Francisco Gómez Maza
• Cuál es la política migratoria del presidente AMLO
• ¿Reprimir a quien intente traspasar la frontera sur?
Antes, mucho antes de que clareara este lunes 30 de agosto, hallé en mis notificaciones de Twitter un “twit” de mi querido amigo, Porfirio Muñoz Ledo que, a la letra, dice:
“Afganos, sí. Haitianos, no. Contradicciones, deberes; el canciller Marcelo Ebrard acudió solícitamente al aeropuerto para acoger a los exiliados afganos, mientras la GN se encargó, el mismo día, de recibir a los refugiados haitianos y salvadoreños… pero a golpes y vejaciones. ½” (10:22 p. m. · 29 ago. 2021·Twitter for iPhone).
No es la primera vez que elementos de las fuerzas de seguridad, en este caso, de la Guardia Nacional, reprimen a migrantes procedentes de Centroamérica, que intentan ingresar por la frontera sur, por el río Suchiate chiapense, quedarse en México para buscar un empleo que les dé, por lo menos, de comer, o cruzar el extenso territorio nacional para entrar en los Estados Unidos por cualquier puerto fronterizo que divide México y EU, eludiendo a polleros, tratantes de personas, hampones secuestradores, policías delincuentes y ¡guardias nacionales!
Elementos de la GN reprimieron, vejaron, golpearon a integrantes de las caravanas centroamericanas –lo vi con mis propios ojos-, cuando el señor Donald Trump –el payaso de las cachetadas del inolvidable trasterrado, muy español, pero más mexicano por derecho propio, León Felipe- condicionó la imposición o no imposición de aranceles a los productos mexicanos importados, a que el presidente López Obrador levantara un muro humano represor para que los migrantes, forzados por el hambre, la miseria, la violencia de la delincuencia, los efectos de los desastres naturales, no pasaran ni siquiera la línea divisoria entre Guatemala y Chiapas.
Ahora un grupo de haitianos cansados de la miseria de sobrevivir en la localidad de Tapachula, discriminados, sin trabajo, con hambre, mucha hambre estomacal y de justicia, fue violentado por elementos de la GN de México para que no siguieran su camino rumbo al interior, e intentar, unos, ingresar en territorio estadounidense, donde tampoco los quiere Joe Biden, el presidente demócrata que inspiró confianza en que cambiaría de tajo la política migratoria de Trump, pero decepcionó a los propios defensores de derechos humanos de migrantes. Tan bueno el pinto como el colorado. La mayoría de haitianos lo que desea es ir a otro estado donde puedan llevar una vida menos denigrante que la de Chiapas.
Las imágenes en video no mienten. Están en la app Toutube. Los testigos tampoco. A propósito, la admirada colega Ángeles Mariscal testificó: “Elementos de la Guardia Nacional, militares y del INM (Instituto Nacional de Migración) implementaron un operativo de contención contra migrantes que buscan salir de Chiapas, donde el Gobierno de México obliga a los solicitantes de asilo a permanecer, aunque no hay empleo para ellos.”
Mariscal reporta:
“Lo importante que necesitamos es dejar Chiapas, porque en Chiapas no hay trabajo. En Chiapas no hay forma de vivir, la gente nos está tratando como animales. Si somos refugiados, lo que estamos buscando es una forma de vivir para poder comer”, explicó uno de los migrantes, antes de emprender la caravana.
Durante la semana que transcurrió, los migrantes realizaron protestas afuera de las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la COMAR (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados), para pedir la agilización de sus trámites de refugio.
De acuerdo con la normatividad del gobierno mexicano, en tanto la COMAR no dé un dictamen sobre las solicitudes, las personas migrantes, no pueden salir de la ciudad donde iniciaron el trámite, en este caso, la ciudad de Tapachula.
Muy incongruente la política migratoria del presidente López Obrador. Y las contradicciones se ven a la luz del día. México envía ayuda humanitaria a Haití, pueblo en pobreza extrema, azotado por la explotación de la fuerza de trabajo, por la pobreza, por la miseria, por la insalubridad y, de ribete, por la acción de la naturaleza. Por un lado, México hace alarde de humanitarismo.
Por el otro reprime a los haitianos que se han visto obligados a dejar su tierra para buscar trabajo en México, que no sea en Chiapas porque en esta entidad no hay empleo ni siquiera para infinidad de chiapanecos, menos para ellos.
Y viene la Guardia Nacional y los maltrata.
En cambio, las niñas bonitas de Afganistán son recibidas con bombo y platillo por el canciller, aspirante a la candidatura para suceder al tabasqueño.
Qué paradójico, mi querido Porfirio.