* Los eternizados líderes del Partido Verde en Hidalgo, han resultado unos pésimos patrones que no pagan a sus empleados, pese a obtener financiamiento público para su membrete chapulín, al que han convertido en un negocio de familiares y amigos que se reparten los cargos de elección a su antojo; las demandas laborales en su contra son el hilo conductor para que las autoridades laborales les practiquen una auditoría y, en su caso, les finquen responsabilidades por desviar recursos que están etiquetados para salarios
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial Expediente Ultra
El cacique y «guía moral» del Partido Verde Ecologista (PVEM) en Hidalgo, Cuauhtémoc Ochoa, enfrenta demanda laboral colectiva y señalamientos airados de corrupción y favoritismos, pues mientras el político ni suda ni se acongoja por los costos inflacionarios, los empleados de base han tenido que regatear el pago de sus salarios desde hace varios años, en tanto el ex aspirante a la gubernatura elude sus compromisos con engaños y promesas nunca cumplidas.
Los empleados denunciantes señalan que «en 20 años, los que detentan el poder en el PVEMH han repartido las posiciones políticas entre familiares y lambiscones». Ochoa, en connivencia con el secretario general, Honorato Rodríguez Murillo, han utilizado las candidaturas a puestos de elección como instrumento para consolidar, lo mismo ganancias económicas como poder político, y ahora los empleados que laboran en las oficinas reclaman sueldos y prestaciones, lo que deberá resolver la autoridad laboral en Hidalgo.
A mayor abundamiento, los damnificados de las pillerías de la dupla Ochoa-Rodríguez, todavía muestran algo de sentido del humor al señalar que ante sus demandas, ellos imitan a la muchacha de: «Quién es quién en las mentiras» en las «mañaneras» de Palacio, cuando responden algo parecido a: «no es falso, pero se exagera».
Pero los empleados perjudicados no recurren a frases insulsas, sino que denuncian con nombres y apellidos. Así las cosas, difundieron una lista de por lo menos diez casos concretos de familiares y favorecidos que han detentado o bien mantienen puestos públicos como «una gracia» concedida por Ochoa-Rodríguez, a saber:
Señalan a Lorena Cruz, Ángel Estrada, Jesús Gaona y Juan Carlos Anaya, quienes han señalado que «aquellos que ingresan al PVEM lo hacen con la convicción de que no devengarán sueldo o salario por servicios, si acaso serán premiados con un cargo de elección».
En la reciente elección, como diez botones de muestra, señalan a:
Alfredo Feregrino, compadre de Ochoa Fernández, premiado con la presidencia municipal de Alfajayucan; Regina Ochoa Reyes, hermana de Ochoa, regidora en Pachuca; Citlalli Rodríguez Ciordia, hija de Honorato Rodríguez, Síndico en Huichapan, y fue regidora en el periodo de Armando Jiménez.
Así también, en Nicolás Flores fue impuesto como regidor por Rodríguez Murillo su hijastro, Víctor Noé Granillo; en Mineral de Reforma llegó como regidora, María Fernanda de la Torre Zúñiga, quien es hija de Octavio de la Torre, ex diputado local, primo de Ochoa y actual Subsecretario de Semarnat-Hidalgo.
Sigue Erika Ochoa, impuesta por Cuauhtémoc como Síndico de Chapatongo; María Alicia Colín Alarcón, postulada como Síndico en Tula de Allende y quedó como regidora. Es madre de Vinicio Velázquez Colín, secretario particular de Ochoa; su hermano, Diego Velázquez Colín, quien ya fue regidor.
Sigue Noemí Granillo Martínez, impuesta por Rodríguez Murilllo en la planilla para Tezontepec como Síndico, quien además trabajó en el IEEH, recomendada por Honorato.
Fabián Juárez Callejas, postulado a regidor en Tulancingo, fue gerente del Verificentro 54 de Pachuca, propiedad de Cuauhtémoc Ochoa.
Los trabajadores confían en que la Junta de Conciliación en Hidalgo determine si existe o no relación contractual en el PVEM aunque, señalan indignados, «tal parece que Rodríguez Murillo actúa como presidente de la Junta de Conciliación».
Hoy, la autoridad laboral tiene la oportunidad de corregir el desaguisado que se vive en ese partido político (invento del finado Manuel Camacho), y así demostrar que son fieles defensores de las leyes laborales.
CUAUHTÉMOC OCHOA, NUEVO «REY DE LA BASURA»
Encarcelado —finalmente— su tocayo, Cuauhtémoc de la Torre, ahora el diputado ex verde y ahora de Morena, Cuauhtémoc Ochoa, muy bien puede reclamar, por «derecho propio», el honroso título de «Rey de la Basura» que detentó por decenios el abusador de mujeres.
Con el membrete del PVEM (Las tres mentiras: Ni partido, ni verde ni ecologista) Ochoa se hizo de grandes negocios, como cuando, en 2016 era subsecretario de Semarnat y con enjuagues con el difunto gobernador de Puebla, Moreno Valle, pudo hacer negocios fraudulentos. Sucedió en esos tiempos que por medio de la firma «Pro-Faj Hidro Limpieza», ganó una concesión por 30 años en 23 municipios, con licitación amañada, para el proceso de la basura.
Ocurrió que los alcaldes de esos municipios de pronto se enteraron que habían sido timados, que la concesión era un gigantesco fraude y pegaron de gritos. Pero en Hidalgo, Ochoa sigue en su negocio y ahora con el respaldo de Morena, donde lo que importa es «la obediencia ciega» y cumpliendo eso, se pueden hacer todas las tropelías imaginables.
Ochoa, sus familiares y amigos, han olvidado un pequeño detalle que puede transformar su omisión laboral en delito electoral, y federal, porque los recursos públicos entregados a los partidos deben etiquetarse y ejercerse de manera transparente, sobre todo en lo relacionado en el pago de salarios. La denuncia de los iracundos empleados apunta a ser el hilo conductor de una malversación de fondos desviados a fines distintos a los establecidos en las leyes electorales.
Las autoridades en la materia tienen la excusa perfecta y fundamentada para realizar una auditoría al partido veleta que, por cierto, quiso acuchillar por la espalda a los trabajadores de todo el país con su cobranza delegada que pretendía embargar su salario para pagar créditos usureros. De lo que ya no hay la menor duda, es de que para estos seudoecologistas, los asalariados son algo menos que un cero a la izquierda. Las pruebas, al menos en Hidalgo, saltan a la vista.