La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El Big Brother es el coco en formato digital
El Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, es uno de los funcionarios más poderosos del país, junto con los secretarios de la Defensa y de Marina, después del presidente, son el trío más temible, con los que nadie desea tener bronca.
Por ello, el audio en el que es exhibido planteando componendas para manipular a los ministros de la Corte, es una muestra de la indefensión en la que estamos todos los mexicanos: si graban al fiscal ¿quién se salva?
Más allá de que lo evidenciaron tal cual es: mañoso, misógino, altanero, caprichoso, soez e ingenuo, la grabación desnuda la debilidad del Estado Mexicano: no hay privacidad en el proceso de toma de decisiones, por lo tanto, burlar la ley, es parte de la cotidianeidad.
Sino fuera una tragedia, sería anecdótico enterarnos que el responsable de tener a raya a los malosos, es víctima de actos ilegales. El hecho, nos recuerda al inspector Clouseau o al Súper Agente 86, personajes más conocidos por su simpática torpeza que por su eficacia.
No cabe duda, el aparato de procuración de justicia está podrido, la corrupción hizo metástasis, urge derribarlo para replantear la institución misma desde la raíz, ya quedó claro, que no basta con los ‘buenos ejemplos’ del señor presidente.
Por cierto, no queremos imaginar el papel de Gertz, en reuniones con fiscales de otras partes del mundo ¿les hablará de sus ‘resultados’ en el combate al crimen organizado?
Para documentar el optimismo, acusan fuentes informadas, que existen más audios del voluntarioso y vengativo funcionario, por ello, no es aventurado preguntar: ¿quién sigue en la lista? ¿YSQ?
Ni hablar, lo religioso es seguir esperando resultados, lo técnico, correr a confesarse.