HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
En la primera mañanera de esta semana le preguntaron nuevamente al presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la sucesión presidencial y apuntó como posibles aspirantes a Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard -ambos muy cuestionados después del accidente de la L12 del Metro-, así como a Tatiana Clouthier, Juan Ramón de la Fuente y, ahora incluye, hasta Rocío Nalhe.
El presidente ya no mencionó a Esteban Moctezuma Barragán, actual embajador de México en los Estados Unidos, a quien había mencionado anteriormente cuando también le preguntaron sobre el tema. Volvió a dejar fuera a Ricardo Monreal con quien seguramente anda un poco o un mucho disgustado.
“La caballada está flaca”, dijo el filósofo de Huitzuco, Guerrero, Rubén Figueroa Figueroa, cuando le preguntaron sobre los nombres que hace más de 50 años se mencionaron para suceder a Luis Echeverría Álvarez, su gran amigo que lo hizo gobernador de Guerrero, cargo que asumió después de ser secuestrado por Lucio Cabañas a quien Pablo Sandoval Ramírez, el padre de la ex secretaria de la Función Pública, Irma Erendira Sandoval Ballesteros, entregó el monto del rescate que exigió el guerrillero por su liberación.
-En efecto los nombres que citó, como posibles sucesores en la Presidencia de la República, en su mañanera de este lunes el presidente Andrés Manuel López Obrador, integran una caballada muy flaca, quizá se salve, por su experiencia, Marcelo Ebrard pero la construcción de la Línea 12 del Metro cuando fue titular del gobierno del Distrito Federal es una pesada losa que le hace muy difícil el camino hacia la candidatura de Morena para el 2024.
Monreal fue excluido por segunda vez por el Presidente, sin embargo, el líder senatorial, se apuntó para luchar “limpiamente por la presidencia, al interior de Morena”, ya que es un miembro fundador de asambleas en los estados de Querétaro, Baja California Sur y Nayarit.
Monreal reconoce que hablar de sucesión en estos momentos provoca división en Morena y distrae a funcionarios en sus labores. El zacatecano se apunta porque sabe que estos son otros tiempos. Ya no son aquellos tiempos como cuando don Daniel Cosío Villegas decía que en su discurso de inauguración, el presidente veía a su sucesor entre los miembros del gabinete que estaban sentados en la primera fila del Congreso en donde el mandatario toma la protesta de ley.
Para su sucesión, el presidente López Obrador parece adoptar a nuestros tiempos el sistema de destape que tanto practicaron los mandatarios surgidos del PRI, a quienes don Daniel asemejaba como un “Emperador Sexenal” que tenía toda la libertad para elegir a su sucesor. Ayer dijo que eso es cosa del pasado, pero todo indica que será como en el pasado.
López Obrador debe entender que estos son otros tiempos y que para su sucesión hay quienes no se van a quedar los brazos cruzados, ante un descarte caprichoso.
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Cuando un reportero le pregunta a un funcionario si es corrupto o ha fracasado en tal o cual cosa, como lo hizo ayer el periodista de Univisión, Jorge Ramos, que cuestionó al presidente Andrés Manuel López Obrador sobre si su estrategia de abrazos no balazos ha sido un verdadero fracasado, tenga por seguro que la respuesta será siempre un contundente No. Ramos cometió otro error cuando dijo que eran cifras de su propio gobierno, pero debió ser preciso caso por caso. No puedo afirmar que Ramos se preste como los reporteros de casa para hacer preguntas de fácil respuesta, pero eso de que las láminas estaban a la mano, despierta la sospecha.
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