LOS CAPITALES
Por EDGAR GONZALEZ MARTINEZ
El incremento de contagios de la variante del Covid 19, Ómicron, pondrá al gobierno ante la disyuntiva de implementar nuevas medidas para contener el avance del virus, que definitivamente pasan por reducir la movilidad y reducir así la actividad económica, o dejar a la decisión de los ciudadanos seguir trabajando y cuidarse para no contagiarse. No obstante, de cualquier forma, la economía mexicana enfrentará este año nuevos retos y eventuales bajas de las proyecciones económicas en este 2022.
Y es que el riesgo asociado a las nuevas olas del brote de COVID-19 han generado, también, desequilibrios por el lado de la oferta que han modificado las condiciones del mercado mundial y ha desembocado en presiones inflacionarias persistentes para el mundo. Y por supuesto, uno de los principales retos y el ancla de sus efectos será definido por la capacidad de los gobiernos de contener la infección y de contrarrestar sus efectos con la transición de la vacunación.
Entre los principales pendientes no solo en Mundo sino en México, está la inflación, que ciertamente en la primera quincena de diciembre pasado mostró una desaceleración; sin embargo, nos recuerdan analistas de Consultores Internacionales, la cifra sigue por encima de la meta del 3% anual con rango de variabilidad de un punto porcentual. Información publicada por el INEGI arrojó que para el mes de noviembre se registró una inflación de 7.37%, mayor a la de octubre de 6.24%, la más alta registrada en 20 años.
En las últimas semanas, la Junta de Gobierno del Banco de México mencionó la posibilidad de continuar aumentando la tasa de interés objetivo para contrarrestar la inflación. Y precisamente es por las presiones inflacionarias que incluso la FED en Estados Unidos anticipa que es posible que suban las tasas en el 2022, lo que generaría mayor presión al Banco de México. Por supuesto, en México, los componentes que continuarán presionando el alza seguirán siendo los energéticos y los agropecuarios.
La reciente decisión de Banxico de incrementar la tasa de interés de objetivo en 50 puntos base para ubicarla en 5.50%, tuvo como objetivo los aumentos en la tasa de interés en Estados Unidos, y no son pocos los analistas, como Consultores Internacionales, que desde mediados del año pasado nos dicen que al final de 2022, el incremento de los precios nacionales se colocaría entre 7.5% y 7.7%, y de 4.4%.
En materia económica, ¿que se requiere en este año que se inicia?
El reto para este 2022 será generar las condiciones para evitar una mayor desaceleración y continuar con la recuperación del empleo. Las presiones inflacionarias y las medidas para su contención pondrán en riesgo las condiciones para propiciar un mayor crecimiento. En este contexto, el respeto a la autonomía del Banco de México será indispensable.
El crecimiento del sector industrial dependerá del dinamismo de las exportaciones y el sector de servicios estará al margen del avance en la contención sanitaria.
La continuidad en la prudencia fiscal mantendrá sanidad en las finanzas públicas; sin embargo, será necesario incrementar el gasto de capital en inversión fija bruta. Son preocupantes las señales de centralización del ejecutivo federal, el respeto a la institucionalidad y el tránsito de las elecciones para enviar señales positivas a los mercados
Y no son pocos los analistas que nos recuerdan que el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF) destacó como riesgos la debilidad del consumo interno privado y la inversión del sector privado. El consumo interno de producción local no ha crecido desde el 2019, lo que implica un riesgo para la demanda de bienes y servicios producidos localmente. Lo anterior predispone un riesgo para la inversión, donde un mercado de consumo menos estrecho limita las condiciones de inversión y rentabilidad a largo plazo.
En el ámbito político, se advierten condiciones de que se centralice en mayor medida las decisiones del Ejecutivo, señales como la aprobación en fast track del Paquete Económico 2022 y de la gubernatura del Banco de México anticipan menor oposición en decisiones como la reforma eléctrica y otras que pudiesen afectar el ambiente de negocios.
Luis Antonio Ramírez Pineda asume titularidad de Nafin y Bancomext.
El nuevo titular de Nafin y Bancomext tiene más de 25 años de una reconocida carrera en el servicio público. Destaca su labor como Director del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas en la Cámara de Diputados, sus aportaciones como miembro del Consejo Directivo de Banrural, Financiera Rural y del Comité Técnico de FIRA. Además, por sus contribuciones como Secretario de la Comisión de Presupuesto, integrante de la Comisión de Hacienda de la LIX Legislatura de la Cámara de Diputados y como Presidente de la Comisión de Hacienda en el Congreso de Oaxaca.
En los últimos tres años, fungió como Director General del ISSSTE, en donde emprendió una reestructura administrativa para reducir costos de operación y logró la consolidación de las finanzas del Instituto al reducir los pasivos y mejorar la rentabilidad de las inversiones.
Con su llegada a esas posiciones, Ramírez Pineda -nos dicen- redoblará los esfuerzos para brindar más créditos a un mayor número de empresas, en especial a los micro, pequeños y medianos negocios localizados en las zonas menos favorecidas.
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