-Victor Roccas.
Intentaré ser muy serio con este tema que ha causado polémica principalmente por el desconocimiento de lo que puede representar un antecedente llamado Renta Básica Universal que se establece a nivel internacional como un servicio social o asistencia social a todos los ciudadanos de una nación sin distinción.
El origen de este concepto en occidente seguramente proviene de la obra “Utopía” escrita por Thomas More en el año 1516, en donde un ficticio navegante rememora sus experiencias en una lejana isla con un sistema social de bienestar total, por cierto muy lejano a cualquier sistema democrático de derecha.
Estimará el amable lector que un servidor es primero crítico y suspicaz ante cualquier tema sin embargo me declaro, en lo concerniente a la sociedad y sus políticas, inclinado por un ideal mas cercano a las políticas de izquierda, de la cual emana el ideal de bienestar social integral, por lo cuál la oposición definida como derecha del cual emana el precepto individualista de meritocracia, me provoca francamente rechazo y nausea.
Muy importante decir que un experimento de Renta Básica Universal se llevo a cabo en Finlandia en el año 2017, evidentemente tal experimente fue descrito por la derecha como carente de resultados concluyentes pues se adujo no había resultado en un aumento de empleos, consideración de una estupidez monumental pues cualquiera con tres dedos de frente entiende que un experimento así requiere de apreciaciones más amplias de bienestar social, y no tan solo la percepción occidental calvinista de mercado.
Lo primero será entonces establecer esos otros factores que en el experimento Finlandés no se estimaron pero existen bien definidos desde un 10 de diciembre de 1948 cuando se elabora la Declaración Universal de los derechos humanos que han sido ratificados y firmados por 195 países del mundo incluido desde luego México. Declaración de 30 Artículos, claros, concisos, precisos y simples, justamente así propuestos y aceptados para evitar interpretación libertina, convenenciera, sesgada o demagógica.
Sin embargo prácticamente todos los estados y sus gobiernos han fracasado en el cumplimiento íntegro de lo firmado en en ese documento, como tampoco país alguno cumple con los derechos humanos establecidos en sus propias cartas magnas, derechos humanos que en muchos casos, incluido México, son parte esencial de su Constitución mucho antes de la Declaratoria de 1948.
Debemos apuntar luego que los derechos humanos también refieren un estado de bienestar dentro de una sociedad y no solo en cuanto al ser mismo.
La Constitución Mexicana enaltece, aún cuando refiere de manera muy desordenada y embrollada, esa legitimidad por los derechos humanos o las llamadas garantías individuales.
Ahora bien, en el desconocimiento o entuerto de ese galimatías llamada Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se establece lo que debemos entender de principio como un contrato social, y advertir que todo sistema político es en si mismo un contrato social, que como lo describió y acuño en su obra “El Contrato Social” Jean Jaques Rousseau se fundamenta en la condicionalidad del bienestar del individuo ante un bienestar mayor llamado social.
Por mi parte he sostenido que es la “libertad pactada” la que conforma nuestro contrato social, libertad condicionada por la Constitución en cada uno de sus Artículos, entre ellos desde luego el primero que dicta el reconocimiento inexcusable de documentos como la Declaratoria de los derechos Universales a razón de no solo ser reconocida, sino observada, respetada, salvaguardada como si de la misma Constitución se tratase.
Una vez establecido lo anterior recurramos a una de las obligaciones de los ciudadanos mexicanos, específicamente al Artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que establece; Son obligaciones de los mexicanos; “Contribuir para los gastos públicos, así de la Federación, como de los Estados, de la Ciudad de México y del Municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes.” (Fracción reformada DOF 25-10-1993, 29-01-2016)
Teniendo como realidad la condición de que lo anterior se traduce simplemente en los impuestos que cada uno de los habitantes en México paga por cualquier producto, servicio o actividad privada o del estado, podemos definir que de los impuestos resulta una buena parte del Gasto Neto Total que se ejerce desde el estado.
Dentro del Gasto Neto Total hay un rubro denominado Gasto Público y existe, para sorpresa de muchos de la derecha, algo llamado ¡Gasto Social!, así es meritocráticos pendejos, y este gasto social es una constante aquí en USA, en China y en Rusia, por más “chingones”, empresarios, filántropos y caritativos que sean ustedes o sus héroes, pinches egotistas.
Y este Gasto Social se ha ejercido con bastante entusiasmo por cada uno de los gobiernos del PRI, PAN y ahora MORENA, lo cual no ha sido condición de mejoría en la sociedad mexicana, pero si de un uso electorero infame de gobiernos de derecha o de supuesta izquierda.
No intentaré hacer un historial del Gasto Social en México, pero si describiré sus componentes en al menos los últimos 26 años, desde Zedillo hasta la actualidad, y que ha sido descrito como “Estrategia de Política Social”
El Gasto Social así se compone en dos grande rubros; Acciones amplias dirigidas a la población general en cumplimiento ¡constitucional de las garantías individuales! reconocidas en cuanto a educación, salud, seguridad social, capacitación laboral y vivienda. Y Acciones focalizadas dirigidas a población en pobreza extrema; como es desarrollo del capital humano (salud, nutrición, educación), oportunidades de ingreso y desarrollo del capital físico (infraestructura social básica).
