La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
En la era de la propaganda a doña Verdad le aplican el detector de mentiras
La película Don’t Look Up, rompe récord de visualizaciones en Netflix en esta temporada invernal, con alrededor de 260 millones de horas de reproducción en 11 días.
La trama es una sátira en la cual se exponen, al menos, tres aspectos.
El primero, la utilización de un fenómeno natural (el impacto de un asteroide), para sacar provecho electoral y económico por medio de la propaganda, después, el pensamiento mágico que desdeña a la ciencia y, por último, el papel alienante de las redes sociales. El coctel da como resultado la extinción de la humanidad.
Desde luego, la cinta nos remite a antiguos conceptos como la estupidez humana y el brutal nivel de depredación del modo de producción capitalista.
Pero ¿habrá que esperar a que un planetoide impacte, ante la inacción de un sistema corrompido, con la Tierra para exterminarnos?, no es necesario.
La descomposición social que vivimos, con problemas como la pobreza, la violencia y el ecocidio, se han convertido en una amenaza real para el proceso civilizatorio.
La concentración de la riqueza y la ineficacia del Estado para otorgar seguridad, propician un funcionamiento distópico del pacto social, además, agreguemos el cambio climático.
Ante ello, la respuesta es la propaganda. El slogan (como realidad alterna), arrasa a la reflexión y somos bombardeados con fake news que abonan a la confusión.
Cada día hay más pobres, el odio se multiplica y seguimos convirtiendo al planeta en un gran inodoro. Neta, no necesitamos ayuda externa, solitos nos damos en ‘la madre’.
La única salida es discernir ante la propaganda, para ello, la educación es el método, la verdadera ruta liberadora si es que aspiramos a obtener sabiduría…y futuro.