Historias para Armar la Historia
Ramses Ancira
Esta semana hay muchos temas que no pueden esperar. Prescindiré hoy de las ironías que aligeren la historia y procuraré ser más concreto para abordar la ignominia del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional y los integrantes del CEN del PRI y el PRD, al tergiversar las palabras del doctor Gatell, sin hacer una sola propuesta a la Nación; trataré de documentar como sectores de la prensa, policías, jueces y magistrados de Veracruz conforman la nueva versión de la “Sonora Matancera” y él porque la cuarta transformación será un fracaso, si no se renueva desde las entrañas el poder judicial, que en México está más podrido que en la Dinamarca de Hamlet.
Historia 1: Hugo López Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, participó en un programa del género infoentretenimiento (palabra que ya admite la Real Academia Española de la Lengua, aunque la rechace el corrector de Google), conducido por caricaturistas afines al proyecto de la Cuarta Transformación del presidente López Obrador.
En el programa, independientemente de reconocer el problema de la falta de abasto de las medicinas y productos para realizar los tratamientos de las quimioterapias, López Gatell dijo que exponer asuntos como este, había sido una estrategia mediática que se había empleado en casos como en Chile, para derrocar a Salvador Allende.
La jauría mediática no se hizo esperar, con la más absoluta falta de ética los senadores del PAN, el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, y los dueños del Partido de la Revolución Democrática tergiversaron las palabras de Gatell y con nauseabundo oportunismo pusieron en su boca palabras que no dijo: que culpaba a los niños, o por lo menos a sus padres, de estar fraguando un golpe de Estado.
Incluso cayó en el garlito Diego Valadés, ex Procurador General de la República que prácticamente fue retirado de su cargo en cinco minutos; porque es una persona demasiado honesta para los estándares que se buscan en la procuración de la justicia. Hay quien cree que este puesto solo puede ser ocupado por un mafioso. Ahí tenemos a Gertz Manero como ejemplo.
Por cierto, Diego es también hijo del sobresaliente historiador y periodista liberal José C. Valadés y esposo de la historiadora Patricia Galeana Herrera.
Las críticas a Gatell fueron hechas por los mismos que celebraron como hienas la muerte del caricaturista Antonio Helguera, casi siempre personas educadas en el mismo perfil: admiradores del nazismo y de Hitler, egresados de la Universidad Anáhuac, fundada por Marcial Maciel, pero con una ética estrictamente contraria a la que se comparte en la Universidad Iberoamericana, con principios jesuitas, y a la cual para caracterizarla, basta decir que es la institución académica privada con mayor inversión en educar a defensores humanos en contra de la tortura y en favor de los derechos humanos.
El ex ministro de la Corte José Ramón Cossío, dio la mejor sentencia sobre el caso, al publicar en su tuiter: “Las niñas y los niños con cáncer y la necesidad de sus medicamentos, son los orígenes y los límites de la discusión. Todo lo demás, penosamente, son grillas. Dos minutos de reflexión personal nos vendrían bien. Después de ello, que cada quien se coloque en donde quiera estar”.
El 30 de junio se realizó una manifestación en el aeropuerto, supuestamente en protesta organizada por los padres de niños con cáncer. Un reportero preguntó respetuosamente a los participantes qué medicamentos le faltaban y las respuestas fueron desde, “Yo vengo en apoyo a un chavo que no lo encuentro” Hasta “mi hija padeció cáncer, ya está en remisión y en el Seguro Social no le faltaron las medicinas”.
Los lectores que deseen comprobarlo por sí mismos, pueden copiar y pegar este enlace en sus navegadores: https://twitter.com/ChicShion/status/1410388930709528577.
Historia 2: El colega Francisco Rodríguez publicó recientemente un programa de televisión en el que se pregunta ¿Por qué si suben las penas, los delitos no se reducen? La respuesta es sencilla, porque unos son los que cometen los delitos, y otros los que son llevados a la cárcel.
Es el caso del joven Noe Alejandro, cuyo padre realiza una manifestación el Zócalo, donde espera que se le acerque alguien de la oficina de atención a la ciudadanía de la presidencia de la república. La peor oficina de la que se tenga memoria, incluso desde el sexenio de Luis Echeverría.
En Veracruz, por ejemplo, todo el poder lo tiene la misma policía, jueces y magistrados que dejó Javier Duarte. El gobernador de Veracruz, no merece siquiera el apodo de “florero”, es peor que eso, es el que confirmó en la nómina del estado a los criminales que hoy torturan, roban y chantajean a los empresarios locales.
“La tarde del viernes 31 de julio de 2015, Alejandra Negrete, Mile Virginia Martín, Nadia Vera, Yesenia Quiroz y Rubén Espinosa fueron torturados y asesinados en el departamento 401 del edificio 1909 de la calle Luz Saviñón, en la colonia Narvarte” Así comienza la investigación periodística La Verdad como exquisitez, que puede encontrar en la página de la organización Artículo 19.
Lo que no se ha podido comprobar es que este crimen fue realizado por policías que siguen en la nómina de Veracruz. Y la razón de que el asesinato, entre cuyas víctimas figuran un periodista gráfico y una activista por los derechos humanos no se haya resuelto, es porque el ex jefe de gobierno y hoy senador perredista Miguel Ángel Mancera, montó una de las más monstruosas maquinarias judiciales para fabricar como culpables a un ex policía y dos trabajadores demasiado pobres como para pagarse una defensa.
En Veracruz, hace décadas, para referirse a los grupos de sicarios, muchas veces pagadas por gobernadores, los denominaban “La Sonora Matancera”. Independientemente de los zetas, u otros grupos del crimen organizado, la nueva Sonora Matancera está integrada por dueños de medios de comunicación, policías en nómina, jueces y magistrados.
Todos ellos fabricaron como culpables a dos jóvenes, a quienes sentenciaron a 80 años de prisión. La única “prueba” que tienen contra ellos, es que aparecieron en la misma foto que dos amigos suyos que fueron torturados y asesinados. Idéntico modus operandi al que ha utilizado durante más de una década Isabel Miranda de Wallace para inculpar a casi una docena de jóvenes por el asesinato que nunca cometieron. Su delito es haber ido a Chalma, en una excursión. Al único que no torturaron es a un niño de brazos que no está en la foto.
Historia 3: La credibilidad que tiene como periodista Raymundo Rivapalacio, hizo que todos los que vimos su tuiter diéramos por cierto que la Guardia Nacional intervenía en un pleito entre particulares por el control de la costosa Universidad de las Américas. De la misma manera nos dejamos llevar cuando Salvador García Soto identificó como sicario a un integrante de la policía comunitaria, armado con un rifle de feria. Confirmar la nota al menos en dos fuentes, es una norma que no se cumple, y menos cuando los periodistas nos dejamos llevar por rencores o prejuicios personales. La ética periodística es el debate del momento. No lo eludamos.
Bitácoras suplementarias:
Hay que documentar las nuevas formas que tiene el “chayote periodístico” y de cómo se aprovechan de la buena voluntad del presidente López Obrador los asistentes a la mañanera que reciben publicidad de gobiernos estatales, a cambio de preguntas que favorezcan sus intereses. Será en nuestra próxima historia para armar la historia.
No se pierdan en el canal de You Tube de Los Ángeles Press el reportaje Secuestro de Estado: el caso de José Eduardo Toledano Téllez. No solo tiene como objetivo ganar internautas, sino que todos contribuyamos a que la tortura y la impunidad, si no pueden cancelarse, al menos no sigan siendo la norma, sino la excepción en el poder judicial mexicano.