* En la recta final priista, el alcalde de Tulancingo se empareja con Israel Félix y Carolina Viggiano, lo que demuestra que no siempre la popularidad es la mejor carta de presentación ante los electores, sino la capacidad para gobernar pero, sobre todo, los resultados directos a la ciudadanía
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Una encuesta que podría sorprender a muchos en Hidalgo, coloca al alcalde de Tulancingo, Jorge Márquez en posible empate con reducido margen con Israel Félix y Carolina Viggiano, podría decirse, empate técnico.
La pregunta sería si esta circunstancia superviniente debe ser valorada en los altos mandos tricolores, adicionando un toque no solo de suspenso sino de reflexión, antes de que se emita la decisión final, pues de lo que se trata, han dicho los priístas, es de que el proceso concluya sin sobresaltos ni fricciones, pero valorando todos los detalles que pudieran marcar la diferencia entre uno candidato ganador y otro que no esté realmente en el ánimo de los electores que serán, a fin de cuentas, los que definirán con su voto la elección.
En la medición señalada se advierte que entre los tres hay diferencias de máximo 1.5 puntos porcentuales; esto, de acuerdo al sentir de los ciudadanos hidalguenses consultados.
Esto puede llevar, con un poco de especulación, a que la dirigencia del partido, ya no considere solo la popularidad como factor decisivo, sino también la percepción sobre la capacidad personal para competir en la elección constitucional, toda vez que las preferencias se advierten parejas.
Márquez ha sido un alcalde que se ha conducido con discreción y ha hecho trabajo que ha sido reconocido dentro de su municipio. Empero, no hace poco que en la vida pública se ha notado que la popularidad no necesariamente ha ido de la mano de la capacidad para que un político se desempeñe en un puesto superior, con exigencias, obviamente, superiores.
Pero por otro lado, está el caso de que Márquez ha ganado reconocimiento, precisamente, por la labor desempeñada en su función pública, lo que quiere decir, sin tantos redondeos, que el presidente municipal ha logrado un positivo reconocimiento de la sociedad, más allá de su demarcación.
Y esto es un fenómeno por demás interesante porque habla de que el ciudadano está atento a lo que hacen los políticos de todos los niveles. A Jorge Márquez, sus gobernados no se le inundaron y, por el contrario, salieron sin contratiempos de los efectos del Huracán Grace.
Pero a final de cuentas, el PRI y sus órganos electorales tienen, obviamente, la última palabra.
Aún están a tiempo de poner en la balanza de los pros y contras los méritos de los mejor posicionados en las encuestas donde el alcalde de Tulancingo, puede volver a hacer realidad aquel apotegma que dice: “Caballo que alcanza, gana”.