-Victor Roccas.
Actualmente cuando se alega criminalidad lo primero que a la mente acude es la imagen del ladrón, el narcovendedor, el huachicolero, el tratante de blancas, el asaltante de rutas, el pandillero, el pollero, el chantajista, el secuestrador, etc, pero se olvida el crimen también se origina en el gobierno, es más, desde el gobierno nace y disemina con total impunidad hasta alcanzar a los exponentes en principio detallados pues es el mismo poder quienes los cobija, los utiliza y los patrocina, ya sea mediante modificación de leyes a modo, mediante la omisión de leyes, o descaradamente protagonizando crímenes desde las posiciones de poder municipal, estatal y federal, como, una vez más, se ha observado y a justificado con el “diezmo” de la flamante Secretaria de Educación, la maestra Delfina Gómez, quien era y sigue siendo avalada por el presidente como ¡Honesta, digna, un ejemplo..! Así es lector, un ejemplo sin duda de como funciona la transformación de este país bananero, a buen árbol nos han arrimado…
Pues hoy ya no se puede negar que la Maestra Delfina (ex presidenta municipal de Texcoco) incurrió en un delito (TEPJF) como también lo hizo el hoy flamante y nuevo Administrador General de Aduanas, Horacio Duarte (ex tesorero municipal de Texcoco) por más de 13 millones de pesos de 2013 a 2015 al agenciarse al ¡Viva México Cabrones! el 10% de cada salario del ayuntamiento de Texcoco para uso discrecional, el castigo; 4.5 millones de pesos a cuenta de la ciudadanía ya que la multa es a MORENA no a la maestra además de la exoneración, perdón y olvido del santísimo. Seguramente habrá quien me conteste que cualquier delito de la Maestra es “peccata minuta” comparado con los ¡delitos! del pasado, o de otros que no cubre el divino y santificado dedito de Macuspana que todo lo sabe, esta justificación es absurda y no tiene cabida más que en el cinismo de un gobierno falsamente transformador, igual al PRI, al PAN o a cualquier otro partido.
En no pocas ocasiones mis letras han expresado la estulticia de un pueblo pendejo que aún cree en el proceso democrático de elección popular, en lo particular en este país cocotero, e insisto en definirlo así no con dolo sino con tristeza pues a este punto ha llegado gracias a la sumisa voluntad combinada con la ignorancia supina de un electorado que ha permitido que generaciones de parásitos gobiernen y administren el estado mediante la farsa, la manipulación, la imposición, la corrupción pero sobre todo con abuso de confianza.
No ha sido posible ni aún con las más honestas voluntades frenar está debacle crónica de resultados sexenales, millares de parásitos demagogos, prepotentes y ambiciosos que alcanzan el poder administrativo y directivo de las vidas de millones de vulnerados que no han visto la suya desde hace siglos, así es estimado lector ¡siglos! de inequidad, injusticia, discriminación, violencia, pobreza, hambre, muerte y demás azotes sociales a manos de una casta de sociópatas que hasta hoy son idolatrados y elevados según la tendencia y conveniencia de su propio poder.
Al día de hoy un servidor, como veracruzano, me sorprendo de la capacidad de irresponsabilidad del electorado para supuestamente elegir a quienes administrarán y aplicarán las leyes en el estado, se eligen no como administradores al servicio de la ciudadanía sino como gobernantes totalitarios con un pueblo pendejo que les avala.
Efectivamente la justificación del sistema de votaciones es de doble filo; para el electorado es la garantía de la cacareada voluntad popular que dicta lo que es mejor para la mayoría, para quien resulta convenientemente electo a gobernar significa literalmente una licencia para matar extendida por esa “mayoría” que no solo le ha votado sino que carga con la responsabilidad total por haberle elegido, lo cual de inicio es mentira.
Porque, repito, la elección de cada “gobernante”, que no administrador, no es una elección del pueblo, es la selección de un sistema de partidos corruptos que se encubre bajo publirrelacionismo electoral, campañas de pastelazos pero con mierda, mensajes repetidos incesantemente en medios de comunicación masivos, controversias insulsas de carácter pasional o sea chismes de lavadero, manipulan no la inteligencia del pueblo pendejo, que es inexistente, sino las pasiones más básicas de los vulnerados imbéciles que son millones en pos de esperanza y fe.
De tal manera la continuidad del sistema de elección de administradores del gobierno es una total falacia estructurada por cada uno de los niveles de corrupción en el gobierno y en la partidocracia que se sustentan en el supuesto de la responsabilidad de la mayoría de un pueblo pendejo que los elige y por tanto “el pueblo pendejo se aguanta por que así lo decidió y lo votó”.
Y perdonara el estimable lector pero la revocación de mandato es otro sin sentido pues en principio se carece de la información completa de la realidad, de la eficacia o no de una administración ejecutiva, ¿Cuáles son los datos que dan certeza a la capacidad o incapacidad de este gobernante? ¿Acaso son el incumplimiento de muchas de las promesas de campaña?¿Acaso los indices de violencia, inseguridad, pobreza y migración? ¿O será solo la medición de los indices de popularidad de empresas encuestadoras antes señaladas como corruptas y ahora arropadas como la justa medida de la verdad republicana?¿Será acaso que para decidir la revocación de mandato nos sujetaremos a la pasión de un pueblo pendejo que no quiere aceptar que se puede haber equivocado y que hasta el final, como los fanáticos del fútbol o los religiosos, apoyarán al consentido y no al capaz?¿O nos ceñimos a la recurrente auto infligida glorificación desde el púlpito de las mañaneras?
