Aunque pese
Por: Salvador Martínez García
No hay dudad de que en México la informalidad laboral es preponderante con 31 millones de personas, mientras que 2.4 millones más se encuentran desempleadas, por lo que es reconfortante conocer las últimas cifras proporcionadas por el IMSS.
Al 30 de septiembre de este año, el Seguro Social registró 20 millones 595 mil puestos de trabajos formales, esto es aquellos que pagan impuestos y gozan de prestaciones laborales como la asistencia médica, vacaciones, jornadas laborales estables, recuerdo a la ley, Infonavit y otras.
Con estas cifras se advierte que de enero a septiembre se crearon 821 mil 187 puestos de trabajo, de los cuales 87 por ciento son permanentes y el 13 por ciento eventuales, con un salario base promedio de 432 pesos por día.
Prácticamente se ha logrado recuperar el empleo perdido por la pandemia en 2020, pero es indispensable mantener un crecimiento elevado y sostenido de nuevos empleos para cubrir la demanda naciente de cada año, la cual es cercana al millón de empleos.
El crecimiento económico es el imán para la creación de empleos formales y se cristaliza con el aumento estimado para este año hasta del 6.2 por ciento sobre el PIB.
De acuerdo con la información del IMSS, no sólo subió el empleo sino también la percepción promedio nominal en 7.3 por ciento, el segundo más alto registrado para el mes de septiembre en los últimos 10 años.
Falta mucho por hacer, pero lo logrado es importante y ubica a México entre los países de mayor recuperación durante el 2021, y el objetivo es mantener niveles de crecimiento óptimo para el 2022 con una tasa del 4 por ciento anual. Ojalá.
SUSURROS
La Reforma Eléctrica no sólo abre a debate si el Gobierno debe o no regir generación, distribución y comercialización de la electricidad, sino también revive la vieja confrontación entre un Estado mínimo que deje a los actores económicos la producción y la fijación de los precios, de cuanto más producto mejor, o un Estado sólido que contenga las ambiciones privadas en Beneficio Social.
En México ya vimos y sufrimos lo que es un Estado adelgazado o anímico que deja al sector privado la condición económica, con un resultado apabullante: extrema e insultante concentración de la riqueza en unas cuantas manos, mientras que el número de pobres y pobres extremos crece.
¿Qué rumbo queremos ahora para el país? La discusión está abierta.
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