* Durante su gira de trabajo por el colapsado municipio de Tula, el presidente López Obrador palpó el justificado descontento de la población por la insuficiencia de apoyos a dos meses de las inundaciones y escuchó del alcalde, Manuel Hernández Badillo, las cifras reales que dejó a su pasó la dolorosa tragedia donde cientos de familias y comerciantes lo perdieron todo; el mandatario no permitió que del evento se colgaran políticos a los que les importa más hacer futurismo que atender el dolor humano y anunció apoyos en una primera etapa, por 2 mil millones de pesos para rehabilitar a Tula
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
A dos meses de las inundaciones que devastaron diversas regiones de Hidalgo, la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Tula sirvió para poner en su sitio a varios de los actores políticos del estado que buscaron montarse de la tragedia para hacer futurismo, al enfocar su gira en el anuncio de diversos apoyos que permitirán a alcaldes como Manuel Hernández Badillo, que desde un inicio trabajaron de la mano de la ciudadanía para iniciar las labores de reconstrucción y auxilio, coadyuvar con las autoridades federales para volver a poner de pie a su municipio.
En el encuentro realizado en las instalaciones de la Universidad Tula-Tepejí, y al que asistieron el gobernador Omar Fayad así como autoridades estatales y federales como el Director del IMSS, Zoé Robledo, el alcalde Hernández Badillo externó al presidente que el apoyo de los diez mil pesos ofrecidos por la Secretaría del Bienestar a los damnificados, resultan insuficientes, si se considera que muchas familias y comerciantes lo perdieron todo.
En el uso de la palabra, el edil de Tula, también destacó que además de las pérdidas materiales a la población, hay otros temas que a raíz de lo sucedido, requieren de atención inmediata como lo es la rehabilitación de la infraestructura urbana que resultó afectada y el inicio de acciones que eviten en lo futuro inundaciones de la magnitud presentada a septiembre pasado.
Recordó el alcalde que la capacidad de los Túneles Emisor Central, inaugurado en 1975, y el Emisor Oriente, puesto en marcha en 2019, fueron rebasados en la capacidad de su afluente de 250 metros cúbicos por segundo a 450 metros cúbicos.
Las cifras que expuso Manuel Hernández, seguramente permitieron al presidente López Obrador tener un punto de comparación entre la terrible realidad y lo que a nivel gabinete se le vino manejando. Por ejemplo, el munícipe precisó que el desbordamiento arrojó 31 mil 961 damnificados; mil 200 viviendas afectadas; 67 vialidades dañadas lo mismo que un puente vehicular colapsado, como también una línea de agua potable que abastece a 7 colonias y cinco fraccionamientos.
Además, ocho escuelas resultaron con daños estructurales, como también daños en la infraestructura hidráulica, 2 puentes peatonales destruidos y mil 338 establecimientos comerciales fuera de servicio. En resumen, el alcalde externó al presidente que el 25 por ciento de la población perdió todo su patrimonio, empleo y medio de vida.
Pero también subrayó el alcalde que deben tomarse en cuenta acciones para aminorar los efectos de la contaminación del Río Tula por la actividad de la refinería y la termoeléctrica que operan en la región, por lo que en estos momentos debe existir solidaridad y reciprocidad por el urgente apoyo económico que requiere el municipio, donde además se asientan importantes industrias que aportan impuestos y recursos a la federación como son las cementeras.
Indudable que el Presidente valoró la realidad y el enojo social que privan en Tula y en otros municipios hidalguenses y haciendo eco a los planteamientos del alcalde, anunció la inversión de dos mil millones de pesos para iniciar las labores de reconstrucción en diferentes rubros, anunciando que regresará en tres meses para constatar el avance de las obras. Aceptó el Jefe del Ejecutivo que el apoyo de los 10 mil pesos entregado por la Secretaría del Bienestar a los afectados en insuficiente, por lo que se comprometió a emprender acciones de apoyo en vivienda con la revisión de un nuevo censo, la entrega de enseres, la rehabilitación de caminos y el inicio de los estudios para un nuevo Plan Hídrico.
Andrés Manuel López Obrador, anunció además la construcción de un nuevo hospital del IMSS y ya con antelación en su comparecencia ante el Senado, el Director de este organismo, Zoé Robledo, calificó la muerte de 16 pacientes de ese nosocomio la madrugada del 6 de septiembre, como hechos “trágicos y dolorosos”, producto de un evento “súbito, incontrolable e inevitable. Fue una causa de fuerza mayor que tuvo que ver con fenómenos fluviales en la Ciudad de México, el Estado de México y desde luego con Hidalgo”.
Las palabras Zoé Robledo, sin duda dolorosas, terminaron por exhibir la baja catadura de aquellos que en medio de la tragedia, se dedicaron a lanzar ataques políticos y acusaciones sin fundamento en contra de diversas autoridades locales y municipales, sin valorar las causas verdaderas del lamentable siniestro.
Los que ayer despotricaron contra el alcalde Manuel Hernández y diversos funcionarios estatales, incluido el gobernador Omar Fayad, ahora guardaron silencio ante la contundencia de las cifras y los orígenes de una dolorosa experiencia que debe servir para que las tres instancias de gobierno corrijan lo que debe cambiarse como la capacidad de los túneles emisores, porque Tula y los demás municipios colapsados urgen de programas de apoyo y asistencia y no de grillas baratas ni protagonismos de quinta a los que no les ha importado la tragedia que todavía viven miles de familias en el Estado.