* ¿Por qué desconocemos lo que motiva a un buen número de mexicanos, moverse de un lugar a otro dentro de su casa? ¿Huyen de la posibilidad, nada remota, de terminar sus días en una fosa clandestina? ¿De los abusos de poder? ¿De la violencia de los narcotraficantes? ¿Del hambre? Quizá de todas juntas
Gregorio Ortega Molina
¿Qué expulsó a los hebreos de Egipto? ¿Sufrimiento y dolor físico, por la esclavitud laboral a que los sujetó Faraón? ¿El llamado al inicio de dar cauce a los mitos fundacionales que los transformó en Pueblo Elegido, primero, y luego de entregarles la Tierra Prometida abrió la puerta a la diáspora?
La puntualización de los sucesos y su desarrollo importa sólo a los israelitas, que ya no son hebreos, y a esa parte castigada por la Shoah y es más identificada con el judaísmo y la barbarie que con el llamado a la salvación. Interesa también a los practicantes de su fe, a los ortodoxos. Israel está asentada contra todo y en contra de todos, quizá hasta de muchos de ellos.
Su Éxodo, el paradigma de toda migración, es muestra del significado de huir de lo considerado zona de confort y por diversas razones dejó de serlo, o buscar nuevos aires, novedosas motivaciones para desarrollar ese afán de ser que es fomentado por la relación humana, por el conocimiento de otras culturas y el estudio de las civilizaciones ajenas a la nuestra. Occidente no es la panacea ni la verdad revelada.
Es en este contexto que debemos cuestionarnos sobre las actuales olas migratorias, pero sobre todo las que ocurren de manera interna dentro de los países que se niegan a aceptar su nueva realidad y esa actitud que los aleja de toda empatía y los “obliga” a rechazar a los propios, cuanti más a los extraños.
¿Existe un análisis de la migración interna en México, que incluya motivo, lugares de origen, destino… y decesos durante el proceso? ¿Dónde van a refugiarse los desplazados de Chiapas, los expulsados por las magnas obras públicas y de seguridad nacional? ¿Dónde fueron a esconderse los huidos de Allende, Coahuila, o los de Aguililla, Michoacán, o dónde van a dar con sus huesos los de Guerrero, Sinaloa y Veracruz, por aquello del ultraje a la autoridad?
¿Por qué desconocemos lo que motiva a un buen número de mexicanos, moverse de un lugar a otro dentro de su casa? ¿Huyen de la posibilidad, nada remota, de terminar sus días en una fosa clandestina? ¿De los abusos de poder? ¿De la violencia de los narcotraficantes? ¿Del hambre? Quizá de todas juntas.
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