* Más que cantante exitoso, el ahora diputado local de Morena es toda una estrella del trapecio político; ha brincado por todos los partidos sin el menor pudor y de ser un recalcitrante panista y senador por Convergencia (hoy MC), ahora resulta ser un hombre de izquierda que insiste en ser gobernador, por lo que busca apropiarse de la candidatura del partido guinda, aún cuando las bases y militantes rechazan que un presunto violador los represente en las urnas
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Maestro del trapecio, Francisco Xavier Berganza, bien podría haber sido la estrella de cualquier espectáculo circense. Su carrera medianamente exitosa como cantante, no se compara con el arte de volar por los aires de un partido a otro –sin red de protectora—y siempre quedar bien afianzado.
Juzgue usted si no: El ahora diputado local ha transitado de la mojigatería panista al populismo perredista, del oportunismo “emecista”, al corporativismo panalista y ahora al mesianismo morenista.
Con los aires de “divo” asimilados en sus épocas de cantante juvenil, para sus comienzos como neófito en la política, ha resultado un verdadero artista del chantaje y de cambiar de aires partidistas cuando así le conviene.
Con todo ese bagaje en su haber, ahora Francisco Xavier Berganza se manifiesta “escandalizado” porque en Morena, en vías de hecho, ha quedado abierto el juego en cuanto a precandidaturas para gobernador. Curioso, porque eso ha sido lo que siempre han peleado los políticos profesionales.
Nada raro tiene pues, que caiga en contradicciones como cuando, el sábado pasado, confesó, hizo un recorrido proselitista y remató su jornada con una especie de jaculatoria: “Están alborotando las aguas fuera de tiempo… las encuestas no son una casualidad, porque ojo, hay qué revisar quién las sube, de repente aparecen otras en medios oficialistas porque le convienen al gobierno”.
Prosigue en su tono admonitorio: “Están tratando de dividirnos a todos para favorecer un perfil”. Señala “maniobras del gobierno” que a su ver, ejerce de eficiente titiritero: “Necesitan un amigo, saben que no va a ganar el PRI y hay que cuidar el escenario… no podemos salir como en la elección pasada, y debemos estar unidos… y ya el partido tomará cartas en el asunto y deberá elegir al candidato, que puede ser hombre o mujer…”
CHANTAJES DE UN PRÓFUGO, PERO CON SUERTE
Francisco Xavier (su “nom de guerre” como cantante) llegó a la política con el “karma” farandulesco de los berrinches y chantajes para mantenerse en los reflectores. En 1999, la oposición formada por PRD, PT y PAN avanzó en la idea de una coalición electoral para quitarle la gubernatura de Hidalgo al PRI.
Pero Berganza se opuso, rompió con la iniciativa y fue candidato del PAN, pero no logró el triunfo.
Fue obvio que las dirigencias de los partidos rechazados quedaron con la molestia presente cuando ya en 2006, Francisco Xavier, con toda frescura comenzó a coquetear con la propuesta de ¡una alianza! ésta vez como candidato a senador. Se apoyaba a que ya había establecido una sólida relación con Dante Delgado, entonces líder de Convergencia.
A nivel nacional, Dante participaba en la alianza “Por el bien de todos”, con la candidatura presidencial de AMLO.
Claro, con el enojoso antecedente de seis años atrás, PRD y PT se opusieron a la candidatura de Francisco Xavier de forma tajante. Pero Dante, por extrañas razones ya influido por el ex cantante, echó mano de la amenaza de “romper con la Coalición” si no aceptaban a su prospecto.
Parece que AMLO entró en escena y convenció a perredistas y petistas a ceder. Así las cosas, Francisco Xavier resultó candidato a senador, pero… sucedió algo así como pantagruélico: ¡Se fugó del estado de Hidalgo acusado de violación de una mujer y se metió en algún escondrijo en Veracruz!
Dante abochornado y sus socios reclamando airadamente, vieron llegar las elecciones con el candidato de la fórmula senatorial, José Guadarrama, apechugando solo con la campaña.
Triunfó la Coalición, Francisco Xavier, ya senador electo, salió de su escondite y entró al Senado por la puerta trasera para rendir protesta constitucional. Ya investido y con fuero, salió por la puerta principal escupiendo por un colmillo.
Curiosamente, el Ministerio Público de Hidalgo no solicitó, como era conducente, el juicio de desafuero para cumplir con la orden de aprehensión en su contra. Suerte te de Dios… dice el dicho.
Pero por otro lado, AMLO protestó por los resultados de la elección presidencial y decidió ir por “la resistencia civil” con plantón en el Zócalo y toda avenida Reforma. Pero el senador Francisco Xavier nunca se hizo presente en los actos “de resistencia”.
En 2016 retornó al PAN como candidato a gobernador y fue aspirante fuerte en muchos sentidos: se enfrentó al carismático priista Omar Fayad Meneses y quedó en segundo lugar. El PRI obtuvo 524 mil 139 votos por 338 mil 762 del PAN, 185 mil sufragios de diferencia, para una votación histórica de un candidato blanquiazul.
A partir de 2018, como es obvio, el panorama político del país dio un vuelco radical y en 2020, mucho más con la pandemia que obligó a posponer tres meses en Hidalgo los comicios municipales.
EN EL TRAPECIO GUINDA
Francisco Xavier hizo gala de la cachaza típica de los cirqueros saltimbanquis y se acercó a Morena para pelear la candidatura a la presidencia municipal de Pachuca. Pero en círculos de Morena comenzó a manejarse el nombre del profesor universitario Pablo Vargas, quien finalmente resultó el nominado.
Fue cuando Francisco Xavier echó mano de la conocida técnica de las señoras hipocritonas que, a base de circunloquios, se permiten soltar al final su veneno:
Dijo: “Pablo Vargas, a quien no conozco y no tengo por qué criticar, porque el señor merece mi respeto, no tengo cómo juzgarlo ni por qué hacerlo, pero se dice, no me consta, que sea la pareja sentimental de la mamá del secretario de Hacienda”. (Notorios torcimientos discursivos)
MARIO DELGADO… ¿EL NUEVO PADRINO?
Este martes 13 (¿Maléfica fecha?), el Canciller Marcelo Ebrard ratificó su intención de ir por la postulación de Morena a la presidencia de la República, acto insólito en tratándose del partido en el poder, pero sucedió algo no menos sorprendente: el pronunciamiento se hizo nada menos que en “la mañanera” del presidente López Obrador en Palacio Nacional.
Ese acontecimiento político vino a confirmar, de refilón, lo que ya era rumor en los altos círculos de Morena: El presidente del comité nacional, Mario Delgado, no tardará en dejar el puesto, ya que hay otros precandidatos abiertos (Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal, por el momento) que no podrán estar de acuerdo en que la máxima dirigencia de Morena esté en manos de un político que es parte del grupo del Canciller.
Sucede que Francisco Xavier Berganza llegó a diputado plurinominal por Morena, con el pleno apoyo de Mario Delgado, porque fue precisamente quien, en su calidad de dirigente nacional, que pudo meter mano en las nominaciones.
Además, falta confirmar si el presidente AMLO ha olvidado la afrenta de 1999, cuando Berganza demolió la coalición en cierne para la gubernatura y en 2006 chantajeó para la senaduría, solo para huir del estado por la acusación de violación. No parece el estilo presidencial la mala memoria, principalmente tratándose de asuntos de ese tipo.
Y eso ¿alguien lo dudaría? pesará fuerte en cuanto a las aspiraciones de Francisco Xavier en su pretendida candidatura a gobernador de Hidalgo.