De todo lo anterior, insisto, se desprende que todos los impuestos se destinan en gran medida al Gasto Social.
De mas describir que el Gasto Social es parte del Presupuesto elaborado y programado cada año por el Ejecutivo y aprobado en el Legislativo, donde orondos todos filios del conservadurismo y del liberalismo juegan a los dioses con el dinero de las arcas públicas, amparados en la Constitución, Artículo 74, Fracción VI.
Así que cuando un mierda superempresario consentido de hacienda con una tasa impositiva del 1.3% o un “fifi” con su ISR a tasa del 25.4% se quejan ¡Mantener a jodidos! Esos ojetes “derechairos” tienen razón, tanta razón como un “chairo” que paga su propio ISR del 25.4%, el I.V.A, o el IEPS de su combustible, un cigarro, una cerveza, o paga una tasa impositiva ¡especial! con muchos sacrificios por un vehículo “económico” para trabajar, o al igual que cuando un niño de la calle compra una Cocoa-Cola o cuando un pobre dogradicto paga por un bote de Resistol 5000, todos contribuyen al mismo objetivo ¡El Gasto Social!
Considere por favor el amable lector que los ingresos presupuestales totales del 2020 fueron;
$6,107,732.40 millones de pesos.
Por concepto de impuestos totales fueron $3,505,822.4 millones;
$1,852,852.3 millones por ISR
$1,007,546.0 millones por IVA
$515,733.5 millones por IEPS
$129,690.6 millones por otros impuestos.
etc.
Es decir un 57.3 % de los ingresos presupuestales proceden de impuestos.
Y por ello el ¡Gasto Social! no es por supuesto una acción de filantropía o gracia del gobierno en turno, es un mandato Constitucional y objetivo de la Declaratoria de los derechos humanos que es tan relevante como la Constitución misma, Artículo 1, Párrafo 2; Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.
Es de agradecer por supuesto que entre los ultimas adiciones a la Constitución, Artículo 4, “Igualdad del hombre y la mujer”, el nuevo Párrafo 11; “El Estado garantizará la entrega de un apoyo económico a las personas que tengan discapacidad permanente en los términos que fije la Ley. Para recibir esta prestación tendrán prioridad las y los menores de dieciocho años, las y los indígenas y las y los afromexicanos hasta la edad de sesenta y cuatro años y las personas que se encuentren en condición de pobreza.” Y el nuevo Párrafo 12; Las personas mayores de sesenta y ocho años tienen derecho a recibir por parte del Estado una pensión no contributiva en los términos que fije la Ley. En el caso de las y los indígenas y las y los afromexicanos esta prestación se otorgará a partir de los sesenta y cinco años de edad.
Pero si de hecho, alguien hiciera su trabajo como corresponde en cada gobierno tan solo bastaría con cumplir las garantías individuales y derechos humanos inscritas como ley y normas en la Constitución Mexicana de los Estados Unidos Mexicanos y en la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos.
De tal manera que sin importar edad o sexo todo ciudadano mexicano debe tener garantizada salud, alimentación, educación, vivienda, trabajo, desarrollo, seguridad sin importar cuantas leyes más, cuantos párrafos más, cuantas reformas más, cuantas adiciones, cuantos programas sociales, asistenciales más se hagan para justificar el dispendio al erario por la inacción e irresponsabilidad al incumplir el mandato primero de la Constitución y los derechos humanos.
Por lo anterior insisto todo programa de asistencia, toda supuesta ayuda social, todo ejercicio cacareado por cada uno de los pinches gobiernos en turno han sido y son solo demagogia pura y diáfana con finalidad electoral y corrupción.
Ahora, con un Presupuesto de Ingresos estimado 2021 de $6,295,736.2 millones el Presupuesto de Egresos para el 2021 es de $4,638,300.0 millones de pesos que se dispensan en algunos rubros de “Asistencia Social” de la siguiente manera:
Educación $338.000 millones de pesos.
Salud $154.400 millones
Instituto Mexicano del seguro Social $901,700 millones
ISSSTE $373,500 millones
Derechos humanos $1,700 millones.
Cultura $14,000 millones
Bienestar $190,000 millones
Agricultura y Desarrollo Social $49,300 millones
Pero además como cada sexenio se dispensan rimbombantes programas sociales como:
Programa de Vivienda Social $8,360.0 millones de pesos.
La escuela es Nuestra $12,280.0 millones.
Becas Universitarias $10,176.4 millones.
Becas Nivel Medio Superior $33,3171.6 millones.
Personas con Discapacidad $15,456.0 millones
Becas Nivel Básico $31,937.0 millones
Pensión para Adultos Mayores $135,056.7 millones
Universidades para el Bienestar $1,002.0 millones
Tandas para el Bienestar $1,500.0 millones
Niños y Niñas $2,684.5 millones
Todo lo anterior hace un aproximado de $2,274,370.0 millones de pesos que se restarán a un total de $4,638,300.0 millones de pesos del Presupuesto de Egresos 2021.
