Francisco Gómez Maza
• México y Cuba, amigos desde el primero de julio del 59
• Díaz Canel sólo es repudiado por los seudo opositores
Comunista o no, dictador populista o demócrata, Miguel Díaz Canel, sucesor del general Raúl Castro Ruz, es el Presidente legítimo de la República de Cuba, y Cuba siempre ha sido uno de los países más cercanos al corazón de México, desde los interminables tiempos de la dictadura sexenal priista. Los tránsfugas de la izquierda y los conservadores reaccionarios dirán que es un dictador asesino.
México fue el único país de este continente que no se alineó al imperio estadounidense, cuando éste ordenó a la OEA romper relaciones, o no establecerlas, ni reestablecerlas, con el gobierno del doctor Fidel Castro, el líder de los barbones de la Sierra Maestra, cuyas cabezas se entrenaron en México, viajaron hacia la isla en el Granma, que financió un empresario mexicano, y lograron apabullar, con la inspiración del padre de la patria, el gran José Martí (de la talla de Simón Bolívar y el Padre Miguel Hidalgo), al dictador Fulgencio Batista, quien había convertido a Cuba en el burdel más lujurioso de los “americanos”.
Ahora que el comunismo hizo mutis en el teatro del mundo y prácticamente fue sustituido por sistemas de libre mercado, por un capitalismo social, cuando ya la Unión Soviética es sólo un referente histórico, y el Comunismo de la China se ha convertido y ha dado paso a una economía centralmente planificada con rostro librecambista, a los panistas, a los yunquistas, a los empresarios corporativos preconciliares, decimonónicos, opositores de pie de banco, se les ocurre advertirnos del comunismo” de Díaz Canel.
El presidente de Cuba fue invitado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador – otro “comunista” mítico-, porque la isla siempre ha estado en el corazón de millones de mexicanos. Los cubanos han tenido una fuerte influencia en los mexicanos, con su música, su poesía, su gastronomía, su cultura en general y los cubanos convertidos en mexicanos, como aquella inolvidable poeta y compañera, Magaly Martínez.
El presidente Canel está ya en México para participar en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), organismo que podría sustituir a la prostituida OEA. El cubano acompañará a AMLO en las celebraciones del 16 de septiembre, para admirar el desfile militar.
Ah, pero los anticomunistas de moda, encabezados ahora por Felipe Calderón y por el entrometido de Santiago Abascal, franquiciatario de una cosa llamada Vox, partido yunquista formado por desmembrados del conservador Partido Popular, y los viejos empresarios de El Yunque, han desplegado una campaña de odio contra López Obrador por la presencia del presidente cubano.
Pero se trata de continuar la guerra sucia en contra del presidente mexicano, ni siquiera por razones políticas, ni siquiera porque fuera comunista, sino porque la figura del tabasqueño es un amuleto contra los intereses mezquinos de los albicelestes, de los intelectuales convenencieros y de empresarios corporativos, que siguen las consejas de los principios de los inspiradores del conservadurismo reaccionario, de aquel calvinismo que trajo a América el espíritu de “los luchadores por la libertad”, el prurito de acumular riqueza mediante la explotación de la mano de obra de los trabajadores.
Sin embargo, como he sostenido desde que ganó las elecciones López Obrador por 30.000,000 de votos, los aprendices opositores se la van a pasar otros 3 años lamiendo sus heridas, su amargura, su impotencia, sus plañidos.
Y ahora dirán que Díaz Canel es un comunista represor, asesino. Y que el mandato de López Orador es convertir a México en un estado comunista. ¡Pero por Dios! ¡En qué país vivimos! Ubinam Gentium summus, diría el senator romanus Cicerón al traidor de Catilina.
Y ahora vamos a gozar del rico pozole guerrerense, que nos preparó Hermelinda linda. A celebrar que aún estamos vivitos y coleando, a pesar del SARS-Cov-2, aunque los gobiernos de la dictadura sexenal y del partido cabeza de playa de El Yunque, uncieron al país a la corrupción mundial de OHL, Repsol, Odebrecht y demás próceres de la dictadura del dinero.