* Epigmenio furioso; AMLO “muy contento”
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Pocos minutos después de que el INE dio cifras preliminares del voto en la consulta para “revocación de mandato” presidencial, Epigmenio Ibarra, productor de TV con estrecha relación en Palacio Nacional apareció en una televisora estatal con un grupo de diputados de Morena. El rostro descompuesto por la ira, indicativo de que vio un ejercicio desastroso, vociferó una serie de acusaciones hacia el árbitro, al extremo de afirmar que “exigió rescate” (el presupuesto necesario) para instalar “casillas suficientes”.
Pero casi a la medianoche del domingo apareció el Presidente López Obrador en un video donde dijo que “estoy muy contento” con los resultados, y añadió: “A pesar de los pesares, mucha gente salió a votar y México avanzó hacia la democracia participativa”.
¿Cómo puede suceder eso? El consejero áulico y el Presidente mostraron visiones absolutamente contrarias en cuanto a un mismo acontecimiento.
Se puede conjeturar que Ibarra, con picaporte en la oficina del Ejecutivo, tuvo información de primera mano en el sentido de que en caso de un fiasco, habría qué cargar todo al INE y recrudecer los ataques al Instituto en tanto se elabora una “reforma electoral a fondo”.
Pero AMLO, en todo caso, optó por dar “al mal viento buena cara” y reservar la estrategia general para las tareas por venir. Así las cosas, vimos un tono conciliatorio, al tiempo que el rechazo, en los hechos, de obsequiar a los adversarios la aceptación de una siempre hipotética derrota.
En todo caso, el lunes siguiente campeó en el ambiente político una idea: reducir el porcentaje de 40 por ciento de votos totales en relación con el padrón electoral a… 20 por ciento, aplicable, claro, al próximo Presidente de la República.
AMLO dijo el domingo que “hay qué participar, la democracia tiene qué convertirse en México en un hábito, porque eso nos va a ayudar a que nadie, en ningún nivel, en la escala (de poder) se sienta absoluto”.
LOS NÚMEROS CRUDOS: FIRMAS Y VOTOS
El procedimiento de revocación de mandato comenzó, como lo manda la ley, por la recolección de firmas de ciudadanos de a pie: se entregaron 11 millones cien mil firmas.
Se emitieron 16.5 millones de votos (15.5 mdv por el “se queda”), la diferencia entre una y otra cifras fue de 5.4 millones de votos.
De esto se desprende que cada ciudadano firmante no pudo convencer a otro ciudadano para ir a votar.
Por cada dos firmas hubo tres votos.
Quedan muchas incógnitas a despejar. La primera, las elecciones de junio próximo en seis estados.
EN HIDALGO, NOTABLE VOTACIÓN
Los estados del centro y sur-sureste fueron los mayores aportantes de sufragios: El Estado de México registró un millón 921 mil; CDMX casi millón 423 mil; Veracruz, 980 mil; Puebla, 742 mil.
Quedó de relieve cómo, estados “morenistas”, no llegaron a los cien mil votos, como Nayarit, Zacatecas, Colima, Campeche y Baja California Sur.
Pero curiosamente, las notas periodísticas no destacaron lo sorprendente que fue el resultado en Hidalgo, que aportó 425 mil votos, si se toma en cuenta que en el pasado proceso para gobernador, el candidato triunfador de la coalición “Un Hidalgo con rumbo”, Omar Fayad, logró poco más de 520 mil sufragios.
Es claro que el proceso dará para muchos análisis e interpretaciones; en su conjunto, los antecedentes, los choques entre Palacio Nacional y el INE; las fricciones por campañas fuera de tiempo, y el fondo de todo: Un proceso “de revocación” que ningún grupo de ciudadanos inconformes con el gobierno promovieron sino todo lo contrario, y que para el registro de “singularidades”, fue ideado y promovido al nivel del conflicto, por el mismísimo gobierno federal y su partido. Para Ripley.