Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George
Desde que el viejo Hegel comparó a la ley con el mitológico Búho de Minerva, que extiende las alas sobre la sociedad al crepúsculo del día, cuando las costumbres estaban establecidas, el carácter conservador del derecho se entendió por encima de su función transformadora. Lo del Enciclopedista era una buena alegoría. El derecho es una realidad, factor de cambio.
Haciendo tabula rassa de todas las obligaciones, modalidades, acepciones, teorías, conceptos, definiciones y de toda la parafernalia que se ha escrito sobre el Estado, que de ser un Leviatán super poderoso lo hemos convertido en un ente cargado de pasivos patrimoniales, nos quedamos…
…con los conceptos presocráticos que desde la Helade mediterránea definieron los filósofos jónicos: el Estado es la obra superior de la cultura. Esta apreciación milenaria no es menor y nos lleva siempre a considerar que la única justificación de existir del Estado es brindar seguridad y justicia, en la amplia acepción de los términos.
Esto supone que la ley está en los fundamentos mismos del Estado. No puede haber organización política si no hay una sólida estructura de cimientos jurídicos y de defensa del orden entre sus gobernantes. No se puede vivir en una democracia sin estabilidad, producto de leyes e instituciones que la hagan cumplir.
Nos quedan demasiadas armas culturales para resistir el embate de los embaucadores de toda estofa. Puede ser la gran tarea del presente mexicano, amenazado por ignorantes de dentro y de fuera. Estamos llamados por la coyuntura histórica a refrescar el gran esfuerzo de construcción de este país.
Pues todo intento de exaltación nacional ha sido un proceso de rebeldía anticolonial que siempre ha disgustado a los favoritos y a las capas sociales que todavía insisten en preservar toda dependencia estructural. Eso es lo que hay que demoler. Recordar los formidables testimonios de nuestra cultura e identidad.
Las verdaderas hazañas de los ancestros próximos y lejanos y la conciencia de la tierra, que debemos plantar muy hondo para afirmar nuestra identidad frente al mundo de una vez por todas. Rescatar los insondables secretos de la cultura y las aristas de nuestra auténtica antropología.
Todos estamos obligados a ponernos la pila. La prensa, la radio, la televisión, las redes sociales, deben constituir vehículos de la integración nacional y enaltecimiento de la vida en común y de sus valores. No es necesario hacer política ficción cuando existen infinidad de problemas que pueden ser resueltos con mínimos de ética y de imaginación.
Adecuar los argumentos a la realidad social, orientar al pueblo para que adquiera conciencia de la necesidad imperiosa de su transformación económica, social, laboral y cultural. Destacar los frentes de lucha primigenios: el campo, la fábrica, la escuela, el trabajo.
Propiciar desde el poder y estimular el estudio de la realidad nacional y de nuestra intrincada y generosa geografía. Contribuir a desarrollar la capacidad de organización, redistribución de los beneficios y aprendizaje de las tecnologías de punta entre las clases olvidadas. Porque todos vamos en el mismo barco.
Promover y difundir el conocimiento de los valores entrañables, folclóricos y artísticos del país, con objeto de estimular las expresiones auténticas de la cultura nacional y latinoamericana, como un primer paso para recuperar las raíces comunes, la solidaridad humana y dirigir la mirada hacia nuestros iguales.
Difundir los valores universales de la cultura hacia todos los sectores, clases y regiones, a través de permanente interacción como una labor principal, dentro de la larga cadena de perfeccionamiento democrático y de olvido de los enclaves enajenantes que nos condicionaron e indujeron a la sumisión.
Todo país emergente requiere de la participación de los ciudadanos en los procesos de producción y en la toma de decisiones políticas, máxime cuando han sido masacrados por una guerra civil no declarada oficialmente.
Debemos detener a todo costo la cifra de analfabetas, de desnutridos y de hambrientos que pululan sin destino por el territorio…establecer la presencia de mejores oportunidades de trabajo, de una más justa distribución de los ingresos, de una mayor afluencia a las fuentes formativas de la cultura popular.
La cultura es un derecho político por excelencia, no el origen de la corrupción. La libertad cultural debe ser entendida como el reforzamiento de la cultura colectiva sobre la problemática del país en que se vive. Si no es así, se trata sólo de una apariencia, de un decorado en el rincón de la sala.
Dinero tirado al caño.