La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Lo que resiste apoya y lo que resiente divide
En sendas ocasiones, el presidente López Obrador ha hecho matinales destapes para el 2024. En este sentido, dos han sido los aspectos destacados: la inclusión de rellenos como Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier y Roció Nahle, además de la reiterada eliminación de Ricardo Monreal.
Claro que, igualmente, ha mencionado a Claudia Sheinbaum y al colapsado Marcelo Ebrard, pero hasta el momento, el plan A, B y C para la presidencial es la jefa de Gobierno.
No obstante, la comidilla en los corrillos es el senador zacatecano que, a pesar de los reconocidos servicios prestados a la 4T, sigue siendo visto con recelo por el jefe de jefes.
Muchas son las interpretaciones: qué si le jugó las contras a Claudia con los consiguientes descalabros, qué si el intento de rebelión en el 2018 cuando buscó por la libre la candidatura a la jefatura de Gobierno, qué si su historia plagada de chaqueteo partidista, qué si es un ‘vulgar ambicioso’…en fin, no es un hombre de fiar.
Al margen de lo anterior, Monreal, al igual que AMLO, es un político todoterreno y durante estos tres años, ha construido alianzas impulsando candidatos a diputaciones, alcaldías y gubernaturas y en más de una ha salido victorioso, a lo que suma acuerdos con el sector empresarial y otros actores de la partidocracia.
No es sencillo darle bono de marcha al ex de todo, sobre todo, porque el tabasqueño no tiene una candidata portentosa en la Sheinbaum, ya se vio que lo suyo no es la operación electoral, así pues, los adelantados encartes y el descarte, pueden dar pie a un bloque contra la favorita que, ya demostró, sólo da resultados en zonas de confort.
No perdamos de vista que al mejor pejelagarto se le va el robalo.