En un ejercicio matemático seguramente utópico, si solo este presupuesto ($2,274,370.0 millones de pesos) lo dividiéramos entre los 126,700,000 habitantes en México serían $17,950.80 por cada mexicano, es decir $1,495.90 mensuales por persona, niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, mujeres, hombres, indigenas, afrodescendientes, personas con discapacidad, empleados, desempleados, informales, formales, enfermos, pobres, ricos, todos y cada uno de los mexicanos.
Si igualmente esos $2,274,370.0 millones de pesos se repartieran entre los actuales 55,700,000 de pobres (CONEVAL 2020) cada persona en grado de pobreza recibiría $40,832.50, es decir $3,402.00 mensuales.
Ello sin contar con el ahorro ¡estratosférico! que se gasta en burocracia, salarios, alquileres, contratos, campañas, insumos, y cualquier pendejada que se pueda ocurrir para cada año hacer mal funcionar todo un nuevo aparato de asistencia social en cada sexenio.
¿Imagina el amable lector lo que resultaría si en lugar de tantos programas de supuesto bienestar cada servidor público velara por las garantías individuales, por los derechos humanos de cada mexicano y persona en el territorio mexicano? ¿Si en lugar de crear más leyes, reformas, nuevas burocracias, nuevas estrategias, y gastos sacados de una chistera simplemente se dedicarán a hacer lo que les demanda la Constitución en principio?
¿Pero entonces de que parasitaría tanto hijo de puta demagogo, huevón y cínico sino de embaucarnos con el agua tibia y el hilo negro como ideas geniales de bienestar social?
E insisto lo anterior es solo para demostrar como se gastan miles de millones de pesos cada año en algo que no ha servido para un carajo durante décadas, pues hoy sabemos que la cifra de pobres en México 2020 es de 55.7 millones de pobres,¡10.8 millones de ellos en pobreza extrema!, otros 30 millones por carencias sociales y otros 11.2 millones por ingresos sumando un total de 96.9 millones de mexicanos en algún grado de pobreza y tan solo 29.8 millones de personas que no son pobres ni vulnerables. Si solo promediaremos los 55.7 millones de pobres y en extrema pobreza resultaría en 43.9% de una población en grado de pobreza de 126.7 millones de personas, y es una debacle nacional y social.
Y es una debacle nacional por donde se considere pues México es un país con solo ¡23.5%! de su población en línea de bienestar económica, ¡Menos de una cuarta parte de sus habitantes!
A pesar de ello semejante situación de crisis no indicaría que estemos peor que antes, al término del gobierno de Zedillo con una población total de 98.9 millones se consideraba había 52.7 millones de pobres, es decir 53.2% población en pobreza.
Al finalizar el sexenio de Fox había una población de 107.6 millones, los censos de pobreza eran potestad de SEDESO (a cargo primero de otra joya de la partidocracia en México Josefina Vasquez Mota y después de Ana Teresa Aranda) siendo los datos maquillados en pos de beneficiar la candidatura de Calderon Hinojosa resultando en 47,7 millones de pobres, es decir 44.3% de la población en condición de pobreza.
El sexenio de Calderón, ya con mediciones de CONEVAL no resultó mejor, con una población de 117.6 millones terminó su mandato con 53.3 millones de pobres, es decir 45.3% de la población en condición de pobreza.
El periodo de Peña Nieto terminó en un 41.5% de población en situación de pobreza, con una población de 126.2 millones y 52.4 millones de pobres.
En resumen pasamos de un 52.7% (PRI) a 44.4% (PAN) a 45.3% (PAN) a 41.5% (PRI) a un 43.9% (MORENA) hasta el momento. Cierto igualmente que durante todos estos años la medición de la pobreza a sido influenciada, aplicada y valorada a conveniencia y criterio de cada gobierno al grado de que hoy la pobreza tiene 5 rangos posibles, población en situación de pobreza, población en situación de pobreza extrema, población en situación de pobreza moderada, población vulnerable por carencias sociales y población vulnerable por ingresos, como si al diversificar el estado la realidad de la pobreza en apartados le confiriese alivio institucional.
En ello y por ello la pobreza en México durante los últimos 26 años parece mantener un promedio constante e inalterable a pesar de “programas novedosos” como PROGRESA, PRONASOL, Contigo, Oportunidades, Seguro Popular, Vivir Mejor, el Programa de atención a los adultos mayores 70 y más, CNCH, Prospera, etc, por no mencionar ya los famosísimas fundaciones privadas de asistencia social, que evidentemente no han servido para beneficio de los más pobres pero si han sido destino de ¡billones de pesos!, evasión de impuestos de los más ricos, base estratégica para promoción electoral, sustento de la partidocracia y presupuestos cada año más abultados, todo ello a cargo del bolsillo de cada uno de los mexicanos que pagamos cada centavo de los ingresos al estado en principio por impuestos.
Al final no parece una idea tan descabellada una Pensión Universal Única y soñar con mandar a chingar a su madre a tanto ojete vividor y mesoparásito que adoptamos cada elección con todo y sus putos programas sociales.
-V.Roccas.