-Victor Roccas.
Escribir es, además de un privilegio, es sin duda un enorme placer, en no pocas ocasiones sin saberlo, sin ser consciente, absorto en mis textos, un escribidor es literalmente feliz al expresar con cada palabra el constructor del pensamiento, que maravilla es la escritura y la lectura, cientos de miles de ideas, reflexiones y aprendizaje infinito… El pensamiento en todo su entramado funcionando y generando una sensación deliciosa de inquietud por continuar leyendo, cuestionando, investigando, razonando, recordando, ponderando, concluyendo y escribiendo, un proceso, insisto, literalmente de plenitud… Es en si una adicción, una maravillosa droga que estimula la mente, la consciencia. Tan solo es causa de pesar el imaginar que cada momento a mas individuos parece importarles menos la lectura y la escritura, y tal es nuevamente parte del tema que hoy pretendo desarrollar…
Otra virtud de las redes sociales es la posibilidad de presenciar y confirmar hasta que grado está “valiendo madre” la sociedad, en particular la sociedad mexicana, el llamado pueblo, ese pueblo “bueno y sabio” que definen en franca burla, ese pueblo cada día más apendejado entre verdades y mentiras, entre demagogia, frivolidad, hipersexualización, vulgaridad, narcisismo, fanatismo que le hunde en un fango espeso de ignorancia voluntaria que más debe entenderse como un “cabrón valemadrismo a la mexicana”.
De ahí nacen las historietas que definen la calidad de nuestro actual oscurantismo y que cada día tiene incluso un grados de distinción como el llamado ¡”Hastag”! termino que puede entenderse como el índice de estupidización popular de una sociedad asesina del lenguaje, de la comprensión lectora, y de la consciencia, así entre más popularidad obtenga un “hastag” más estulticia le corresponde pues la estupidez es simplemente cuestión de rebaño, de chusma, de pendejismo puro y diáfano.
Y es que prácticamente a muy pocos les gusta leer, a muchos menos les gusta leer e intentar entender las palabras del autor, muchísimo menos imaginar la locución, seguir la acentuación, sus exclamaciones, interrogantes y pausas, la escritura y la lectura emergiendo como un ente que diserta, exclama, declara y susurra, un ser indivisible en nuestra mente que reflexiona y nos habla, la comunión de las ideas entre quien escribe y quien lee, el desarrollo de las palabras que se redactan desde un pensamiento y se replican en otra mente, seguramente desconocida, lejana, inadvertida pero que finalmente resulta posible en un destino insospechado.
Esa es la maravilla de la lectura y la escritura, un origen y destino sin posibilidades de predicción, que sorpresivamente se pueden unir, encontrar a pesar del tiempo, la distancia, el lugar e incluso a pesar del idioma o cultura, incluso más allá del poder y la muerte.
Encontrarse frente a la voz y pensamiento de genialidades universales como Diógenes de Sinope, Sócrates, Platón, Aristóteles, Cicerón, Nietzsche, Schopenhauer, Bertrand Russell, Blavatsky, Victor Hugo, Cervantes, Marx, Engels, Bakunin, Beauvoir, Dumas, Tomas Moro, Poe, Asimov, Tolstoi, Grimberg, Zinn, hasta la grandeza de Adela Cortina, Byung Chul Han, Julio Anguita, Paco Ignacio Taibo II, Eduardo Galeano, Chomsky, R.R.Martín, Tolkien, Auel, y tantos, tantísimos hombres y mujeres que realmente revolucionaron y revolucionan aún la mente y consciencia resulta es un placer que cada día menos personas conocen y lo peor es que a la gran mayoría “les vale madre”.
Lo mismo sucede con la música, la pintura, la escultura, la arquitectura, la poesía, la danza, etc, no solo es la indiferencia, es la total inexistencia de una formación selectiva, las artes que alimentan la ilustración, la cultura, pero que también desarrollan el criterio de preferencia, de selectividad, de contenido y calidad tan necesario para el constructo de la selectividad. En cuanto a la filosofía es francamente territorio prohibido, tabú, es la guarida del demonio mismo y la acérrima enemiga de la Teología y la doctrina religiosa que hoy día como en los albores de la civilización ha dictado la estupidez del ser humano mediante la esperanza y la fe.
Por ello los estados absolutistas o democráticos exacerban el sentimiento de patriotismo y nacionalismo a ultranza que conjunto al adoctrinamiento educativo crean individuos pobres y marginados del conocimiento y filosofía universales a tal grado que Galeano los define perfectamente en su poema “Los nadies”; “…Qué no hacen arte sino artesanía. Qué no practican la cultura sino el folclore…Qué no figuran en la historia universal sino en la nota roja de la prensa local…”
Pues eso somos para el gobierno de las élites y de las prostituidas y falsas izquierdas, somos los nadies, así nos quieren, así nos ven, así les servimos sumisamente pues no inferimos diferencia, no hay capacidad ni posibilidad de selección pues se desconoce el concepto de contenido y calidad ante cualquier elección, porqué las clases acomodadas han llegado a ser tan ordinarias, hedonistas, arrogantes, decadentes y vulgares como las clases oprimidas son serviles, indolentes, ignorantes, fervorosas y fanatizadas, pero lo peor es que como pueblo “bueno y sabio” se es ¡feliz! y a la mayoría les vale madre intentar reconocerse como un pueblo ignorante y pendejo que se sujeta a la voluntad de puros ojetes y sus demagogos.
-V.Roccas.