La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Los esgrimistas tropicales hacen la comunicación política a machetazos
Al margen de la conclusión que tenga la disputa de un grupo de senadores, liderados por Ricardo Monreal, con el gobierno de Veracruz, encabezado por Cuitláhuac García, un primer resultado es la fractura que ha provocado al interior de MORENA.
Al rescate de Cui, no les queda de otra, han salido el presidente López Obrador y la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum que, en todo caso, buscan disminuir el protagonismo mediático que ha tenido Monreal, merced al entuerto señalado.
Lo comentamos en una entrega anterior, la crítica al delito de ‘ultrajes a la autoridad’ y la defensa de José Manuel del Río Virgen, le permite al zacatecano erigirse como un defensor de los Derechos Humanos, además de exaltar el valor de la amistad. En este contexto, ambas situaciones son bien recibidas por el imaginario colectivo, el manejo inteligente de las emociones suele dar buen capital político.
Colmilludo, don Ricardo afirma que no se confrontará con AMLO, sin embargo, al arrinconar a Cuitláhuac (que no tiene el talento para salir solo del asunto), el Tlatoani tiene que entrar al quite para apuntalar a su pupilo y lo de la señora Sheinbaum, es un acto reflejo.
En cualquier sentido, las atropelladas decisiones del gobernador veracruzano, tendrán repercusiones negativas en el proceso legislativo (sin contar el impacto en el tema sucesorio), ya que, al estigmatizar al líder senatorial, se pone en riesgo sacar adelante las reformas en materia eléctrica, electoral y de la Guardia Nacional y no se puede descartar que la onda expansiva llegue a San Lázaro.
No hay de otra, el control de daños pasa por tres etapas: derogar el delito de ‘ultrajes a la autoridad’, amparar y luego exonerar a del Río Virgen y ‘cortar’ un par de cabezas.