La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Que le pregunte al cicerone Dante lo que significa: déjese aquí cuanto sea recelo
Al margen de su formación académica, profesional y su cercanía, cuasi familiar, con el presidente López Obrador, Claudia Sheinbaum debe entender que el arte de la política es mucho más que tener el amor filial del mandamás.
La tunda que le enderezaron el pasado seis de junio, tiene que ver con el malhumor social de los capitalinos y, además, con su falta de destreza política, los candidatos perdedores los palomeó ella y las alianzas con los grupos de poder local, también fueron su decisión.
En el caso de la alcaldía de Cuauhtémoc, es de fama pública que el senador Ricardo Monreal operó en contra de la jefa de Gobierno, por la razón de que lo dejaron fuera del reparto, lo cual demuestra el grado de ingenuidad de la doña ¿quién, con dos dedos de frente, se enemista con un personaje tan zorruno como Monreal?, adivinaron, Claudita.
Uno de los problemas históricos de la izquierda mexicana, es su incapacidad para ganar comicios y la mandataria de la CDMX, carga con esa malformación genética.
A la hora del dedazo, el Tlatoani puede perdonar 26 muertos en el desplome del Metro, pero lo que no se dispensa, porque es un factor de sobrevivencia, es perder elecciones.
Más allá del discurso y las políticas incluyentes, la doctora debe entender que fuera del Metro no todo es Cuautitlán, el país es harto diverso y si le interesa jugar por ‘la grande’, tiene que construir consensos con personajes impresentables, sino le gusta, que haga mutis.
La única integrante de la izquierda con posibilidades de llegar a la Presidencia es @Claudiashein, sin embargo, cosas de la vida, se puede quedar en el camino por una sola razón: ser demasiado izquierdista.