* EU va por “los chapitos”; AMLO hace “show” mañanero
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigozaq2010
Especial Expediente Ultra
El 17 de octubre de 2019, México entero padeció una vergüenza inenarrable (con todo y grandilocuencia) a cargo del presidente López Obrador: durante varias horas (que resultaron una eternidad) el “Cártel de Sinaloa” demostró crudamente, si ello fuera necesario, quien manda en nuestro país y que el gobierno todo no pudo mostrar mayor ineptitud y cobardía en esas horas espantosas.
El ejército (minúsculas imprescindibles ahora) fue humillado, pisoteado, escarnecido, en tanto en el gobierno nadie tenía idea qué hacer. El secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, en cruda muestra de oligofrenia, cambió tres veces la pretendida versión oficial muchas horas después de que Culiacán ardía, con muertos nunca contados en las calles y decenas de presos “liberados” de la penitenciaría estatal.
El video circuló por todo el orbe: desde un vehículo de carga, un fornido maleante operaba una escalofriante ametralladora con el respectivo auxiliar que sostenía la carrillera. Culiacán era una ciudad bajo fuego indiscriminado por calles, avenidas, plazas. Los ciudadanos inermes caían ante las balas.
Ninguna institución gubernamental salió jamás en su defensa.
Durazo primero dijo algo así como que “en un patrullaje de rutina, un destacamento militar capturó a Ovidio Guzmán López, hijo del ‘Chapo’ Guzmán”.
Horas después corrigió: “Fue una operación para capturar al hijo del ‘Chapo’ por orden de extradición girada por juez mexicano”. Y después: “La decisión fue tomada por la Comisión de Seguridad Nacional”. Y nueva versión: “Fue orden del presidente AMLO”.
Ya por la noche: “La Comisión de Seguridad Nacional tomó la decisión de liberar a Ovidio Guzmán, porque peligraba la población y las familias de los militares”.
Y MIENTRAS TANTO… AMLO
La masacre de culiacanenses había comenzado temprano ese día; las informaciones parciales comenzaron a fluir de parte de los corresponsales de TV, periódicos y redes sociales. Nadie podía saber qué pasaba, tan sólo que hombres, mujeres, niños y ancianos de Culiacán, gente pacífica, caían acribillados desde los vehículos artillados de los narcos.
Pero en el gobierno nadie informaba. Ya entrada la tarde, el presidente AMLO tomó un vuelo comercial hacia Oaxaca. Ni una palabra.
Hacia las tres de la tarde, Durazo comenzó su retahíla de incoherencias. Ya muy entrada la noche, se ofreció “conferencia de prensa” donde las contradicciones continuaron… nada en claro, pero tan solo una cruda realidad golpeaba al país entero: En Culiacán estaban matando gente y el gobierno entero estaba escondido, debajo de sus escritorios.
El presidente inició “una gira de trabajo” en la Sierra de Oaxaca donde, dijeron después “las malas lenguas”, no hay señal para teléfonos celulares.
La noche y los días siguientes, AMLO tomó por su cuenta la tragicomedia de enredos. Primero: “La Comisión de Seguridad tomó la decisión de liberar a Ovidio, para evitar una matanza en Culiacan”. ¡Caramba! ¡Menos mal!
Pero días, semanas, meses y dos años después la, por lo pronto, versión final: “Yo ordené liberar a Ovidio”.
Ovidio Guzmán no pisó ninguna sede de Ministerio Público y, escupiendo por un colmillo, fue con sus hermanos a celebrar. No se puede saber, pero sí conjeturar con escaso margen de error, que Ovidio, sus hermanos y los matones a su mando, botella de champán en mano, gritaron exactamente la misma frase que aún se puede consultar en Internet, pronunciada por el porcino director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, al comentar el triunfo de Morena en los comicios federales de 2018.
“NOSOTROS CAPTURAREMOS A LOS ‘CHAPITOS'”. ¡HUY, QUÉ MIEDO!
Poco más de dos años después, el miércoles 15 de diciembre, el Departamento de Estado de EUA, emitió un comunicado donde informó que Washington pagará cinco millones de dólares (20 en total) por cada uno de los hijos del “Chapo”, a saber: Ovidio Guzmán López, Iván Archivaldo Guzman Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Joaquín Guzmán López.
Se detalla que la recompensa se entregará “a quien colabore con información que lleve al arresto o condena de los cuatro hijos del capo, ex líder del Cártel de Sinaloa”.
Agrega el comunicado: “Los cuatro son miembros de alto rango del Cártel de Sinaloa y cada uno está sujeto a una acusación federal por su participación en el tráfico ilícito de drogas”.
El siguiente jueves 16 de diciembre, en la mañanera, AMLO intentó poner su mejor cara de “no pasa nada” y con su enigmático gesto de pretendida autosuficiencia, hizo como que minimizó el anuncio del Departamento de Estado y dijo respecto a su orden de liberar a Ovidio: “Si hicimos bien, si hicimos mal, ya la historia lo dirá…”
Pero también informó al usual grupo de paleros con gafete de reporteros: “Nosotros somos los que debemos hacer la aprehensión”. ¡Vaya noticia!
Pero el Departamento de Estado también anunció que va contra “Los Rojos” y los “Guerreros Unidos”, parte de los cuales el gobierno de la 4T liberó, dentro de la orden de echar tierra a todo lo realizado en torno a la matanza de 41 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.
Si alguien por rumbos de Palacio Nacional no quiere, o no puede entender, no será problema alguno para la decisión tomada en el gobierno de Joe Biden.
Y sobran evidencias de que en Washington siempre van en serio, no son precisamente afectos a las habladas matutinas, ya sean los Republicanos con Trump, o los Demócratas con Biden.
¡SON LOS JEFES EN TODO EL PACÍFICO!
A manera de remate: la fiscal de Sinaloa tuvo una expresión muy chistosa: Los Chapitos, dijo “no tienen antecedentes penales en Sinaloa”. ¿Y eso qué?
En Washington, como en todo México, están enterados de lo que pasó en las elecciones de este año: En Sonora, Sinaloa, Nayarit, Colima, Michoacán y Baja California Sur, el proceso electoral fue secuestrado por los cárteles, actuando de consuno.
En Sinaloa secuestraron a todos los operadores electorales del PRI. El dirigente estatal del tricolor lanzó el mensaje por radio, TV y redes sociales: “Ya, por favor, liberen a nuestra gente, ya ganaron, no vamos a impugnar ni protestar, no hay bronca, libérenlos”.
La candidata del PRI en Badiraguato: “Por favor, devuelvan a mi papá, se los suplico, no voy a reclamar mi triunfo… ¡Por favor!”
Igual en otros lados, números altamente sorpresivos, ventajas de 25 puntos porcentuales que jamás se vieron en ninguna encuesta y que nunca imaginaron los “ganadores” por parte de Morena.
El gobernador perredista de Michoacán, Silvano Aureoles, se quedó con los números de casillas con 500 votos a favor de Morena y ¡cero votos para los demás partidos!
Cifras que de cuando en cuando aparecían ¡hace 40 años! nunca después del IFE, ahora INE.
La deuda, es obvio de toda obviedad, es gigantesca. Los cárteles la cobrarán con muy altos intereses.
Entonces ¿Ya ordenó AMLO capturar a “Los Chapitos”? ¿Sí? ¿A los compadres del alma?
Ya veremos, pues.