Yo Campesino / Y ¿El crimen?
• Como siempre, el Ganso busca culpables de sus incapacidades, omisiones o complicidades
Miguel A. Rocha Valencia
La pregunta básica es ¿Cómo entran 250 mil armas anualmente a México y de dónde salen los millones de dólares para comprarlas en Estados Unidos? La respuesta es fácil, mediante corrupción y la venta de drogas y personas en el mercado estadounidense.
Reclamar a la Unión Americana el flujo de armas hacia México, utilizadas en todo tipo de actos delincuenciales, incluyendo más de 92 mil asesinatos en menos de tres años de esta administración, es como si del otro lado de la frontera se acusara al gobierno de nuestro país por ser los estadounidenses el mayor mercado en el consumo de drogas.
Máxime si la principal vía de ingreso de drogas hacia Estados Unidos es México y que aquí a los delincuentes no se les persigue a balazos sino para darles abrazos, si de este lado de la frontera se permite a los cárteles apoderarse de vastos territorios, gobiernos estatales y municipales y por la intimidación para proteger la producción, trasiego y rutas de “exportación” de drogas.
Lo que es peor, por inacción cómplice de darles participación directa en las elecciones para elegir autoridades constitucionales que sin duda dejarán libre paso a la circulación ilegal de drogas, personas y armas, esas que se importan de Estados Unidos y que pasan por las aduanas mexicanas de manera impune.
Un ridículo más del gobiernito de la 4T, del Ganso de Macuspana porque, además, no encontrará eco en un mercado legal de armas de todo tipo en un país donde esa industria es preponderante y que el año pasado, tuvo utilidades por arriba de los 420 mil millones de dólares.
Es tan importante que echa para atrás decisiones presidenciales, que como la que prohibía la venta de rifles de asalto, que se convirtieron en las más mortíferas en manos de milicias, guerras civiles y los criminales.
Las armas se fabrican en Estados Unidos, muchas de ellas sirven para pagar drogas, personas y otros contrabandos. Muchos de los cuales llegan precisamente de México, donde la máxima autoridad decide liberar delincuentes capturados y que las fuerzas del orden, sean discriminatorias en cuanto a la persecución de criminales. A unos sí, pero a los “grandotes” no, incluso instruye a secretarios de Estado para que auxilien a familiares en gestorías de carácter internacional.
Ante tal demanda contra fabricantes y vendedoras de armas, seguramente la réplica será que esos artefactos son una mercancía y lo que hagan los compradores con ellas, es responsabilidad de ellos y de quienes les permitan usarlas, máxime si están prohibidas en el país de consumo.
Y tendrán razón. En primer lugar, cómo entran esos artefactos a territorio mexicano, con qué dinero se compran y quiénes las usan. En segundo, si están prohibidos, cómo es que la autoridad no combate su internación y trasiego incluso con el bloqueo de los recursos financieros de quienes. Ahí es donde la Unidad de Inteligencia Financiera, el SAT, Aduanas y demás dependencias, tendrían que mostrar su efectividad. Y si hay corrupción al interior de esas dependencias, castigarla, no solaparla.
Igual en la captura de delincuentes, decomiso de armas y demás contrabandos. La inteligencia militar tiene nombres, estrategias y blancos para hacerlo, cosa que debería reforzar con investigación la Fiscalía General de la República, hoy convertida en instrumento de persecución política.
Ahora dirá el Mesías de la 4T que los muertos son por culpa de Estados Unidos, no por sus políticas fallidas y si así fuera, entonces los expresidentes también serían inocentes de lo que todos estos años los acusó por combatir a su manera al crimen organizado, la inseguridad y la violencia.