarrollo, de las flamantes autopistas con socavones, de la cancelación de proyectos porque ‘aquí mando yo’ y de un sinnúmero de procesos marcados por el fracaso.
Quizá, la victoria de los azules (que exorcizaron el fatídico acto de cruzazulearla), desató el deseo reprimido de millones de ciudadanos que, al verse reflejados en la oncena, también anhelan gritar: ¡sí se pudo! ¡sí se pudo!¡sí se pudo!
En fin, sólo es una especulación, esperamos no haberla cruzazuleado.