Hay quienes creen en el karma. Y karma, de acuerdo a los conocedores, significa ‘acción’ y se refiere principalmente a nuestras acciones físicas, verbales y mentales, y a que las acciones que efectuamos dejan huellas o impresiones en nuestra mente muy sutil que, con el tiempo, producen sus correspondientes resultados.
El colega Eusebio Gimeno, en el editorial de su semanario Kronos Magazine que edita en Morelos, se refiere a ello con motivo de la megamarcha celebrada este último domingo en Cuernavaca, en la que miles de ciudadanos, vestidos de blanco, demandando que regrese la paz a la entidad, que acaben los secuestros –que se han incrementado exponencialmente en los últimos meses– con ánimo de que culmine el éxodo de morelenses a otros puntos de la geografía nacional e, incluso, internacional.
Gimeno, por tal, trae a cuento la Ley del Karma. La de la causa y efecto. Porque recuerda que en 1996, lo mismo que en 1997, “hubo varias marchas en Morelos que Graco Ramírez encabezó pidiendo un alto al crimen del secuestro. Gracias a ellas su estrella política fulguró y hoy gobierna la entidad que no es la suya (Ramírez es tabasqueño).”
Incluso en la portada de Kronos Magazine aparece desplegada a lo largo y ancho una imagen correspondiente a alguna de esas manifestaciones en contra de los gobiernos priístas, en las que aparece Ramírez, y en cuyo pie de foto se lee: “Graco y Messeguer (Jorge, secretario de Gobierno) politizaron la Marcha del Silencio en 1997, al grado que hoy alcanzó la gubernatura de un estado que no es Tabasco, y Messeguer que es chilango es el número dos de un proyecto político que inició en esta marcha donde aparecen con unos años menos y mucha ambición que hoy convirtió sus sueños en realidad, pero hoy con la vara que midieron serán medidos en la Marcha de repudio a la inseguridad.”
Y sí, a la mitad de la imagen aparecen los dos personajes más que sonrientes.
Satisfechos, habían conseguido en ese entonces protagonizar la disidencia, pero sólo para su personal beneficio.
¿SIRVEN LAS MARCHAS?
En su editorial, Gimeno se pregunta si sirvieron de algo aquellas marchas de la segunda mitad de los 90’s y, también, si es que la recién celebrada rendirá los frutos que se esperan.
“Una de las respuestas es que sí. Al menos deberá provocar un golpe de timón del gobernador en la estrategia de seguridad, en la persecución de los delitos, en la procuración y administración de justicia, que en Morelos están vedadas. La Procuraduría y la Secretaría de Seguridad son instituciones fallidas, casi muertas. Y los jueces muy en entredicho.”
Y a continuación el editor plantea una utopía:
“Hacen falta sistemas policiacos eficientes, éticos, transparentes y eficaces. Urgen comandantes bizarros, expertos y limpios de mente y corazón, policías llenos de patriotismo y entrega para servir, apoyados por un gobierno igual ético y progresista que decida preservar la integridad física y patrimonial de sus gobernados como lo mandata la Constitución como primer objetivo del gobierno.”
Pero tiene razón cuando advierte que “ahora no importa si Carrillo Olea, Estrada, o Adame, o Graco fueron peores. No es el campeonato de saber quien fue más imbécil. Se trata de proteger la vida y la seguridad de niños, mujeres, ancianos y hombres de todas las edades que hacen su vida regular y honrada en Morelos. Amenazada por el hampa impune. Ese es el punto.
“Por lo demás, Graco padece como gobernante algo de lo que organizó como activista político en Morelos. ‘El que se lleva se aguanta’, es su dicho favorito. Hoy se cumple, y tendrá que aguantar la vara del picador Juan Pueblo.”
Y sí. Graco Ramírez tendrá que aguantar. Porque, todo indica, a la gente que habita el estado de Morelos, incluso a quienes semanalmente lo visitan, ya se les acabó el “aguante”, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: Ayer lunes el gobernador de Morelos hizo tour por los noticieros radiofónicos para decir que dentro de nueve meses se verán resultados de su lucha en contra del crimen organizado que asuela a esa entidad. Como siempre, Graco Ramírez opta por las “soluciones” mediáticas. ¿Las reales? ¿Las que efectivamente den tranquilidad a los morelenses? No. De esas, nada. Por eso, en otro informativo, Javier Sicilia le exigió “hablar menos y actuar más”.