-Victor Roccas.
Evoca en mi mente el escenario de un carrusel, gira que gira y sigue girando entretanto quienes en el montan seguramente en su mayoría escenifican gestas de aventura montados en un dragón, un corcel blanco o un carro de guerra, arcas y barcas con muchos adornos, luces y colores que obnubilan, sube que baja, baja que sube, el movimientos es constante, no se piensa ni se retrae al cuestionamiento, tan solo representar el momento y disfrutar de la actuación que parece no terminar, infantiles juegos que al compas de una melodía anima y entretiene la mente de todos los que viajan en el carrusel, gira que gira, sube que sube, baja que baja…
Sin embargo el carrusel y sus pasajeros no avanzan mas que en un circulo interminable, se elevan y bajan a un ritmo ya preestablecido, sus pensamientos y razonamiento se enfocan en un avance que realmente no les lleva a ningún lado.
Y el carrusel gira que gira, y bajo el carrusel todo sigue igual, la vida continua, sin embargo hay espectadores pasivos que al ver escenas casi congeladas que cada giro les dispensa con el optimismo pues los infantiles histriones declaman sobre un corcel y en la siguiente vuelta avasallan a un dragón y a la siguiente buscan acomodarse en un barco para declarar la guerra, todo es un carnaval y a pocos importa el siempre montar el mismo carrusel que gira sin parar…
Y solo los dueños del carrusel dan cuenta de la situación que controlan pues su negocio es la venta de boletos entretanto dispensan momentos de placer, júbilo, ensueño para quienes desean ir más allá de una realidad que agobia, lacera, como aquellos con fe, con esperanza en busca del cielo…
A cada giro nuevamente la imaginación genera batallas con ogros, cabalgatas en pos de justicia, arietes en contra del enemigo, se crean alianzas y se quebrantan pactos que al igual se observan a veces desde arriba y otras desde abajo en interminables movimientos que se repiten, sube que baja, baja que sube, gira que gira…
Algarabía, triunfos, derrotas pero todo una representación, todo es mentira, todo es un escenario predispuesto para que los pasajeros del carrusel hagan comedia y los espectadores al pie del carrusel aplaudan, celebren, sonrían con la esperanza de a cada vuelta sus favoritos hayan abatido al minotauro, rescatado alguna villa y destronado a un rey, todo al final terminará regresando al mismo punto donde el carrusel inició su partida, pero siempre habrá otros que suban al carrusel, incluso habrá quienes repitan hasta el cansancio e inicien nuevamente ese interminable viaje a ninguna parte pero ataviado de briosos caballos, villanos que doblegar, galeones en peligro y cientos, miles de cuentos surgidos en el vértigo de cada vuelta.
Lo anterior tristemente me retrae a la politiquería y pertidocracia en México pues ella simplemente es un carrusel, los dueños del carrusel han mantenido girando interminablemente el juego, durante décadas centenas de actores se han subido y bajado entretanto interminables filas de espectadores eligen a sus favoritos con la esperanza de algún día en una vuelta más la realidad cambie, se transforme, como la esperanza en un sueño, como la fé en el carrusel… Empero siempre al final de cada jornada regresan taciturnos a sus propias realidades.
Acaso los dueños del carrusel le giran a la derecha y otras a la izquierda pero no hay mas cambió ni lo habrá, ni siquiera quienes suben y bajan o quienes observan desde la periferia, unos comediantes y otros sus devotos, no habrá transformación alguna pues el carrusel seguirá gira que gira, sube que baja, baja que sube…
-V.Roccas.