MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
“Me extraña que siendo araña te caigas de la pared”, diría a Su Alteza Serenísima en paráfrasis del refrán popular y en apego a su praxis populachera en el trato al adversario, con todo y risita marrullera.
¿Usted cree que ha pasado a mejor vida la máxima de que en el país no se mueve una hoja sin que lo ordene y sepa el Presidente en turno?
El Duce se jacta de que en México ya no se espía al adversario político, que él no es igual y no se mete en la vida privada de los políticos que no le son afines y, en esa tesis, estarían a salvo sus colaboradores, amigos, compadres, comadres, familiares, amigos del alma y hasta cómplices de sus desaciertos o corruptelas en nombre de la honestidad, ¿a poco no?
Pero, usted estará de acuerdo, en que esa es una baladronada más del licenciado presidente, porque entonces para qué diablos sustituyó con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN). En el mundo no hay gobierno que carezca de un órgano preventivo que espíe actos y personajes potencialmente dañinos para su soberanía.
Medidas las distancias, ¿se imagina a Estados Unidos sin la CIA y la DEA o el FBI? Así que cuando el Duce sostuvo que, como él no es igual que sus antecesores, desaparecía al CISEN y no tendría, en su gobierno, a un sistema que espiara a sus opositores ni nada que le pareciera, blofeaba.
Porque, ¿entonces qué hace el CNI? Por supuesto que, ésa, fue una de las más de 80 mil mentiras que el Duce ha dicho en el transcurso de su gestión, en especial en las mañaneras, espacio libre que no admite réplicas de lunes a viernes desde el Salón de la Tesorería en el humilde y modesto Palacio Nacional.
Mire usted, este preámbulo viene al caso porque Andrés Manuel, el licenciado presidente se empecinó en adelantar el descorcholamiento de quienes podrían sucederle en el cargo, pero no mencionó a Ricardo Monreal Ávila, coordinador de los senadores de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República.
Diríase, entrados en gastos en los dicharachos populares, para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo. Pero, Andrés Manuel es harto predecible y la práctica de engañar con la verdad, evidencia sus motivos, como fue éste de enviar el mensaje a Monreal y a sus simpatizantes, que por cierto no son pocos y por eso la inquietud en Palacio, de que pues ni lo pensara, es decir, no está en el ánimo macuspano para la sucesión presidencial, su sucesión.
Y hete ahí que justo en una decisión de estrategia básica, Su Alteza Serenísima se convirtió en el publirrelacionista de Ricardo Monreal.
No lo menciona pero esa es una promoción en sí misma, como ésta de, en el ánimo de demostrar quién manda, prácticamente le ordenó sacar ipso facto la legislación en materia de la Ley Reglamentaria de la Revocación de Mandato, para estar en condiciones de demostrar, en marzo del año entrante, que está más puesto que un rifle, como presumía Don Fidel Velázquez Sánchez cuando se enfilaba a cumplir 90 años. Y que Monreal debe obedecer. ¡Ajá!
Además, Su Alteza Serenísima ya no invita a desayunar al ex gobernador de Zacatecas, cuyo ascenso hacia ese cargo tuvo un condimento nada menor: en esos días su publirrelacionista desde Los Pinos fue el doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, a la sazón Presidente de la República que fracasó en el intento de cerrarle el camino a gobierno de aquella entidad, pero igual la quitar de la gubernatura a Roberto Madrazo Pintado para abrir el cauce ni más ni menos que al beligerante Andrés Manuel.
¿Usted cree que Ricardo Monreal anda preocupado porque Su Alteza Serenísima ya no le habla, por lo menos que se sepa públicamente? ¡Para nada!, al contrario, Ricardo le ha respondido institucional y educado.
Y, en una especie de “no te hagas bolas, Andrés Manuel”, en ocasión de recibir a Olga María Sánchez Cordero, defenestrada horas antes del cargo de secretaria de Gobernación, Ricardo la ungió, con el apoyo de los senadores de Morena, presidenta de la Mesa Directiva del Senado, para el primer año de la LXV Legislatura Federal.
Incluso, Ricardo llamó a cerrar filas en torno a Andrés Manuel y deploró que le hayan bloqueado el paso a las instalaciones militares en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. ¿Me estás oyendo, inútil?, Paquita la del Barrio dixit.
Bueno, bueno, se vale que los sesudos analistas políticos y quienes presumen de saber vida y obra de políticos, digan que la ministra en retiro, la senadora Sánchez Cordero, haya sido enviada por el Duce para frenar la carrera de Ricardo; cada quien con sus lucubraciones.
