Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
Las crisis políticas, económicas y sociales siempre resultan un campo fértil para los extremismos de todo tipo, que con ideas y agendas radicales -que generalmente incluyen la anulación y/o la eliminación del adversario- se presentan como la “solución” a los problemas que aquejan a un país, buscando con ello seducir a una sociedad que se siente agraviada, ignorada o marginada y adopta ese tipo de discursos sin demasiada conciencia crítica.
Ejemplos históricos abundan. Pero para no ir muy lejos, en México se vive de un tiempo a la fecha –que incluso va más allá del presente sexenio- un clima de polarización social tan fuerte, que extremismos de variopinto talante se han dejado ver y sentir para promover agendas políticas que, de tan confrontadas en lo ideológico, encuentran puntos de confluencia en su proclividad a la violación de derechos fundamentales.
Ante el desgaste de los partidos tradicionales de izquierda y derecha moderada como el PSOE y el PP, en España han cobrado fuerza esos extremismos con el surgimiento de partidos que enarbolan tal clase de posturas radicalmente opuestas de las que hablamos. Y que por alguna razón encontraron acogida y espacio de acción en México.
Para nadie es un secreto la operación de representantes de Podemos, partido español de izquierda radical, dentro de diversos espacios del régimen de la autoproclamada “cuarta transformación”.
Ese instituto político ha sido señalado en su país por mantener vínculos y recibir financiamiento ilegal de la dictadura chavista en Venezuela y hasta del régimen teocrático de Irán, con los que su líder histórico, Pablo Iglesias, ha colaborado abiertamente en el pasado reciente.
Varios de estos personajes provenientes de Podemos, como Abraham Mendieta, tienen una activa participación en la política electoral y legislativa mexicana, violentando sistemática e impunemente las prohibiciones constitucionales para que extranjeros se inmiscuyan en asuntos de política interna del país.
Con total desfachatez, Mendieta opina de política interna, da cursos de “formación política” a cuadros de Morena por todo el país y agrede a opositores en sus redes sociales, todo lo cual le está vedado por el artículo 33 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Obviamente, el gobierno se hace de “la vista gorda”, pues es uno de sus “intelectuales orgánicos”.
Otro es Israel Arconada Gómez, conocido como “Katu Arkonada”, ligado en España al grupo terrorista separatista vasco ETA, por lo cual fue encarcelado y tuvo que salir de su país. En México ha sido asesor de René Bejarano y Dolores Padierna, así como del actual diputado del PT Gerardo Fernández Noroña. Es un activo promotor de la “4t” y del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en redes sociales y también está ligado a Pablo Iglesias y a Podemos.
A este grupo, junto con otros asesores del lopezobradorismo como el productor de televisión Epigmenio Ibarra, se atribuyen en buena medida el discurso, las campañas y estrategias propagandísticas que pueblan el discurso del actual régimen gobernante en México, que se basan en la confrontación permanente y promueven un sistema político centralista, estatista y completamente populista.
Por supuesto, a toda parte surge siempre una contraparte. La cara opuesta de Podemos es VOX, partido de extrema derecha con raíces en el falangismo y la dictadura franquista, que promueve una agenda ultranacionalista y xenofóbica, homofóbica y misógina, que se mueve bajo el disfraz del libertarismo pero que está más cerca del fascismo, y que nació a partir de una fractura en el Partido Popular porque éste adoptó posturas más tendientes hacia la centro-derecha.
Con el líder de este partido, Santiago Abascal –nieto de un diputado de la dictadura franquista- se reunieron este jueves senadores del Partido Acción Nacional encabezados por su coordinador de bancada, Julen Rementería del Puerto, para suscribir un documento denominado “Carta de Madrid”, que pretende ser una respuesta al izquierdista Foro de Sao Paulo y que se propone detener el “avance del comunismo” y la defensa de “la libertad y la democracia en la Iberosfera”.
Es tan impresentable VOX, que varios panistas pertenecientes a distintas corrientes de ese partido como Gustavo Madero, Xóchitl Gálvez, Roberto Gil Zuarth y hasta el dirigente nacional interino Héctor Larios, se desmarcaron de la decisión de reunirse con Abascal impulsada por Julen Rementería, quien pretende ser candidato a gobernador de Veracruz en 2024.
Apostar por la radicalización en el sentido ideológico contrario, pero al final de cuentas en los mismos términos y con los mismos fines que Morena, podría no solo ser el último clavo en el ataúd de una oposición sin ideas, desprestigiada y carente de identidad. Se corre el riesgo de fracturar aún más y quizá sin remedio a los mexicanos, de colocarlos en la disyuntiva de un mundo únicamente en blanco y negro, lo cual necesariamente termina por ser excluyente de quien ejerce su derecho a disentir y a pensar con criterio propio.
Los extremismos conducen invariablemente al totalitarismo, cualquiera que sea la ruta que se tome. Y la historia nos enseña lo que eso significa siempre.
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