Perdonarán entonces aquellos que enarbolan el voto democrático en México como el ejercicio cívico más importante del pueblo, lo anterior es una soberbia pendejada si este ejercicio se reduce al acto de colocar una “X” en una boleta sin mayor consideración que el pensamiento colectivo inducido por cada partido y publicitado por el mismo gobierno como juez y parte, es decir literalmente como una maquina sin más voluntad que la programación previa.
En México la consideración del votante es en su inmensa mayoría un factor de pasión, de fe, de esperanza pero carente de conocimientos cívicos e históricos, razonamiento crítico y consciencia ciudadana y mucho menos un criterio realmente político, ya ni hablar del reconocimiento del bienestar común.
Ejemplos tenemos ya más que suficientes de lo que esto ha traído como resultado; “gobernantes” prácticamente todos señalados de corrupción y otras ilegalidades, literalmente no hay politiquillo exento de tales acusaciones, no son hombres probos, no son honrados, no tienen principios republicanos, no son servidores públicos, no son administradores al servicio de la ciudadanía, no son respetuosos de la leyes que les deberían regir, son incapaces de dar un paso si ese paso no les confiera alguna ventaja partidista, ganancia financiera o prerrogativas de poder, todos han resultado beneficiados, ellos mismos, sus familiares directos, e indirectos, sus amigos, amantes, sus hombres de paja, sus lamesuelas, sus alcahuetes, etc, todos excepto el pueblo pendejo que les ha votado.
Todos, todos estos gobernantes ya sea a nivel federal, estatal, municipal se han arrogado fortunas en dinero, propiedades y empresas, ningún otro ciudadano común (como no sea parte del crimen) ha sido capaz de enriquecerse con esa velocidad y con tal cinismo al amparo del poder que ellos mismos ostentan, ni aún los empresarios multimillonarios Forbes que no escapan a esa condición de contubernio, intereses compartidos y corrupción mutua, quienes lo nieguen mienten.
Las grandes fortunas en México no se han generado con esfuerzo, ni con honradez ni honestidad y mucho menos con responsabilidad social, se han acumulado al amparo de la corrupción e impunidad, de los intereses oscuros, secretos, a la sombra de la explotación laboral, corrompiendo las leyes y las normas, todos lo saben pero parece a la gran mayoría le gusta hacerse pendeja, cerrar lo ojos y aceptar la condición de pueblo sumiso, obediente, servil y pendejo.
Por ellos y en ello padecemos, por ejemplo, a AMLO avalando, apoyando y aplaudiendo a Delfina Gómez, a Horacio Duarte y a Cuitláhuac García quien por su parte ya hoy es considerado uno de los peores gobernantes del estado de Veracruz ¡Y ello ya es motivo de alarma dado los antecedente de comparación!
Igualmente tenemos a una engrandecida y consentida Rocío Nahle quien se erige como la unívoca próxima auto-elegida gobernante del estado de Veracruz aplaudiendo y dando el espaldarazo al actual Gobernador del estado Veracruzano como también lo hace oportunamente la hija política putativa del Peje, Claudia Sheinbaum (otra joyita más de la 4T) ¿Coincidencia, curiosidad, nobleza entre ladrones, lealtad partidista, apoyo institucionalizado a la vieja escuela, fraternidad despótica de parte de AMLO, Nahle y Sheinbaum a Cuitláhuac?
¡No, es el poder ejerciendo su propia voluntad sin tomar en cuenta ni al menos la voluntad u opinión ciudadana, ni al menos las cifras alarmantes y resultados deplorables ni tampoco las denuncias y escandalosas omisiones y corrupción para aplicar las leyes constitucionales, ni al menos la obligatoriedad para ceñirse a los artículos de la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos y recomponer la inconstitucionalidad de inmediato.
Recordaré al estimado lector que por ejemplo la “Ley de Ultrajes a la Autoridad”, en Veracruz, ha sido reconocida, calificada de inconstitucional y evidentemente contraria a los derechos humanos, pero de no haber sido observada en principio por Ricardo Monreal de manera particular gracias a su amistad con la familia de un joven víctima de la susodicha ley, pocas posibilidades de atención nacional (y del Gobierno mismo) hubiese obtenido, posteriormente sería el asunto de Juan Manuel Del Río Virgen, secretario de Monreal, lo que magnificaría la resolución personal del Senador Monreal por intervenir de forma más acuciosa. Es decir ni AMLO, ni Cuitláhuac García, ni Roció Nahle, ni el Congreso Estatal, ni el Congreso Federal, ni el pueblo pendejo, etc, habrían levantado al menos la ceja ante una ley literalmente criminal de no ser por un factor de interés personal que elevó tal aberración a su “divina” consideración y que finalmente se reduce a los “sacrosantos” niveles de popularidad electoral.
Aún con todo lo anterior los hijos de la chingada que nos gobiernan, nos manipulan y dispensan verdades a medias, pues sin importar las recomendaciones de la CNDH, la publicitada intervención de Ricardo Monreal, o la “caravana mediática con sombrero ajeno” del cínico Gobernador de Veracruz, es la LXVI Legislatura quien deberá anunciar alguna modificación futura a la Ley, entretanto jurídicamente sigue vigente para todo ciudadano vulnerando criminalmente derechos constitucionales y humanos.
Así se manejan las leyes y la democracia en México, así se manipula la selección de candidatos a cada gobierno municipal, estatal y federal, mediante el dedazo desde la cúpula partidista, desde el aval presidencial, así se vende la idea de una inexistente voluntad del pueblo pendejo para elegir a sus gobernantes verdugos que apoyan el crimen bajo el resguardo de la popularidad electoral, de esta manera la grilla convenenciera personal avasalla a la política de conveniencia social…
-V. Roccas.