C O N T R A P O D E R
JUAN ANTONIO TORRES
Suele decirse en política, que los triunfos tienen muchos padres o tutores, mientras que los fracasos por lo general son huérfanos.
Pasada la coyuntura electoral del pasado 6 de junio, los triunfadores, se posicionan ante los reflectores de los medios de comunicación, y también se hacen sentir ante el imaginario pensante, que los seguirá por lo que hagan, por lo que digan, y también por sus omisiones.
Los perdedores, pasan a ser polvo de olvido, y también parte del anecdotario.
En relación a los primeros, vale la pena y este espacio, ocuparnos de un personaje con nombre y apellido:
Cruz Pérez Cuéllar, el actual senador morenista, y futuro alcalde de Ciudad Juárez, una de las 10 urbes más importantes del espectro mexicano, pero también de las ciudades más convulsas por el flagelo de la inseguridad ciudadana, derivada de la violencia, las ejecuciones, o crímenes de alto impacto, que la han convertido en uno de los 5 municipios más inseguros para vivir, entre los que destacan, Celaya, Ecatepec, Acapulco, Reynosa, entre otros.
El ex panista, ex emecista, y ahora morenista, obtuvo un resonante triunfo en las urnas, más allá de los números o las cifras por las que ganó, lo sobresaliente, es que tuvo que vencer a sus feroces adversarios que desde diferentes frentes, le tenían tendida la cama para hacerlo morder el polvo, políticamente aniquilarlo.
En primer término, el mamarracho que despacha en palacio de gobierno, el inepto de Javier Corral Jurado, por supuesto, también, su aliado emboscado, el frustrado candidato a gobernador morenista, Juan Carlos Loera de la Rosa, y desde luego, el peón de lo que queda del mandatario estatal, Javier González Mocken, quien está invicto; puras derrotas en su haber.
Los críticos o detractores de Pérez Cuéllar, destacan el detalle de que el ególatra y arrogante, Loera de la Rosa, sacó más votos que Cruz en aquella latitud limítrofe, lo cual no deja de ser cierto, pero los recursos económicos que traía, el ex delegado de la 4T en Chihuahua, eran diez o quince veces superiores a los que manejó para su campaña, el todavía integrante de la cámara alta.
Loera de la Rosa, sumó en Juárez, 221 mil 235 sufragios, mientras Pérez Cuéllar, registró 213 mil 073 votos.
Pérez Cuéllar, les demostró a propios y extraños; es decir a la cúpula de su partido, que encabeza, un grisáceo, Mario Delgado Carrillo, y al propio caudillo de Macuspana, Andrés Manuel López Obrador, que él, no hubiera perdido la gubernatura de forma tan escandalosa, como le ocurrió al diputado federal por la vía plurinominal, Loera de la Rosa, si le hubieran dado el “voto de confianza” para enfrentar el fuego amigo, que le vomitaría desde palacio, Corral Jurado, como lo hizo infructuosamente contra la ex alcaldesa de la capital del estado, y futura gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván.
Cruz, ya es pues, el flamante edil electo de Ciudad Juárez, a consecuencia de un triunfo inobjetable, legítimo y por demás diáfano ante los ojos de la lupa social y la clase política.
No es una exageración, aseverar que Cruz, en el buen sentido de la palabra, es “un animal político” que respira política las 24 horas del día, los siete días de la semana y los 365 días del año. En este contexto, es importante subrayar, que es por demás importante llegar a la meta, como parte de un periplo, de una carrera contra los escollos de toda trayectoria política, como también de la propia vida, pero lo más importante, es mantenerse vigente, sólido.
Pérez Cuéllar, va a recibir como herencia, una administración en la que se otea, se percibe a lo lejos, la podredumbre, la cloaca, en muchas de las áreas de la administración del ex edil independiente, Héctor Armando Cabada Alvídrez, y desde luego, sin grandes logros que presumir en materia de seguridad pública en los 5 años que permaneció al frente de dicha comuna.
Cabada, quien ya no es independiente, sino morenista desde diciembre del año pasado, cuando contendió por ser nominado candidato a gobernador, puede decirse que ya canceló su futuro político, porque de poco le va a servir ser diputado federal por la via pluri, a partir de septiembre, como parte de los enjuagues que tejió Delgado Carrillo, con la venia del pastor mayor que despacha en palacio nacional.
Para Cabada, haber sido edil, fue sacarse la lotería, porque ahora tiene en su haber, se presume una buena fortuna, que tejió con sus pingues negocios, pero también por lo que se dejó querer por los chicos malos del hampa organizada.
