Francisco Gómez Maza
• Los “consumidores” mantienen su confianza en la economía
• A pesar de que no son muy optimistas del futuro inmediato
No obstante que la economía mexicana marcha por caminos tortuosos, pedregosos, llenos de baches, brincando obstáculos aparentemente insalvables, los llamados consumidores (quién sabe por qué se les llama así, si no son gusanos) aún no pierden la fe, la confianza, la esperanza en que la calidad de su vida mejorará.
La inmensa mayoría de los habitantes de México ha sido tan vapuleada por los gobiernos del capitalismo salvaje, que ahora no les queda más que confiar en un proceso económico muy golpeado por la pandemia de coronavirus, los efectos de la conflagración bélica a orillas del Mar Negro y el salvajismo de empresarios, distribuidores y comerciantes, sin ningún escrúpulo.
A pesar de la propaganda negativa en contra del presidente López Obrador, cabeza de una administración nacionalista y progresista (no se le ve lo chavista, socialista o comunista por ningún lado), la mayoría de los consumidores conservan la confianza en la economía. Y así lo constatan las mediciones, las encuestas que realizan con frecuencia el INEGI y el Banco de México.
Y la confianza la mantiene la mayoría de los consumidores a pesar de los magros resultados de los procesos productivos. El limón y el aguacate, por ejemplo, son vegetales que en general nunca faltan en la mesa de los mexicanos, y ahora son “inconsumibles” por sus elevadísimos precios.
La inflación aumenta día con día. Los precios son elevados por los grandes comerciantes de un día para otro. Los salarios de los trabajadores no son suficientes para satisfacer todas las necesidades y requerimientos de la familia.
El precio del dinero sube diariamente como parte de una política monetaria que intenta controlar la inflación, pero que no lo logra porque no toma en cuenta factores humanos como la avaricia de productores, distribuidores, coyotes y comerciantes, especialmente de las grandes corporaciones, entre las que destacan por su codicia las cadenas de tiendas, que lucran inmisericordemente con los alimentos.
Sin embargo, las mediciones de la confianza de los mexicanos (“consumidores”), realizadas tanto por el banco central (Banco de México) como por el INEGI (Instituto de Estadística y Geografía) muestran a un mexicano que aun mantiene la fe, fe es confianza, en esta economía, que enfrenta graves problemas de oferta, de precios, de costo del dinero, de cotización del peso, entre otros, no obstante, el pesimismo de muchos analistas y econometristas.
El Banco de México y el INEGI dieron a conocer, al alimón, el reporte de la confianza del consumidor del mes de marzo, el cual indica y mide las opiniones en torno de la situación económica, que mantienen los integrantes del hogar, en el momento actual frente a la que tenían hace doce meses.
La confianza de los mexicanos ante la situación económica, a pesar de las dificultades externas como el mal comportamiento de la economía de los Estados Unidos, crecieron 1.0 puntos entre febrero y marzo.
El rubro que evalúa la expectativa sobre la situación económica de los miembros del hogar, dentro de doce meses, respecto a la que registran en el momento actual, creció 0.7 puntos. La variable que mide la percepción de los consumidores acerca de la situación económica del país, hoy en día, comparada con la que prevaleció hace doce meses aumentó 0.1 puntos.
La opinión sobre las posibilidades, en el momento actual, para efectuar compras de bienes durables, tales como muebles, televisor, lavadora y otros aparatos electrodomésticos, se incrementó 1.4 puntos.
La fe se mantiene, pese a las expectativas sobre la condición económica del país, esperada para dentro de un año.