Eduardo Sadot
Con preocupación, los mexicanos que amamos a nuestra patria señor presidente, recibimos primero la noticia de que había ido al hospital militar a asistir a una revisión de rutina, luego nos informaron que hubo de ser sometido a un cateterismo, para los neófitos – es decir ignorantes – sobre temas médicos, creemos – como siempre – que la regla de la 4T es no mentir y, lo demás del estribillo que tanto nos ha machacado desde las mañaneras y le creemos. Pero un cateterismo no es un tratamiento rutinario, es consecuencia de algún evento imprevisto. Qué bueno que le atendieron a tiempo, también, que bueno que como en el caso de sus dos contagios de COVID ha contado con la atención médica indispensable y necesaria, a la que también, en el infarto que sufrió antes de ser presidente, tuvo acceso en uno de los hospitales más caros y lujosos de México, que bueno señor presidente, que los doscientos pesos que trae siempre en sus bolsillos le alcanzaron para pagar su curación, porque si no trabaja no recibe sueldo, no tiene servicios médicos públicos, pues era necesario acudir a esos hospitales, los mismos que usted insiste que los consejeros de los organismos autónomos como el INE no tienen, por lo que tienen que recurrir a seguros médicos privados. Me da mucho gusto que se encuentre bien y que siga conservando así su salud, con la atención médica, oportuna, adecuada y especializada, para eso es nuestro presidente, faltaba más.
Pero por otro lado lamento que otro mexicano no haya tenido la misma suerte, un mexicano de su edad, sin empleo, porque la venganza de sus subordinados y receptores y aprendices destacados de su odio, lo despidieron, por el único pretexto que necesitaban su puesto para el hermano, hermana, amigo, amiga o hasta amante, recomendado de uno de sus subordinados, porque no importó que tuviera estudios de posgrado en la misma universidad en la que usted tardó catorce años en titularse, no se trata tampoco de un “fifi” sino de un hombre dedicado a cumplir con excelencia y diariamente con su trabajo, un hombre honesto que pagaba mensualmente la deuda de su casa, los gastos de sus hijos, la manutención de su hogar y que alcanzó a guardar algunos ahorros, que al quedarse sin trabajo desde que usted llegó, acabó con ellos, sin empleo, a pesar de su formación, se fue consumiendo en sus desgracias, que provocó la desarticulación de su familia, porque sus hijos tuvieron que emigrar a Estados Unidos y Canadá, en busca de las oportunidades de trabajo que la 4T que usted encabeza, no les pudieron ofrecer, como a tantos y tantos jóvenes que son los que envían dinero a sus hogares por éste motivo y que usted presume que nunca en la historia del país, los migrantes habían mandado tantos dólares a México, lo que le ha permitido mantener la estabilidad cambiaria de nuestra moneda, es quizá a eso a lo que se refiere usted, como logro de su gobierno, haberlos lanzado al destierro. Sabe usted acaso – sí cláro que sí lo sabe y no le importa – que mientras usted y su familia se enriquecen sin haber estudiado ni trabajado, esa familia no tuvo servicios médicos para atender a su padre, porque no tenía trabajo y la presión de sus angustias le provocaron, exactamente lo mismo que usted tuvo, la necesidad de un cateterismo que pudo salvarle la vida. Salud presidente, que bueno que a usted lo atendieron a tiempo.
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