Francisco Gómez Maza
• Prefieren ahorrar que gastar
• Les preocupa el incierto futuro
Confianza, confide, con fe: Pareciera que la pandemia de coronavirus, en su Tercera Ola, por la mutación Delta, está enloqueciendo a la gente, que ya sufre por los imaginarios estragos de la variante Lambda, aún no declarada huésped de los hospitales.
¿O será la propaganda de la derecha y de la extrema derecha, que trata, por todos los medios habidos y por haber de desvirtuar los logros de la administración morenista, acusándola de imponer una política pública de puras ocurrencias?
¿O será que los consumidores, cansados ya de cuarentenas, de confinamientos, del miedo al contagio, del pánico al dolor, a la asfixia, al ahogamiento, víctimas del SARS-Cov-2, y la muerte, han perdido la esperanza en un futuro desesperadamente incierto, al que llegarán contaminados de sus propios humores, concentrados, en cuarentena, entre boca y nariz, gracias al infame cubre boca?
“Qui le sait!”, como dicen quienes parlan francés.
Ahora resulta que los compradores están perdiendo la confianza en la economía. Sienten que las cosas van a cambiar, pero para empeorar. Y es que hay, y vaya que actúan, dia-bólicamente, muchos “expertos” en ciencias de la salud, en epidemiología, en cepas de virus, en variantes deltas y lambdas (o eles, en castellano), y en politiquería, que se esmeran en crear, entre los humanos, un ambiente de pesimismo. Y las mayorías pusilánimes se la creen.
Ahora, contra todo, contra el comportamiento de las variables de la economía, que en honor a la verdad se han comportado como nunca, el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC), que elaboran conjuntamente el INEGI y el Banco de México, ha registrado ya, en agosto, una disminución tazada en 1.2 puntos. Sólo para agosto. Los consumidores empiezan a preocuparse por el futuro, que nadie sabe si llegará.
Los comunicados que simultáneamente envían el Banco Central y el INEGI informan que la confianza consumidora se ha deteriorado al mes de manera preocupante, no obstante que, entre enero y agosto, si se hacen cuentas globales, el ICC presentó un crecimiento anual de 7.5%. De todos modos, no hay que confiarse de la desconfianza descubierta.
En términos desestacionalizados, en agosto el componente que evalúa la opinión sobre la situación económica de los integrantes del hogar, en el momento actual frente a la que tenían hace doce meses, presentó una caída mensual de 1.7 puntos.
El rubro correspondiente a la expectativa sobre la situación económica de los miembros del hogar, dentro de doce meses, respecto a la que registran en el momento actual, disminuyó 1.5 puntos.
La variable que mide la percepción de los consumidores acerca de la situación económica del país hoy en día, comparada con la que prevaleció hace doce meses, se redujo 0.8 puntos.
El indicador que capta las expectativas sobre la condición económica del país, esperada dentro de un año respecto a la situación actual, se contrajo 1.7 puntos.
Y finalmente, el componente relativo a la opinión sobre las posibilidades, en el momento actual, por parte de los integrantes del hogar, comparadas con las de hace un año, para efectuar compras de bienes durables, tales como muebles, televisor, lavadora y otros aparatos electrodomésticos, retrocedió 1.2 punto.
Pero para los neófitos en el manejo de la ciencia económica, ¿qué es el Índice de Confianza del Consumidor (ICC)?
De acuerdo con consultas diversas con los sabios, con los gurúes de la ciencia económica, el ICC es un tipo de indicador económico, encargado de estudiar y prever el comportamiento de los individuos de un país respecto a su consumo, mediante la medición de la percepción que tienen de la economía de su país.
Si la confianza del consumidor es mayor, es de esperarse que realice más compras, lo que impulsa un mayor crecimiento económico. Si la confianza del consumidor es menor, los consumidores suelen gastar menos para ahorrar más. Obviamente, es de sabios prevenir. No vaya a ser que en tiempos de las vacas flacas no haya ni siquiera agua de arroz para alimentar a los pequeños en edad de lactantes.
Este indicador, el ICC, resulta de promediar cinco indicadores parciales que recogen las percepciones sobre la situación económica actual del hogar de los entrevistados, respecto a la de hace un año; la situación económica esperada del hogar dentro de doce meses; la situación económica presente del país respecto a la de hace un año; la situación económica del país dentro de doce meses, y qué tan propicio es el momento actual para la adquisición de bienes de consumo duradero.
Y el espacio columnario se acabó. Escribir mil, dos mil, tres mil palabras nadie lo aguanta, sobre todo en la actualidad cuando los lectores no aguantan ni siquiera los 180 caracteres del Twitter.