Pero, incluso con esa versión se robustece la tarea del licenciado presidente para promover a Monreal como el más firme aspirante a la Presidencia de México. ¡Ah!, ¿le puede cerrar el paso mediante operaciones pueriles de Mario Delgado, gerente del Corporativo Morena y echarle a la jauría para descarrilar su aspiración? ¿Seguirá placeando a Claudia Sheinbaum?
Pues que lo haga. Finalmente en ese contrasentido del experto en propaganda y estrategia política que presume, promueve a Ricardo sin promoverlo. Andrés Manuel y sus operadores oficiales y oficiosos con la orden de hacer la vida imposible a Monreal, tanto que, lo refirió al inicio de semana, en tres años presentó unas 15 denuncias porque le han perseguido con acusaciones varias y hasta clonado su número de teléfono celular.
Pero el licenciado presidente anda feliz porque antes de rendir su tercer informe de gobierno, estrena libro.
“Miren, ya salió A la mitad del camino. Aquí está mi pensamiento y la acción que se ha llevado a cabo por el gobierno en dos años nueve meses. Lo recomiendo, en especial lo recomiendo a nuestros adversarios, para que conozcan las razones, los argumentos de lo que estamos llevando a cabo”, presumió en la mañanera de inicio de semana.
Y bueno, dice que la política es, entre otras cosas, pensamiento y acción, y aquí está el pensamiento y aquí está la acción. Quizá por eso, en busca de un responsable del mal fin de semana que le hicieron pasar los maestros de la CNTE en Chiapas, encontró a Ricardo Monreal como el autor de esas movilizaciones que le impidieron el acceso a la zona militar en Tuxtla Gutiérrez.
Veamos. La nota publicada en la edición del lunes en La Jornada, que implica a Ricardo Monreal en la movilización de la CNTE, es una de esas notas que llevan las huellas digitales del autor. ¿Usted cree que La Jornada no atiende a instrucciones de Su Alteza Serenísima?
Cuando el animalito tiene plumas de ganso, pico de ganso y patitas de ganso, es un canijo ganso, permítame la paráfrasis sin el pato que es el personaje original. Pero, ¿a poco no?
Y Monreal tomó el caso como algo elemental en este nuevo escenario, en el que Su Alteza Serenísima ha decidido jugar con sus amigotes, los cuadernos de doble ralla.
“Por cierto –refirió Ricardo Monreal, en conferencia de prensa, ofrecida en el Senado– hoy me extrañó mucho ver en un periódico, en La Jornada nacional, una información sobre que yo hablé con algunos maestros de la Coordinadora o del SNTE en Chiapas: no es cierto, están suplantando mi nombre; no conozco a ningún dirigente de la Coordinadora.
“No he hablado con ningún maestro de Chiapas y no estoy involucrado. Los están engañando”.
¡Vaya casualidad!, diríase. Pero, hoy La Jornada es como en su tiempo lo fue El Nacional, como vocero del gobierno federal en turno. Así se juega el juego que todos jugamos. Y Monreal está convencido, sin duda, de la campaña que le han enderezado desde Palacio Nacional con la anuencia, dirección, escenografía y vestuario del Duce.
“Tengo una denuncia por el uso de mi nombre que, por cierto, he estado insistiendo porque le están hablando a empresarios, a personajes de la vida económica y pública, usurpando mi nombre y fingiendo o imitando mi voz.
“No dudo que los estén sorprendiendo a los maestros de Chiapas. No tengo nada que ver con Chiapas, sino respeto por ellos; y no he hablado con ningún dirigente, por lo que la información que aparece hoy de un corresponsal de Chiapas en La Jornada, es totalmente inexacta”, puntualizó Monreal y evitó, como ordena el librito, meterse en honduras y siquiera deslizar un apellido.
Es de elemental proceder político, algo que desde las alturas del poder ha olvidado el licenciado Duce.
–¿A qué atribuye que no se aclaren estas denuncias (las presentadas ante la Fiscalía General de la República?—le preguntaron a Ricardo Monreal.
–Pues no lo sé, retardo de la justicia—resolvió el senador y ahí dejó el mensaje a quien se ha convertido en su principal publirrelacionista. ¿Su Alteza Serenísima no lo ve ni lo oye?, en la paráfrasis del dizque odiado neoliberal Carlos Salinas. Digo,
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