Cruz Pérez Cuéllar, iniciará pues, su encomienda como alcalde, sin haber tenido nunca antes experiencia en la administración pública, salvo en tareas partidistas o en encomiendas desde el poder legislativo, por lo que será su debut, en la ciudad más importante de la vasta geografía de Chihuahua, Ciudad Juárez, lo que implica de entrada, todo un desafío en materia de hacer una política de consensos que sume, que multiplique, que tienda puentes de diálogo, de coordinación con las otras instancias de gobierno, ya sea, estatal o en el nivel federal.
No la que confronte, polarice, divida, insulte, difame, que articula, un día sí y otro también el ex jefe de gobierno en sus peroratas matinales, AMLO, que hoy tiene dividido a todo el país.
Cruz, sabe, que sus primeros tres años, serán su prueba de fuego para aspirar a buscar la reelección en el 2024.
Si, Pérez Cuéllar, se convierte en un encubridor o literalmente en una tapadera de las múltiples trapacerías que cometió al amparo del encargo Cabada Alvídrez, empezará dinamitar su camino rumbo al 2024 y por ende a diluirse la posibilidad de buscar espacios de privilegio, en el todavía lejano 2027.
No es una novedad, decir, que el tema de la inseguridad, la violencia, va a ser un fantasma, una sombra perversa que perseguirá la actuación del futuro edil, por lo que haga y también por lo que no haga.
Armando Cabada y Héctor Murguía, y muchos otros ediles, vendieron la plaza a un alto precio al crimen para el trasiego de drogas a los Estados Unidos, cancelando la posibilidad de darles un rumbo cierto a los habitantes de una franja limítrofe que anhela desde hace mucho, paz, sosiego, tranquilidad para sus conciudadanos, que se han convertido en rehenes del hampa organizada, que se ha apoderado de las calles, de vidas y patrimonios, de propios y extraños.
Cruz Pérez Cuéllar, podrá presumir que tendrá todo el apoyo de la Federación de la Cuatrote para que destaque en su quehacer político y administrativo, en los próximos tres años, pero también tendrá que tender lazos de conciliación con su ex compañera de partido, la futura titular de la Primera Magistratura, María Eugenia Campos Galván, con la cual no debe asumir posturas viscerales o contestarías que en nada abonaran para el desarrollo y el crecimiento de una urbe como Juárez, que reclama muchas cosas, en salud, en obra pública, en materia de desarrollo social, de migración, por citar algunos rubros.
Y sino que se vea en el espejo de su compadre Corral, que de poco o de nada le sirvió darse hasta con la cuchara con Peña Nieto, al inicio de su gobierno, y luego con López Obrador, para que Chihuahua, se catapultara en muchos temas. Todo lo contrario, hoy en esta entidad se respira un retroceso una involución como no se veía desde hace un rato.
A los hombres del poder, se les califica no por su verborrea o su narrativa, sino por sus resultados.
Por sus obras…
El mantra de Javier Corral, hoy en día es de un estrepitoso fracaso. Un INEPTO en toda la extensión de la palabra.
Cruz Pérez Cuéllar, no es un mago o un Dios, sino un simple mortal, con falencias y fortalezas.
Sabe que a partir de la primera decena de septiembre, cuando proteste como edil de Ciudad Juárez, la “patria chica” que lo vio nacer, empezará a escribir su historia:
Un best seller, o un comic.
Pérez Cuéllar, tiene la palabra.
El principal enemigo de Cruz, será el propio Cruz, por el equipo que conforme, por sus actos, por su toma de decisiones, por sus expresiones, y desde luego por sus resultados o logros.
Cruz ya es edil electo.
Pronto iniciará el sinuoso camino hacia su realización como tal.
Catapultarse o despeñarse.
Cruz no siempre ha caminado de la mano de la victoria, también sabe de los fracasos en política y en su vida personal.
En ese contexto sabe que los fracasos y los errores pueden ser un puente al ÉXITO, no una BARRICADA.
Después del 2016, cuando fue aspirante a gobernador por Movimiento Ciudadano, y que obtuvo un estrepitoso fracaso, aprendió que “el fracaso es la oportunidad de comenzar de nuevo, pero con más inteligencia”….
Y ahí está, con una nueva oportunidad de convencer y trascender ante tirios y troyanos, cuando dentro de Morena, no tiene contendientes al frente, todos sus competidores, se colapsaron, por circunstancias variopintas. El camino se ve allanado, hasta ahora….
Que Dios acompañe a Cruz Pérez Cuéllar, porque ya lo reza una vieja canción:
“Caminante no hay camino, se hace al ANDAR”….