CUENTO-LEYENDA
Cuenta la leyenda que… Hace ya unos mil años -antes de Cristo- existió en Yucatán un monstruo que hizo mucho – ¡pero mucho! – daño a los pobres campesinos yucatecos.
El culosaurio se había devorado las tierras de estos hombres, que tan arduo tenían que trabajar ¡todos los días!, para así poder alimentar, más o menos bien, a sus familias.
Y nadie, ¡absolutamente nadie!, quiso hacerle frente a este monstro -que la actualidad sigue viva en el cuerpo de una mujer semi gorda, que usa jeans muy ajustados, blusas con flores de colores y un peinado ¡muy ridículo! Nadie, ¡absolutamente nadie!, sospecha siquiera que ella es el culosaurio.
Por aquellos tiempos mencionados en esta historia, ¡nadie se atrevió a luchar contra él, o ella! Todos temían mucho ser devorados, no por las fauces de su boca, sino que por su enorme culo.
Y así, sin poder hacer nada en su contra, a los campesinos no les quedó más remedio que mirar -no sin dolor- cómo el culosaurio se fue devorando todas sus milpas y parcelas.
Pasado un tiempo, cuando al culosaurio ya no le quedaron más tierras por devorar, hizo sus maletas y entonces se largó para las Europas.
Apenas llegar aquí, se compró un título de licenciada en derecho para así poder vender las tierras que se había devorado.
En menos de lo que canta un gallo, todas las tierras fueron compradas por otro monstro, que también tenía forma de humano. Este monstro se llamaba “Bilyto Gays”.
Acabada la transacción -o transa-acción-, el culosaurio volvió a hacer sus maletas, se lavó su culo enorme y… entonces regresó a Yucatán.
Al llegar a Yucatán, el monstro con forma de mujer gorda, se hincó, besó la tierra, para luego enseguida exclamar: “Yucatán, ¡cómo te amo!”
Esta vez ella venía con planes de convertirse en gobernadora de esta tierra, a la que tanto daño le había hecho. Y, como ya casi no le quedaba nada del dinero de las tierras que les había devorado a todos los campesinos, pues necesitaba una nueva forma rápida y fácil para hacerse con dinero, ¡con mucho dinero!
Ahora, debido a tan trágico pasado de este estado, ¡ya nadie quiere ser campesino! Ahora todos prefieren comprarle frijol y maíz a Bilyto Gays… Muchos ancianos juran a sus nietos que todo esto de lo del culosaurio no es más que puro cuento, ¡una leyenda que a alguien se le ocurrió inventar para SEMBRAR terror a las nuevas generaciones! Otros más, en cambio, juran que sucedió de verdad.
¿Bueno, o malo? ¡Ya nadie -ni de broma- quiere ir al campo! Porque entonces temen que el culosaurio se les aparezca y que entonces los devoré con su enorme culo, a ellos y a los pocos centímetros de tierra que quedan en “esta tierra”, donde ya no existen: ni faisanes, ni venados… ¡ni nada!
FIN.
Anthony Smart
Abril/23/2022