La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El que esté libre de Pegasus que mande el primer WhatsApp
No cabe duda, el cinismo es el principal mecanismo de defensa de los políticos.
Ahora que cobró renovado vigor lo del espionaje a mandamases, periodistas, etc. realizado con el malware Pegasus, durante el gobierno de Peña Nieto (aunque hay quienes afirman que inició desde el calderonato y continúa en la 4T), uno de los principales involucrados, Miguel Ángel Osorio Chong, sale a decir que no sabía nada y que ellos no fisgoneaban.
En el mismo sentido se pronuncian Calderón, López Obrador y todos los que han fungido en importantes posiciones de poder: no vigilamos a nadie, respetamos la vida democrática.
Estas declaraciones son falaces, claro que espían, por supuesto que existe una red de información que implica los ´halcones´ oficiales, monitoreo de cuentas bancarias, relación de entradas y salidas del país, intervenciones telefónicas y un largo etcétera.
No hacerlo, sería irresponsable, significaría que el Estado abdique de su principal función: la Seguridad Nacional, con todo lo que ello representa para la viabilidad de la nación.
El tema es que los señores, para no variar, pervierten los sistemas de vigilancia y en vez de utilizarlos para detectar a los interesados en subvertir la vida pública, los emplean para ‘ponerle campanita’ a sus adversarios, con lo que le dan una función partidista e ilegal.
En este sentido, en lugar de indagar si los ‘Chapos’ o los ‘Menchos’ van a traer tal cantidad de fentanilo de China o planean perpetrar una masacre, los ‘estadistas a la mexicana’ prefieren enterarse de los chismes de los opinadores o la esposa de equis funcionario.
¿Alguien supone que Aristegui, Riva Palacio o Loret han planeado un Golpe de Estado?
No, lo que hacen es invadir la esfera privada de los ‘incómodos’, para después difundir sus ocultas preferencias sexuales o los noviazgos furtivos. El cretinismo los determina.