La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
No se distingue por ser cuarto bate y encima le mandan una ‘bola ensalivada’
Es una verdad histórica, Cuitláhuac García no tiene cualidades para gobernar, no sabe cómo, lo peor es que no lo entiende y construye su realidad alterna con ánimos de fuga.
En este sentido, desde la CDMX, se tomó la decisión de mandar a Xalapa a un personaje que ayudara, al gobernador ‘más bueno’ que ha tenido Veracruz, a salir del atolladero.
Sin embargo, ante el desinterés de Cui por los asuntos del poder, el impuesto secretario de Gobierno, Eric Cisneros, ha tomado la batuta para decidir el rumbo de la 4T jarocha en los temas más sensibles de la gobernanza: la relación con la oposición y la seguridad pública.
En el primer rubro, Eric se conduce bajo la premisa de: están conmigo o están contra mí, por lo que, la construcción de consensos fue sustituida por el autoritarismo. Así pues, utiliza a la FGE, el ORFIS y el Congreso local, como medios de presión contra los ‘rebeldes’, el cierre de pinzas, se da con la sequía presupuestal orquestada desde la secretaría de Finanzas.
Las denuncias son constantes, pero el góber atribuye todo a ‘los que se fueron’, ya que, al quitarles privilegios ‘andan enojados’, no obstante, el gobierno local es la comidilla nacional, porque se han documentado graves violaciones a los Derechos Humanos.
En lo relativo a la seguridad, los hechos saltan a la vista, la violencia no disminuye y la policía estatal es siniestra, con todo lo que ello implica. Las cosas se han descompuesto a tal grado que, desde Palacio Nacional, improvisan con frecuencia ‘rescates mañaneros’.
Si el miedo a extirparse ‘el tumor’ prevalece en el mandatario, no podrá superar la percepción que predomina en el imaginario colectivo y que puede resumirse así: este es el despacho de Cui, enfrente está la oficina del que manda.