Yo Campesino / Dictadura
• El Ganso actúa como autócrata, quisiera apoderarse del país; CELAC fue para medir
*Miguel A. Rocha Valencia*
Dice el dicho que, si camina como ganso, grazna como ganso y se dice ganso, es que es ganso. Lo mismo podría aplicarse al profeta de la 4T cuando sólo se siente a gusto y se rodea de dictadores a quienes defiende, justifica e imita. Simplemente quisiera ser uno de ellos para que no le estorbaran instituciones, organizaciones, congresos ni poderes constitucionales.
Por eso lo enojó tanto perder media Ciudad de México y la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, ya que con ella y los 58 millones de mexicanos que ya gobierna Morena a nivel nacional con el apoyo de poderes fácticos, incluyendo al crimen organizado y varios empresarios, pudo dar un salto al poder absoluto, parársele de manos a Estados Unidos y hacer bloque con “sus hermanos” de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Claro la meta sigue ahí; lo del retiro es pura mentira y sólo espera que sus operadores desde la UIF, la Fiscalía General y el SAT, logren comprar los suficientes votos opositores en el Congreso y con el apoyo de los que incidieron en las elecciones en Sonora, Sinaloa, Nayarit, Estado de México y Michoacán, consiga el triunfo electoral (a como dé lugar) en las seis elecciones estatales del año próximo.
Con ello superará el 46 por ciento de la población que hoy tiene, amén del control de la mayoría de los congresos estatales. De hecho, si tuviera las dos terceras partes de los diputados federales, hoy podría conseguir legalmente reformas constitucionales.
Ni modo que con todo lo que les ha dado, los militares se pongan remilgosos y no lo sigan aduciendo que, si las reglas constitucionales lo legitiman, no lo sigan y lo mismo pasaría con los grupos criminales que hacen y deshacen, mejor dicho, asesinan, violan y sojuzgan a su antojo ante la cómplice inacción de la “autoridad”.
Tampoco podemos confiar plenamente en el Poder Judicial, en las policías y mucho menos en una oposición endeble que al primer riflazo de amenaza, chantaje u oferta de posiciones y migajas de poder, como vimos, se dobla.
El abierto desafío a EU y coqueteo con dictadorzuelos bananeros son señales inequívocas de cuál es el anhelo de la 4T, donde su mesías busca alzarse con un poder absoluto, donde sólo su ley prevalezca, se coarten las libertades y se de todo lo que conlleva una autocracia bananera.
Porque ese es el gran problema, en su pequeñez intelectual y enanez mental, el machuchón de Palacio Nacional no tiene miras altas o de grandeza sino tan bajas que, en vez de jalar para arriba, nos llevaría al abismo en que se encuentran sus “pares” Maduro, Ortega o Díaz-Canel.
Si fuera un absolutismo para crecer, competir, codearse con los grandes, a la mejor tendría justificación, pero ya vimos que no tiene las capacidades ni los tamaños para eso, se achica, él mismo se siente menos.
Es incapaz de ver en grande, de crecer; siente que quien tiene más conocimientos lo opaca, lo hace ver chaparro intelectual y mental; prefiere irse con los de abajo, no por demócrata o solidaridad, sino porque para arriba se acompleja.
Por eso cuando le hablan fuerte de “arriba” dice sí señor, por ello en la pasada reunión de CELAC, habló de una integración de ese grupo con Estados Unidos y Canadá, cuando antes vociferó que debíamos sacudirnos el yugo de los del norte.
Quedó preso en su propia contradicción; reclamo al poderoso y al mismo tiempo sumisión. Y todo por ese complejo de inferioridad que le salta todas las mañanas para golpear desde el poder a quienes considera superiores intelectual, económica y mentalmente.
Porque si se observa su plataforma no está en el crecimiento y el desarrollo de las capacidades de los mexicanos, sino en el conformismo, la miseria y la marginación, que son el mejor caldo de cultivo a sus aspiraciones absolutistas, pero hacia abajo.
De ahí que el reproche a quienes pueden, pero tampoco quieren sea mayor, a esos opositores donde Acción Nacional se radicaliza, el PRI parece esperar la mejor oferta y el PRD está listo para entregarse, pero no ofrecen señales de unidad que vislumbre fortaleza y de cuyo seno pueda surgir un líder, uno sólo que de la pelea con altas posibilidades de vencer pues detrás podría tener por lo menos 60 millones de votos.
Pero para eso necesitan hacernos ver que son capaces de enfrentar los asedios morenistas, que no se van a doblegar ante las amenazas de carpetas de investigación, ofertas de migajas de poder y llegado el momento, pueden constituirse en una opción real, aunque en ello tengan que arriesgar más que un cargo público.
Porque no hay duda, en las elecciones del próximo año habrá presiones también del crimen organizado, especialmente el Estado de México, donde Morena tiene en el texcocano Higinio Martínez Miranda una de sus cartas fuertes o en su pupila Delfina Gómez, ambos salpicados por la corrupción del cacicazgo y protegidos por el manto del Ganso.
Enfrente no tienen a nadie; el PRI ya entregó la plaza, no hay gallo y con sólo esa entidad, el partido presidencial tendría la mayor parte de gobernados del país. Es decir, si la oposición afloja sólo un poco, veremos escenarios que nunca nos imaginamos ver quienes creemos en la democracia, en las instituciones y en las libertades.
Para entonces habrán ocurrido las etapas del populismo de que nos hablan Daniel Ziblatt y Steven Levitsky cuando nos hablan de la caída de las democracias. Si acaso el último reducto seremos los periodistas. Ojalá no sea así.