La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
¿Será que mesías tropical mate demonio del edén?
A casi seis meses de que se llevó a cabo la jornada electoral, los ciudadanos del puerto de Veracruz no saben quién quedará al frente del Cabildo, aunque la ganadora fue Patricia Lobeira Rodríguez, las instancias jurisdiccionales no han emitido la sentencia definitiva.
Sin duda, la Cuatro Veces Heroica es la joya de la corona estatal: primer ayuntamiento de América, sede provisional de la presidencia de la República, principal puerto del país y símbolo de la resistencia nacional a cualquier, pretendida, asonada externa.
Así pues, la disputa por la alcaldía es entre dos grupos súper antagónicos: la yunicidad y la 4T local como interpósita persona de YSQ, mismo que sigue atento el curso de la discordia.
El origen del problema es claro: Miguel Ángel Yunes Linares y el Tlatoani tienen un diferendo político que se remonta a sus mocedades, el cual se acrecentó al máximo en 2018. Obvio, los momios se inclinan en favor del que manda aquí, allá y acullá.
A pesar de todo, los del Estero no tiran la toalla, porque la derrota sería el preludio del encierro, destierro o…entierro, esto último, por un torzón, of course, no sean mal pensados.
Por lo pronto el Consejo General del INE descartó que el dúo Yunes-Lobeira se haya excedido en el tope de gastos de campaña, ahora, la pelota está en el Tribunal Estatal Electoral, afín al gobierno moreno, pero la última palabra la tendrá el TEPJF.
Lo real es que si la 4T pierde le dará catarro, pero si son los otros, requerirán ser intubados.