Para Contar
Arturo Zárate Vite
Contrario al pronóstico y quizás hasta el deseo de que se descompusiera o se tensara la relación entre México y los Estados Unidos, ha transitado por el camino del respeto y la cordialidad.
Veían venir distanciamiento entre los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden o al menos una fría relación, derivada de las diferencias en temas económicos, sobre todo. Ha prevalecido la comunicación y la comprensión, sin renunciar a sus posiciones.
Es indiscutible que los vecinos del norte no van a ceder en lo que se refiere al tema migratorio ni abrirán de par en par las puertas de su frontera. Están conformes de que México contenga a los migrantes en el sur y no les parece descabellado crearles opción de empleo en sus propias tierras, mejores condiciones de vida, digna.
La propuesta de reforma energética despertó inquietud en algunos grupos privados al advertir giro de 180 grados, aunque también hay que decir que se han guiado más por lo difundido en medios que por el conocimiento pleno del proyecto de la 4T. De cualquier manera, voluntaria u obligada, hay disposición de las partes para escucharse y ajustar la reforma, si es necesario.
Desde que Joe Biden envió mensaje grabado a los mexicanos con motivo de los festejos de la Independencia, marcó la ruta del entendimiento entre los gobiernos de las dos naciones.
Hay que recordarlo, porque a partir de ahí se tranquilizó la alharaca de quienes apostaban que los posicionamientos de México iban a desencantar al mandatario de los Estados Unidos.
Desde de ese momento ajustaron su pronóstico y se convencieron de que no habría pleito. Era equivocado el análisis, porque el presidente de México, en más de una ocasión, había dado muestras de que no se iba a subir al ring para confrontación verbal.
Así fue su comportamiento con Donald Trump y no sería distinto con el presidente entrante Joe Biden.
En favor de ambos países, Biden hizo a un lado la impetuosidad tuitera del antecesor. No ha lanzado bravatas ni calificativos ofensivos; su discurso ha sido cordial y amigable.
Prueba de ello su mensaje grabado, que, por cierto, tuvo moderado despliegue mediático, quizás porque lo positivo no siempre es lo que más llama la atención, aunque sea importante.
Cada una de las palabras del presidente están cuidadas y medidas, no puede ser de otra manera si son dichas por el mandatario de un país tan poderoso como los Estados Unidos.
Recordemos dos párrafos que explican y permiten entender el anuncio de la Casa Blanca para el encuentro en Washington de los presidentes de Estados Unidos, Canadá y México.
La apuesta de Biden es por el diálogo y la cordialidad; lo planteó al hablar de la relación bilateral con México.
“A lo largo de nuestra historia, hemos aprendido que somos más fuertes cuando nos unimos como vecinos, socios y amigos. Mi gobierno está comprometido a seguir construyendo sobre esta base para fortalecer y expandir la relación entre nuestros pueblos en formas que nos beneficien a todos”.
“Los Estados Unidos no tienen un amigo más cercano que México y espero con ánimo todo lo que nuestras dos naciones lograrán juntos en los años por venir”.
La reunión México, Estados Unidos y Canadá, va en ese sentido, trabajar juntos y en acuerdo en todo lo que sea posible. Lejos, muy lejos el choque o la confrontación entre vecinos.
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