* Me queda la impresión de que necesita tanto, o más, de un triunfo en este caso, que lo logrado durante el reciente proceso electoral del seis de junio. Está en juego la esencia de su impostura política. Sin cárcel a peces grandes, el aleph hacia el futuro de la 4T desaparece
Gregorio Ortega Molina
Lo que vivimos y escenificaremos en la próximas semanas, es tema de novela para Leonardo Sciascia, el mago de las narraciones de la impostura como instrumento de control social y político. Escenografía verbal con un único ganador, porque quien urdió la trama sabe que el resultado carece de importancia.
Si el pueblo bueno y sabio decide llevar a juicio a los expresidentes, y acude a las urnas en porcentaje suficiente para que el resultado sea vinculante, dará inició la gran farsa para buscar pruebas y armar las carpetas de investigación. Necesariamente requiere que obtengan resultados convincentes, determinantes, con constancias claras y contundentes, no como las que tienen en su domicilio a Emilio Lozoya Austin, y a las mujeres de su familia en la picota. ¡Vamos!, no puede reducirse a un arreglo “secreto” como el logrado por Alonso Ancira, ni a un control de daños como el que intenta establecer AMLO por la L-12.
¿Cuántos meses de mañaneras le dará rienda suelta al escarnio social y mediático, a pesar de que su deber es guardar silencio y permitir que la procuración y administración de justicia hagan su trabajo? Con línea o sin ella.
Insistirá en enjuiciar el pasado, cuando lo importante es construir el presente que nos permita edificar un futuro, que nos obsequie optimismo y deseos de pertenecer, otra vez, a una patria digna, no a este remedo de proyecto de reingeniería social, con la oferta de construir una nueva clase media, cuando el mismo presidente de México no acierta a construir su día a día, salta de una improvisación verbal a otra, construyendo y reconstruyendo la impostura que necesita para sobrevivir políticamente y aspirar a ser figurante de la historia.
Por el contrario, si pierde o si los votantes no son suficiente para establecer jurídica y políticamente la vinculación, ¡agárrense!, porque la clase media, periódicos, noticieros de radio y tv, periodistas elegidos por él, rodarán en la rueda de la fortuna cotidiana del escarnio, ya que para él son los culpables de lavar cerebros, ocultar verdades, recibir dinero sucio para, mediáticamente, desacreditar la “sana” labor de “su” gobierno.
El presidente de la República acumulará el suficiente número de adjetivos y descalificaciones para justificar el fracaso de su lucha contra la corrupción, explicar el hecho de que, como su émulo Vicente Fox, sólo haya pescado charalitos y ningún pez gordo, pero debemos preguntarnos si se mostrará lo suficientemente hábil verbalmente, como para desafanarse de sus complicidades con el pasado, hacer que olvidemos la puerta por la cual accedía al despacho de Manuel Camacho, y que, desde entonces, abría Marcelo Ebrard.
Me queda la impresión de que necesita tanto, o más, de un triunfo en este caso, que lo logrado durante el reciente proceso electoral del seis de junio, pues está en juego la esencia de su impostura política. Sin cárcel a peces grandes, el aleph hacia el futuro de la 4T desaparece.
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@OrtegaGregorio