Francisco Gómez Maza
• Pesará más, con todo, la decisión del presidente
• Varón o mujer, quien lo suceda deberá ser un clon
Es creíble, por profesional, la encuestadora Buen Día & Márquez. Sus publicistas aseguran, y la verdad es que no hay duda de ello, que Buendía&Márquez es una consultora líder en el diseño, implementación y análisis de estudios de mercado y de opinión pública.
Por tanto, es indudable que la encuesta difundida ese lunes 20 de diciembre por el diario El Universal, no es cuestionable.
La encuesta revela que la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheimbaum Pardo, encabeza las preferencias electorales por un 35%; que el canciller Marcelo Ebrard obtiene un 27%, y el líder de la mayoría en el Senado, Ricardo Monreal Ávila, se queda con un 16%.
Qué interesante ejercicio. Pero…
El Movimiento de Regeneración Nacional es un amplísimo abanico de tendencias ideológicas y políticas y de intereses perdónales y de grupos. Petistas, ex perredistas, ex priistas, ex panistas, independientes, verdes, entre otras muchas corrientes, integran el partido que llevó a la presidencia a Andrés Manuel López Obrador, por una brutal mayoría de sufragios.
Sheimbaum Pardo, Ebrard Casaubón y Monreal Ávila gozan de multitudes al interior del partido presidencial. Los tres tienen grandes méritos en su vida profesional y en su actividad política.
Quizá tengan más experiencia el canciller y el presidente de la Jucopo (Junta de Coordinación Política del Senado). Claudia es una excelente académica, científica, administradora. Pero no tiene experiencia en los lideratos político partidarios.
Si acaso llegara a imponerse sobre un importante sector de ciudadanos la Jefa de Gobierno, sería por su condición de mujer. Las mujeres, ahora, son Las Intocables de la serie.
Sin embargo, en tratándose de elegir precandidatos a una elección tan importante, para bien de la república, las cosas cambian. El elector no sólo ve la condición de género, sino la formación académica, el aspecto intelectual, la convicción filosófico política, la conciencia de clase, la emotividad del individuo, la experiencia en el mando, en el manejo de la “Res Publica” (Ojo, corrector. No le ponga tilde a Publica. Es un término latino y no la pide)
Es mucho más importante, en el caso de los presidenciables del Movimiento de Regeneración Nacional, su simbiosis ideológica y política con la naturaleza y el accionar del presidente López Obrador. En la pasada entrega de Análisisafondo (https://www.analisisafondo.com/opinion/item/46722-la-sucesi%C3%B3n-presidencial), apunté las características que debe tener el eventual candidato de Morena para suceder a un personaje que se echó a cuestas un nuevo modelo de país, muy distinto al modelo practicado por los gobiernos calificados de neoliberales, que para mí fueron, más bien, gobiernos cabeza negociantes, convenencieros, defensores a ultranza del mantenimiento del estado de cosas, de explotación de la mano de obra y adoradores del dinero lo que los llevó irremediablemente a la práctica impune de la corrupción. (No estoy nada seguro de que fueran neoliberales. El neoliberalismo es una corriente que reduce al máximo la intervención del Estado en las actividades económicas, pugna por la privatización de las empresas públicas y encomienda al estado especialmente la labor de policía). Y a estos gobiernos lo que les importaba era el negocio, la expropiación del erario y la apropiación de los dineros.
“Como decíamos ayer” (me recuerda a Fray Luis de León, quien habría pronunciado esta frase el primer día de clases, después de que pasó cuatro años en prisión), quien vaya a ser candidato o candidata del Movimiento de Regeneración Nacional tendrá que cumplir requisitos verdaderamente difíciles, que podría resumir en la frase: (El candidato o candidata deberá ser un clon de López Obrador).
La 4T no puede concluir con el término del mandato del actual presidente. Es realmente una revolución pacífica, que intenta cambiar de raíz el estado de cosas, aunque les pese, como advierte diariamente el colega Salvador Martínez García en el título de su columna periodística.
Y nadie tiene por qué escandalizarse, ni mentar madres, porque sea López Obrador quien haga el histórico papel de Gran Elector de quién continuará con la tarea de consolidar la 4T.